Tras la prueba de admisión que dio en noviembre con la revista Wow, José Gabriel Morgade pensaba descansar del carnaval y dedicarse a pleno a su proyecto como solista, que lo había obligado a bajarse de Los Muchachos, donde se lució con su voz los últimos años y obtuvo el primer premio de parodistas en 2023.
Sin embargo, apareció enseguida la chance de sumarse a Fantoches, en una categoría que conoce muy bien debido a su participación en Cyranos, conjunto que festejó en cuatro concursos consecutivos, de 2016 a 2020.
El exintegrante de La Reina de La Teja, Momosapiens, Zíngaros, Jacquet’s y Caballeros aceptó la propuesta finalmente y se subió a la aventura de un conjunto de humoristas que todavía no había clasificado a una tercera rueda desde que salía en carnaval.
Sobre estas idas y vueltas en la previa de febrero, los cambios que atravesó Fantoches, las exigencias de la categoría y la satisfacción de haber logrado un lugar en la Liguilla, Toby Morgade, un artista de todos los escenarios, habló con la diaria.
¿Cómo fue el proceso de los últimos meses desde la llegada a la revista con la que diste la prueba y tu posterior incorporación a Fantoches?
Los Muchachos me demandaba mucho pienso, mucha cabeza. Ellos son un conjunto que apuntan muy alto y no me podía someter al nivel de ensayos. Decidí entonces no salir, pero después me llamaron de la revista, que es la categoría que menos tablados hace. Tuve una gira a Estados Unidos durante un mes y cuando volví me sumé a Wow. Ensayé muy poco antes de la prueba. No pude aportar demasiado realmente, como arreglador o como cantante, que es lo que hago siempre. De hecho, no canté ningún tema, ya estaba todo armado. Lamentablemente, a la revista le fue muy mal. Dije: “Por algo pasan las cosas”.
A los pocos días me puse en contacto con Sandra Capece [una de las directoras de Fantoches, y también de Wow] y empezamos a barajar la posibilidad de Fantoches. Lo que sí le pedí fue agarrar un poco la posta de la coordinación artística y los arreglos corales. No quería ir otra vez al Teatro de Verano y quedarme con sabor amargo sin haber tenido incidencia. Porque yo siento que en carnaval hice cosas buenas, muy buenas, malas o regulares, como todo el mundo, pero puse siempre la cara. Para bien o para mal. Y bueno, me pidió unos días y me dijo que sí.
A partir de ahí, ¿cómo fue el trabajo para forjar el espectáculo?
Cuando empezamos las primeras reuniones con Marcelo y Augusto Tuala, con Camila Jauregui, con Fabián Mainero, que en ese momento estaba haciendo la puesta en escena, y con Marcelo Ortiz [director responsable] y Sandra, planteé que si en todos estos años había cosas que no habían funcionado, evidentemente algo se estaba haciendo mal, y que había que cambiar la cabeza y el chip para poder entrar a la Liguilla. Al principio quizás sonó un poco extraño, porque yo no había dado la prueba. Capaz que algunos compañeros habrán dicho: “¿Qué quiere este tipo?”. Pero esa fue la propuesta y empezamos a trabajar mucho, mucho. Incluso yo llevé la idea de que la dirección de actores la hiciera alguien de afuera del grupo. Sentía que estaban las grajeas pero faltaba el engranaje. Se pudo traer a Marcos Zarzaj a que diera una mano, que junto conmigo y el resto de los técnicos pudimos armar este espectáculo, que me deja muy satisfecho.
La única vez que tuve que dar prueba fue en 2009 con Caballeros. Por eso también fue un gran desafío para mí. Me había tocado estar en conjuntos que habían clasificado del año anterior al carnaval, o que tenían otro tipo de respaldo y esa problemática no estaba sobre la mesa. Acá se hizo una primera rueda que sorprendió, porque cambiamos mucho desde la prueba de admisión y la gente se había quedado con otra imagen. Y hoy que paso raya, estoy sumamente conforme con mi laburo y el del conjunto. Es un grupo humano divino, muy disciplinado, muy talentoso. Siento que Fantoches puede empezar con esta base un proceso en adelante, más allá de que esté yo o no. En algún punto se descubrió cómo poder estar a un nivel competitivo. La categoría necesita buenos espectáculos, más conjuntos.
Justamente, a los humoristas últimamente se les cuestiona bastante el hecho de sostener su efectividad a lo largo de las tres ruedas del Concurso. ¿Cómo conviven con eso?
Respecto de esto que se habla en carnaval de resistir las tres ruedas, es algo que se empezó a barajar en los últimos años. Ahora este tema empezó a estar arriba del tapete y es medio preocupante. Los humoristas están obligados a hacer humor, y hacer reír a una misma persona que vio el espectáculo tres veces es muy difícil, más aún en tan poco tiempo entre una actuación y otra. Vos a una obra de teatro de humor, una comedia, no vas tres veces. Si la viste una vez, seguramente en la segunda te rías menos. Entonces se nos está pidiendo algo muy complejo, y en algún punto me parece hasta injusto. Porque nosotros de una rueda a la otra no podemos cambiar texto, sólo meter algunas mechas que no van a cambiar sustancialmente el espectáculo.
Hay una cosa como de: te vi dos veces, a ver, haceme reír de nuevo. Creo que se vuelve ingrato, y lo sufrimos también. Es complejo. Habría que buscar mecanismos, sobre todo para humoristas, que se pueda cambiar cuadros o que se pueda presentar más bloques en el texto original e ir alternándolos. Rever el tiempo de actuación y que sea más corto. No sé… estoy pensando en voz alta. Me pasó hasta con Cyranos, que era un conjunto de altísimo nivel, veníamos de ganar cuatro años seguidos y llegabas a la Liguilla y se hacía difícil. Se tiene que replantear esto de alguna manera. El arte es subjetivo, es arte. Y cuando uno habla de resistencia, parece que está hablando de una carrera.
¿Qué te parece que se puede hacer con esta situación?
Humoristas es una categoría bastante castigada, esa es la percepción que tengo. Algunos colegas también tiraron ideas sobre la mesa para intentar mejorar. Creo que es una categoría sustancial para el carnaval, ojalá pueda resurgir para que tenga el nivel que merece. El mensaje político, los momentos emotivos, son más fáciles de lograr. Hacer reír es mucho más difícil, y nosotros somos los encargados en carnaval de conseguirlo. Y el humor es muy importante para las personas. Porque si estás bajoneado o mal por algo, vas al tablado y te olvidás de los problemas por un rato. Es como una anestesia.