El proyecto Neptuno ha reunido desde distintos puntos de vista un concierto de valoraciones negativas poco comunes a cualquier obra de política pública.
El exabrupto de Manini Ríos no sólo expresa su vocación totalitaria, sino también su identificación clasista, manifiesta en el desprecio a la calidad de la educación pública, a sus maestros, profesores y alumnos.
Realmente no creemos que Sebastián Marset y sus colegas estén seriamente preocupados por la posibilidad de los allanamientos nocturnos. No son ellos, evidentemente, los que serán afectados por este cambio constitucional.