En 2013 Uruguay fue el primer país en regular la producción de cannabis. La normativa busca combatir el narcotráfico y reglamentar el autocultivo y diversos aspectos del consumo recreativo. Pero con los años se configuró un nuevo escenario, con la oportunidad para la exportación de producción y el uso medicinal, lo cual ameritó una adecuación de la reglamentación.

Actualmente en Uruguay existen algunas empresas que, tras atravesar procesos de licitación, producen cannabis psicoactivo para uso recreativo, que es el que se vende en las farmacias. Esas empresas están instaladas en Libertad, en el departamento de San José. Pero la mayoría de los emprendimientos vinculados a esta industria, como es el caso de las plantaciones establecidas en Colonia, se dedica a la producción de cannabis no psicoactivo para exportación y uso medicinal.

Uno de esos emprendimientos colonienses es de la empresa Rossca Global, encabezada por el ingeniero agrónomo Arturo Ross. Este empresario relató a la diaria que decidió emprender en el sector del cannabis “al estar tomando auge el cáñamo medicinal” .“Me llamó la atención porque es una materia prima que tiene un montón de usos; es un cultivo más -como pueden ser el maíz, la soja o el trigo-, y en el caso del uso medicinal se está avanzando mucho”, agregó.

Ross aclaró que “el cannabis psicoactivo no me interesa, pero el cáñamo [como se conoce al no psicoactivo] se usa hace muchísimos años; las velas de las carabelas de Cristóbal Colón eran de cáñamo. Todo eso nos llevó a interesarnos en el tema y nos volcamos por este proyecto propio, algo que nunca habíamos hecho”. Antes, Ross se había desempeñado en relación de dependencia en distintas empresas multinacionales del área agroindustrial.

Rossca produce flores de cannabis que comercializa dentro y fuera de Uruguay. Esta empresa comenzó con los cultivos en diciembre de 2020: “arrancamos tarde” y “estamos aún en una etapa de análisis de cómo seguir desarrollando el emprendimiento”.

El destino de la producción

En Uruguay, el gobierno nacional es quien decide y autoriza hacia qué fines será destinada la producción de estos cultivos. Rodolfo Perdomo, abogado especializado en producción de cannabis y responsable de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara de Empresas Cannabis Medicinal, explicó que “el gobierno promulgó en 2020 dos decretos para cannabis psicoactivo y no psicoactivo [que es el que tiene menos de 1% de THC, el principal componente psicoactivo del cannabis] autorizando al productor a comercializar su producción a dos destinos”.

Por un lado, la normativa autoriza la actividad de laboratorios o industrias que extraen sustancias del cannabis que “luego puedan utilizarse para la elaboración de productos tales como cosméticos, aceites, alimentos, especialidades o materias primas vegetales con actividad farmacológica para la fabricación de medicamentos fitoterapéuticos”.

Por otro lado, la reglamentación vigente permite “exportar ese cannabis medicinal o no medicinal hacia el exterior”. “La enorme mayoría del cannabis no psicoactivo [conocido como cáñamo] se ha destinado al mercado suizo a los efectos de ser fumado como cigarrillo de lo cual el principio activo más importante es conocido como CBD [cannabidiol, principal componente de la planta en su variedad de cáñamo]”, explica Perdomo.

El mercado suizo fue autorizado por el gobierno “respecto de las cosechas 2018, 2019 y 2020; la presente cosecha 2021 todavía no tiene un destino habilitado por decreto”, aclaró el abogado.

Producción de cannabis no psicoactivo

Existen algunas empresas de gran porte, que requieren inversiones considerables para cumplir con las exigencias legales y con los sistemas de seguridad exigidos. Tales son los casos de Fotmer, en la zona franca de Nueva Helvecia, o el proyecto Khiron, en Juan Lacaze, aún sin concretar, que se dedican a la producción tanto de THC como de CBD, principalmente con un fin medicinal.

El ingeniero agrónomo Guillermo Dotti, responsable de la consultora Hemp Solutions, comentó que en Uruguay “lo que se está viendo en mayor medida son las empresas que producen cannabis con menos de 1% de THC [no psicoactivo] y alto CBD, de 12% o 15%, llamado 'cannabis medicinal' o 'cáñamo industrial'”.

Actualmente Dotti asesora a cuatro de las plantaciones existentes en el departamento de Colonia (se estima que existen diez en total) y a dos más en el este del país.

Dotti destaca “la madurez” de Uruguay en la reglamentación de este sector. “Uruguay es pionero y lleva por lo menos tres años de ventaja en cuanto a legislación con respecto a otros países de la región. Durante este tiempo Uruguay ya ha visto sus problemas y ha sabido ir cambiando y adaptando la reglamentación para mejorar”.

En tanto, “como desventajas” enumera los costos de producción, que la mano de obra es cara y que los costos energéticos son más elevados que en otros países. En la lista de ventajas también incluye las climáticas, por ejemplo la luz natural con la que se puede contar durante la zafra.

“Colombia, por ejemplo, nunca supera las 13 horas diarias de luz, entonces siempre tienen que suplementar con horas de luz artificial, mientras que Uruguay puede producir en verano sin necesidad de adicionar ninguna hora de luz, como cualquier cultivo agrícola, maíz, soja, por ejemplo”, explicó.

