Reportaje
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La bestia mexicana
Esta historia no comienza aquí en medio del desierto, bajo los rayos de un sol fulminante arañando los 50 grados centígrados en el termómetro; con la familia Peña en medio de un llanto contenido intentando cruzar el río Bravo, la frontera natural que divide México y Estados Unidos. Empezó 4.000 kilómetros atrás. Allí, a la par de otros miles de familias, los Peña iniciaron la larga travesía migratoria por el continente americano. Ese pasaje por la selva que va de Colombia a Panamá —extenuante paraíso— ya lo narramos en el número de julio de Lento. Este es el paso siguiente, entre los oxidados desechos de un mundo roto.