El fantasma de la mujer mala, loca y mentirosa sigue teniendo adeptos, y al parecer generando más miedo que el varón agresor, a pesar de que este último sea mucho más mortal.
La igualdad de género no sería tan escurridiza si los varones se hicieran cargo de su parte y no (re)trasladaran el costo de la igualdad (en cualquiera de sus formas) a las mujeres.
La pluralidad puede ser un arma de doble filo si no se conserva un núcleo de lucha: contra la violencia patriarcal en todas sus formas, lo que incluye violencias capitalistas y coloniales.
Desde hace unos años se denuncia la discriminación racial en los locales nocturnos montevideanos, pero todavía se tolera la selección del ingreso por motivos de clase social. “Quisimos desnaturalizar algo que todos sabemos que pasa y que a esta altura se ve como obvio: tenés que vestirte de cierta forma, o tener cierta estética, para que te dejen pasar; si tenés pinta o ropa que no se adapta a los estándares chetos, no entrás”, dicen los autores de esta investigación, que se conocieron cuando todavía eran estudiantes de Sociología en la Universidad de la República.