El gobierno gastó parte de sus 100 primeros días limpiando la casa, y haciendo frente a deudas jurídicas y económicas que vienen del gobierno anterior.
Vale la pena recordar la violencia mediática de la que ha sido objeto no sólo Blanca Rodríguez, sino también muchas otras mujeres, especialmente las que han dado el “paso largo” a la política de los partidos.
Una mujer se sustituye por otra. La política reproduce la lógica del mito del donjuán: lo que se busca es representar a “la mujer”, pero el valor mismo de la mujer como individuo es lo que todavía está en juego.
¿Mintió o no el presidente de Uruguay sobre la destrucción de documentos públicos? ¿Le mintió al Parlamento? ¿Le mintió a la ciudadanía? No estamos hablando de Nixon ni de Clinton. Estamos hablando de Uruguay.
Feminismo e izquierda comparten una raíz común: la lucha por la igualdad. La igualdad económica, la igualdad política, la igualdad legal. Pero esta igualdad no “vendrá sola”.
El debilitamiento de las medidas de protección no pone en el centro las necesidades de niñas y niños, sino que, por el contrario, se actúa en favor de quien ejerce violencia.
El gobierno tenía todo: el apoyo internacional y de los grandes intereses económicos; tenía las armas; tenía la Justicia. Nunca hubo una victoria de la democracia tan importante como esta.
La intervención de la OEA en las elecciones de Bolivia fue lo que “habilitó” el golpe de Estado. Lo justificó, le dio una razón, lo construyó políticamente.