Desde 1956, el Desfile de Llamadas se realiza de forma oficial por las calles de los barrios Sur y Palermo. Unas cuantas décadas antes, a fines del siglo XIX, comenzaba esta manifestación de las comparsas y sociedades de negros a través del candombe, que se acunaría para siempre en el sentir montevideano.

Una historia de tradición y ancestralidad que mantiene viva su llama, pero que convive con el espectáculo artístico y producto turístico en el que también se han transformado las Llamadas.

Hoy en día, y ya hace varios años, el candombe es un boom, no sólo en la capital sino en todo el país. Además de las 46 comparsas participantes que desfilarán entre viernes y sábado por Sur y Palermo, hay otras tantas más que salen fin de semana tras fin de semana por los barrios al ritmo de lonja y madera.

Y para la gran mayoría, si es que no lo es para todas, llegar a Isla de Flores en estas noches de febrero representa el gran anhelo. Fiesta, celebración, competencia, ritual. Para la gente del candombe, el día más esperado del año.

Un clásico en el estadio

Para las comparsas de Cuareim y Ansina, las Llamadas tienen un significado especial, ya que se llevan a cabo en su barrio, donde salen a tocar siempre, y donde sus vecinos y vecinas esperan el pasaje del conjunto con particular fervor.

“Es el día en que les devolvemos todo el amor a la gente que nos sigue, nos apoya y nos banca. El día en que vamos al cásico en nuestro estadio Centenario”. Así lo resume Wellington Silva, uno de los directores y jefes de cuerda de C1080, la última campeona.

“Hoy cada uno de los artistas brinda su corazón en forma de candombe al mundo entero. Las Llamadas son eso. Es donde les devolvemos a nuestros ancestros todo lo que nos dejaron”, sostiene Silva.

Su hermano Mathías, otro de los responsables de la comparsa del Barrio Sur, opina que “hay muchos referentes que hicieron mucho para que nosotros estuviéramos en este lugar. El candombe es una manera de vivir y de sentir. Trabajar en familia y en comunidad en pos de un espectáculo al que le ponemos el corazón todo el año”.

C1080, que cumple 26 años este 2025, ganó en siete ocasiones el Desfile de Llamadas, y será la primera agrupación en desfilar este viernes por Carlos Gardel e Isla de Flores: “Estamos ensayando desde marzo esperando este momento”.

“Emociones y energías únicas”

Más que Lonjas el año pasado salió cuarta, logrando una posición inédita para la comparsa del Buceo. Su director es Daniel Chopo Cerrudo, quien nació, se crio y sigue viviendo hasta hoy en el barrio.

Según él, los días de Llamadas “son las que se viven más a flor de piel para los candomberos en el mundo. No hay persona del candombe que no esté expectante de lo que esté pasando en Isla de Flores. Es una noche de muchas emociones y energías únicas. El 6 de enero (San Baltasar) y el 3 de diciembre (Día Nacional del Candombe) sentís algo parecido, pero no con la adrenalina que tienen las Llamadas, que convocan a miles de personas”.

“Es como el broche final de un trabajo que se hace durante todo un año, pero que evidentemente no refleja todo el trabajo social en todo ese proceso, porque cada comparsa tiene 150 componentes”, asegura el Chopo, y destaca el crecimiento del colectivo que lidera, donde se han establecido comisiones (directiva, artística, de eventos, etcétera) para trabajar.

“Uno se prepara pensando en la competencia, pero es mucho más consciente de trabajar manteniendo viva la tradición y la esencia misma del candombe. Las Llamadas son una hora de competencia aguerrida y pasional, porque todo el mundo es hincha de su bandera”.

Para Cerrudo, el ritual del viaje hacia el sur de la ciudad y “jugar de visitante” le pone una motivación extra: “Ir allá abajo y ser el representante de tu barrio es lo más lindo. Pero después del desfile volvemos a la vida cotidiana, donde somos todos amigos y conocidos que convivimos mediante el candombe”.

Viviendo un sueño

Cenceribó es la comparsa que revolucionó La Teja. La bomba arrancó en 2005 en la Movida Joven y desde hace 14 años participa en las Llamadas, donde ganó en dos oportunidades (2020 y 2022). Federico Duarte, uno de sus referentes principales, cuenta que pasaron de ser “15 a ser 150 personas, fue un gran logro. Desde chico con nuestros amigos de La Teja siempre soñábamos con tener una comparsa. En principio, para nosotros, pero cuando uno empieza a crecer, la comparsa es para el barrio”.

Ellos ven la competencia como “algo secundario”, que lo asumen con responsabilidad, pero tomándolo desde otro lado: “Vamos a disfrutar, a representar, a hacer bien las cosas en el toque y en la danza. Para nosotros sacar la comparsa todos los años es un sueño. Un sueño que se está haciendo realidad”.

Duarte hace hincapié en que están “viviendo una realidad que todavía no hemos caído. La dimensión de lo que generó Cenceribó en los últimos años. Dos primeros premios, dos segundos premios, varias menciones. Hay gente que no es del barrio y nos elige a nosotros para salir en la comparsa. Eso también va más allá. Vienen y nos dicen que les encanta el toque y la energía que tenemos. Con ese tipo de cosas ya ganamos”.