También se puede producir en invierno “si se hace en un invernadero y se le adicionan las horas de luz faltantes”, aunque en este caso claro que los costos ya son mucho mayores. Por esa razón, la zafra de cannabis en Uruguay se desarrolla de octubre a marzo, aprovechando la época de mayor cantidad de horas de luz natural y temperaturas adecuadas.

Fortalezas y oportunidades para Colonia

El cultivo de cannabis representa una oportunidad de empleo para el departamento de Colonia. Al respecto Dotti señala que estos cultivos “requieren de una mano de obra semicalificada, pero la gente que ya sabe lo que es un cultivo de cualquier planta hortícola va a poder participar en una siembra de cannabis si, obviamente, tiene algunas especificaciones”.

“Es muy parecido a cualquier otro cultivo hortícola en que el costo mayor es el material genético [la semilla o el plantín], el resto de los costos son similares a cualquier otro cultivo”, añadió.

El cannabis se puede plantar en cualquier lugar del país con suelos acordes, similares a los que se utilizan en el departamento de Colonia para horticultura o fruticultura. “En Colonia ya hay productores que producen en condiciones similares y ya existen cuadrillas de las que producen duraznos, cebollas, todo ese tipo de mano de obra ya existe en la zona y está disponible”, comentó.

En cuanto al número de personas que puede emplear este tipo de cultivos, “en siembra puede emplear de cuatro a cinco personas por hectárea, en lo que es limpieza y mantenimiento, y luego en la floración de enero a marzo”. Durante la cosecha y el procesamiento o la poscosecha, en marzo, se llega al pico de trabajadores y “puede haber hasta 15 personas por hectárea trabajando” durante ese mes.

A modo de ejemplo, el establecimiento Rossca, de una hectárea de extensión, emplea a entre cuatro y cinco personas en forma directa, y en forma zafral de 12 a 15, “desde la persona que va con el tractor a la persona que cosecha o la que planta”.

Posibilidades de negocio

Las flores de cannabis se exportan secas. Para cumplir con las tareas de poscosecha o secado, algunas empresas tienen su propio secadero, mientras que otras contratan a otra compañía para esa tarea.

Las empresas más grandes del mercado, “con más capital y que ya tienen un canal comercial abierto, compran la producción de empresas chicas para revender ese producto a Suiza”, comentó Dotti. En esa práctica de compra y venta entre empresas interviene el revendedor o bróker, una actividad que está ganando peso en el sector.

Si hablamos de resultados, en la zafra pasada hubo productores que pudieron exportar flores con valores de hasta 340 y 400 dólares el kilo: “Si bien es un rubro nuevo y no existe un mercado completamente establecido, se dio que hubo productores que obtuvieron buena calidad y vendieron a buen precio”.

“Se hizo una media de los kilos vendidos y el ingreso y se vio que en promedio rondó los 200 dólares el kilo. Los números finales son tentadores, porque si bien los costos son altos y lleva mucha mano de obra, los precios de venta han sido buenos”, valoró Dotti.

Seguridad, en el debe

Si bien en el departamento de Colonia no se han registrado episodios graves de inseguridad en estas plantaciones, se han registrado algunos robos de plantas en el período de floración. “Eso es algo a tener en consideración por parte del productor; las zonas más visibles o cercanas a las rutas son las más pasibles de ser afectadas” señaló Dotti.

En caso de sufrir robos se presenta también el problema de la cobertura por parte de los seguros: “Las aseguradoras no ofrecen aún una póliza para cobertura del cultivo, sí para el valor de las semillas y la producción final ya acopiada en un lugar”, explicó.

Empresas de seguridad en Colonia ya están cuidando algunos cultivos. “Es un rubro muy prometedor, hay un boom, pero hace falta acompasar ese crecimiento por parte del gobierno y los organismos de seguridad con lo que es proteger al productor”.

Sin embargo, según Dotti, todavía ni la Policía ni las empresas de seguridad “se están haciendo cargo de tomar recaudos en la zona de plantaciones; ese es un punto débil y es algo en lo que ya se está intentando tomar recaudos mediante reuniones entre el Ministerio del Interior y las diferentes cámaras empresariales de cannabis”

Ross también está preocupado por este tema. “Sigue habiendo algunas complicaciones a nivel de seguridad en la producción, ha habido muchos robos y hay que empezar a manejar ese tipo de cosas”.

Flores robadas

En algunas zonas del país se han registrado robos y copamientos por parte de bandas fuertemente armadas, con el fin de robar la producción de las plantaciones. Esto se ha registrado en zonas cercanas a Montevideo y en el departamento de Canelones en establecimientos en Pando, San Jacinto, San Bautista y Empalme Olmos, entre otros. Si bien lo producido en estos lugares no tiene componentes psicoactivos, la apariencia y el aroma de las flores son similares a las “flores que pegan”; por esa razón se estima que estas plantas se venden “en el mercado negro como si fueran psicoactivas o se mezclan con ellas para aumentar el volumen”.

La Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal y autoridades del Ministerio del Interior trabajan para profundizar las medidas de seguridad en las plantaciones.