La nueva gran mentira es que Trump ganó de manera aplastante y esto lo autoriza a poner el mundo patas arriba. En democracia ganar elecciones no da un cheque en blanco para borrar el pasado o la legalidad.
Es de esperar que en su próximo gobierno Trump intensifique la distorsión de la legalidad en aras de la legitimidad del líder. Su voluntad de ponerse por encima de la legalidad se convertirá en la regla.
Cuando esto pasa, cuando el deseo del líder se convierte en ley, el marco legal desaparece por completo. El fascismo creó su propio reino de extralegalidad, que convirtió la ley establecida en una sombra de lo que era.
Milei no es liberal, de centroderecha ni libertario, es un candidato populista de extrema derecha con vocación de fascista. Su victoria representaría un grave peligro para la vida democrática en Argentina.
El trumpismo, que aumentó la represión, la desinformación, el verticalismo y el racismo, en tiempos electorales seguirá siendo un modelo a seguir para llegar al poder para los populistas de extrema derecha.