En el carnaval uruguayo, la categoría revistas es la que mayor libertad tiene para elaborar sus espectáculos. Desde el propio reglamento del Concurso Oficial se indica que una revista debe ser “una expresión artística integral de libre creación, conceptualmente imaginativa”.
Así es como sus contenidos suelen ser los más amplios y diversos que se presentan cada febrero, y si bien hay que tratar de priorizar “la alegría, la música y el baile”, en estos últimos años los espectáculos han ido tomando un perfil distinto.
No es que haya desaparecido “la diversión”, no. Y de hecho el peso de los rubros 1 (voces, arreglos y musicalidad) y 3 (coreografía y bailes) sostienen esa vitalidad imprescindible de una revista en carnaval. También el humor sigue teniendo su lugar en algunos de los diálogos intermedios, pero las temáticas elegidas, de un tiempo a esta parte, han llevado a la categoría a posicionarse en otro lugar a la hora de generar sus propuestas.
Historias emocionalmente intensas, con miradas más profundas, que abordan temas poco o nunca visitados por los conjuntos de la fiesta popular. El año pasado, por ejemplo, Tabú, que obtuvo el primer premio de la categoría, conmovió con un hilo conductor sobre una niña con TEA (trastorno del espectro autista). En 2023, La Compañía, ganadora del concurso, exploró en la salud mental y la situación del hospital Vilardebó. Este año el abordaje de este tipo de temáticas vuelve a ser una especie de premisa que, al parecer, llegó para quedarse.
En Gala 1985, el director responsable, Luis Trindade, le acercó una idea a Federico Pereyra pensando que el espectáculo podía transcurrir en un canal de televisión. Esa estética como punto de partida derivó en Caos TV, y fue utilizada por el letrista para involucrar la historia de Rodrigo Rorro Villalba, exintegrante de la revista, fallecido en marzo pasado.
“Empezamos a unir ese caos de la TV con el caos personal. Cómo una persona convive con esa realidad de saber que tiene cáncer”, explicó Pereyra a la diaria, y recordó la fortaleza con la que Villalba transitó el último carnaval: “Cuando vino a decirnos del diagnóstico, si era necesario, él dejaba su lugar, nos dijo. Estuvo al firme en los ensayos, en las tres ruedas, casi no faltó”.
Esa forma de afrontar la enfermedad que mostró su compañero es la que refleja el personaje de Leo Perla en el desarrollo del espectáculo. También sucedió que cuando se decidieron a hablar sobre eso, muchos en el grupo conocían casos cercanos de gente transitando la enfermedad o que habían fallecido.
Pereyra contó que tuvieron una reunión con el doctor Eduardo Lasalvia, subdirector del Instituto Nacional del Cáncer, quien les “clarificó muchas cosas” para hablar de un tema “profundo y complejo”, y que también les reveló historias similares a las de Villalba: “Más que un homenaje a Rorro, es un recordatorio, que terminó siendo el leitmotiv de la revista”.
Antes de la despedida, Gala 1985 suelta un mensaje claro en base a la experiencia y el proceso que atravesó el grupo: “Ya hemos compartido un montón de razones por las cuales pelearle al cáncer, o demorar el tratamiento. Nadie puede definir cuándo es mucho o poco tiempo de vida, porque hay instantes que justifican existencias”.
Entre el drama y la comedia
Efímera es el espectáculo que preparó Madame Gótica este año. Habla de las historias cotidianas que sufre un trabajador común y corriente, y de “cómo esas obligaciones le impiden ver y disfrutar los pequeños momentos de la vida”, explicó a la diaria Pablo Benítez, uno de sus libretistas.
La presencia de los “agentes del destino”, que van moldeando el recorrido del personaje principal y condicionando sus decisiones. Para Benítez, “la razón de ser del espectáculo es el cuestionamiento del uso del tiempo. El protagonista aprende a reconectar con sus seres queridos, a valorar el presente y centrarse en lo significativo”.
La revista de Katya Zakarián ya había transitado en 2020 un camino de ideas innovadoras, que traían consigo un concepto que empezó a ser habitual. En ese caso, Ponete en mi lugar (nombre de aquel espectáculo) trataba sutilmente el tema de la empatía, y terminaba con una canción dedicada al género femenino.
“Hay como una tendencia a hacer espectáculos más dramáticos o serios. Eso por un lado. Pero el reglamento pide otra alegría a las revistas. Es una tendencia que es global y que va más allá de la categoría –a mi entender, un poco desmedida y que desnaturaliza la esencia del carnaval-, que es la de ahondar en temáticas que buscan golpes más efectistas, en definitiva. Porque lo más difícil es pararte y hacer reír al público carnavalero, que es un público entrenado para los recursos humorísticos”, analizó Benítez.
