En esta época de tanto plumaje blanco, la política prosaica añora un tiempo en que ser en el mundo se transforme en su cuidado, en compasión y hospitalidad como forma de vida.
Existen actualmente indicios de que se han creado formas de desear, gozar y ser felices no inmersas en la lógica mercantil y sí más vinculadas con el abrazo, la compasión, la ética y la empatía radical.