“Niñas, niños y niñes que están en este tablado, este espectáculo ¡es para ustedes!”. Con esa invitación desde antes de que el telón se abra, Valores pone el pie firme en el Carnaval 2023 trayendo una vez más una propuesta diferente, arriesgada, que continúa la línea rupturista que asumió la comparsa desde su llegada al concurso oficial. Con los textos que nuevamente están a cargo de Jimena Márquez, el conjunto nos introduce el “Valorandia”, donde se desarrolla un cuento infantil en código de candombe.

La primera escena nos presenta a un rey en su trono y dos monstruos de colores, marcando de entrada una impronta que se aleja del tradicionalismo de las sociedades de negros y lubolos a la hora de encarar el espectáculo, pero que la comparsa adopta con total convicción.

El espectáculo transita por temáticas sociales, de identidad de género, de interpelación de lo establecido como verdades absolutas. Desde el lenguaje, desde el vestuario de los personajes, desde la búsqueda escénica, Valores pone en todo momento su sello distintivo arriba del escenario. Para hablar del proceso artístico que llevó adelante el colectivo que logró “Entre”, nombre del espectáculo 2023, la diaria dialogó con Lucía García, la responsable de la puesta en escena y dirección de actores del conjunto.

“En el reino donde gobierna Valorerto todas las cosas se entendían de a dos. O estabas de un lado o estabas del otro. O eras nena o eras varón. O hacías las cosas bien o hacías las cosas mal. Y lo que pasaba en el medio, el ‘Entre’, estaba prohibido. Era esto o aquello. Pero un día nació Valorico, el príncipe que le va enseñando al rey y al reino, que en realidad entre esos extremos pueden haber un montón de cosas”, explica García sobre el concepto que dispara la historia.

La actriz, directora y dramaturga reconoce que es parte de la identidad de la comparsa transitar por los bordes de la categoría: “El año pasado hicimos un quiebre bastante importante y este año, más aún. Para mí este es un tremendo espectáculo. El desafío tiene que ver con la temática, que es compleja, pero también con el modo elegido para contarla. Hay una doble complejidad. Como en cualquier espectáculo que está pensado para edades más pequeñas, los adultos nos involucramos un montón. Hay un lugar donde uno habilita cierto espacio de la ternura o del juego que capaz no lo hacemos desde el mundo adulto. Siento que cuando vamos a un espectáculo para niños nos permitimos ciertas cosas que no hacemos en obras para adultos”.

“Es algo de lo que queríamos hablar. Porque tiene que ver con cómo concebimos el mundo que queremos habitar. Tiene mucha fuerza ver un planteo temático de estos en el carnaval. Algunas madres de niñes trans nos han escrito. Es la fuerza del arte popular, porque podés hacer una obra de teatro, pero el alcance del carnaval es muy fuerte. Amplifica un pensamiento que tenemos ganas de expandir, más allá de que a nivel de concurso se nos critique un montón por el reglamento y porque los espectáculos deberían hablar de determinadas cosas. Es una propuesta diferente y revolucionaria. Intentamos que se expandan esos carriles, llevándolos al extremo, a ver hasta dónde aguantan. Es un desafío hermoso y la comparsa está abierta a jugar, a pensar cosas nuevas”.

Renovación y tradición

“Fiesta de amor, arena y sal”, canta Papina de Palma en el tema que abre la actuación de Valores. Además de la intérprete, la comparsa sumó en materia coral para este año a otra artista reconocida y con trayectoria en carnaval, Johanna Duarte.

Ni que hablar de la vuelta a Ansina, después de mucho tiempo, de un gigante de la categoría como Eduardo da Luz. Para él, que conoce a la mayoría de los componentes desde que estaban en la panza de la madre, “este es un gran desafío, hay que agiornarse. El espectáculo juega al borde del precipicio, la comparsa apuesta a eso”.

Y esa apuesta contó con un proceso que, según García, invitó a “ir por lugares muy diferentes. Eso está divino. Porque obviamente trabajamos por un producto, por un resultado, pero en el camino pasan cosas que nos interpelan. Pensamos en colectivo, traemos a colación cosas que nos han pasado. Se abren espacios de discusión y de reflexión, y el arte tiene que ver con eso. Somos 60 personas que generamos el espectáculo y en el transcurso de su armado, abrimos un universo de pensamiento diferente, y eso para mí es un tesoro”.

Respecto de algunas críticas que ha generado la propuesta por considerarla alejada de la esencia de la categoría negros y lubolos, la puestista sostiene que “Valores es una comparsa súper candombera y que mueve un montón de gente. Lo que sí nos parece importante es generar otro espacio dentro de la categoría. La tradición la cuidamos un montón, en relación a lo más ancestral, a lo que tiene que ver con el legado del candombe. Pero se trata de ir por otro lado para amplificar el público al que llega el carnaval. Algunos amigues que no iban a ver comparsas ahora están yendo a ver Valores porque les atraen otras estéticas, otros discursos”.

“Tenemos clarísimo que genera incomodidad. Pero está buenísimo que cada uno vea el carnaval que quiere ver. A mí me gusta este carnaval, donde yo puedo ver un espectáculo para niñes, que me compromete como persona en esta sociedad que vivo hoy, en 2023. También me gusta ver otras cosas más tradicionales, lógicamente. Lo que está buenísimo es que podamos convivir, que de hecho lo hacemos. Quizás algunas personas más aferradas a la tradición se sienten como traicionadas, pero no, simplemente es otro camino. Una propuesta diferente”.