“Si estás jugado a un espectáculo más de humor, es mucho más arriesgado, y más si te tocan etapas con poca gente... Ahora, si vas a una historia con algo de drama, que busque conmover, no corrés esos riesgos”, añadió.
El hombre detrás de los textos de Madame Gótica, junto a Leo Pacella, concluyó que en el presente de las revistas hay un camino marcado, que “ha dado una riqueza especial a las propuestas. La heterogeneidad permite que los conjuntos planteen distintos tipos de propuestas. Está linda la categoría”.
La conexión con el público
Sebastián Mederos es uno de los guionistas de Tabú, otro de los conjuntos que han impulsado la transformación en el perfil de las revistas, y entiende que el cambio es multicausal: “Creo que tiene que ver con que la categoría estaba en caída hace unos diez o 15 años. Era de los espectáculos que menos atractivo generaban en el público del carnaval. Tampoco se accedía a los mejores técnicos a nivel de textos o mejores intérpretes, que quizás preferían escribir o salir en otras categorías”.
“Argumentalmente no se lograba el atractivo. En temáticas un poco más serias, donde encontraron la posibilidad de construir historias que tuvieran calidad, no tan apoyadas en el humor, levantó el contenido y empezó a verse un show más entretenido, quizás no tanto desde lo humorístico pero sí entretenido desde su mensaje”, sostuvo quien ideó Rotos junto con José María Novo.
Mederos inició su etapa en revistas en 2022, año en que Tabú presentó una historia que transcurría en un boliche drag. Desde ahí quedó esa sensación de que “estaba bueno pensar en espectáculos para llegar a una comunidad, o para el que necesitaras hablar con gente para participar en su concepción”.
“Siento que se eligen esos caminos porque es un reinventarse para una categoría que tenía años con sólo tres conjuntos y peligraba su continuidad. Temáticas que la gente se sienta a ver y dice: yo me identifico con esto”.
Para 2025 los directores de Tabú tenían ganas de hablar sobre la prostitución. Mederos, que como letrista había tocado el tema en la murga Mi Vieja Mula, lo consideraba algo complejo, con muchas aristas, pero finalmente se inclinaron por bajarlo a una historia puntual y particular.
Así nació Rotos. Un hombre que tuvo un accidente de tránsito y queda en silla de ruedas. Una chica que sale a ejercer la prostitución y lo tiene como primer cliente. “¿Qué pasa con la sexualidad de quien ya no puede valerse por sí mismo?”, cuestiona la revista. De trasfondo, la pérdida de un amigo en el accidente, acentuando el remordimiento del personaje, que además manejaba borracho.
“Lidiar con eso es lo que desata el nudo de la historia”, explica Mederos respecto de una propuesta que “trasciende los dolores evidentes”. Esteban Casteriana y Candela Lofiego llevan adelante la historia con un trabajo actoral formidable.
Pobreza, racismo y dolor
Este año la categoría cuenta con el esperado regreso de Carambola, conjunto que supo hacerse de los primeros premios en 2006 y 2007. Carlos Bocha Pintos, su director responsable, adelantó previo al carnaval cuál era la intención de su conjunto en materia textual.
Para el Bocha, si bien hay que adaptarse a las propuestas actuales, no se puede dejar de apostar al humor: “Vamos a dejar un mensaje, que es algo que todas las revistas están haciendo y me parece bárbaro. Pero también que la gente se divierta y que se quede pensando”.
Carambola aborda el tema de la pobreza, vista desde diferentes estratos sociales. “El tener sueños, conseguirlos, perderlos, darse la cabeza contra la pared. También el racismo y la hipocresía que hay en la sociedad uruguaya. Cosas que viví yo”, apuntó Pintos en entrevista con Todo carnaval.
Por su parte, La Compañía, un título histórico dentro del concurso, propone una dura historia de una persona en situación de calle que convive desde hace mucho tiempo con la adicción a las drogas. Mi laberinto da nombre al espectáculo en el que la actriz principal, Gabriela Fumia, interactúa con la muerte, encarnada por Jorge Pollo Medina.
Durante la etapa de creación del espectáculo, dentro de la revista se fue dando un intercambio de criterios sobre cómo abordar el tema, según cuenta Medina, que también es el autor de la obra: “En varias oportunidades nos tuvimos que replantear cosas. Íbamos cambiando términos, gestos, intenciones”.
La problemática con las drogas “es algo que aqueja al país, y a todo el mundo, y era un desafío lograr lo que pensábamos hacer”, sintetizó.
“Un camino en silencio, que se dibuja sin principio ni fin”, canta La Compañía en una de las canciones que presentan la historia, marcando sin vueltas de qué se trata su espectáculo.
Gente rota, estresada, enferma, con cicatrices. Puntos de partida para disparar, desde el contexto de alegría y color de una revista en carnaval, las temáticas a las que apunta la categoría en la actualidad para sustentar sus shows y renovar sus credenciales ante el gran público de Momo.