Entre los problemas de comportamiento que puede presentar un gato, la marcación con orina o aspersión urinaria es el más común en cuanto a incidencia. Debemos diferenciarlo de un comportamiento de eliminación de orina normal pero en lugares inadecuados, que no busca otra cosa que la evacuación fisiológica. El marcaje con orina se define como la eyección de un volumen considerablemente menor al que vierten cuando vacían la vejiga (aproximadamente un mililitro), en forma de lluvia o como un chorro sobre una superficie generalmente vertical. No obstante, se puede dar en menor medida en superficies horizontales; en esos casos dejan restos de orina en forma de línea más o menos recta.

El gato adopta una posición bastante característica: colocando la parte posterior de su cuerpo contra el objeto o la pared escogida y manteniendo la cola elevada expulsa la orina hacia atrás y hacia arriba en forma de aerosol. Esta actitud se manifiesta mayormente en gatos machos que no han sido castrados, los siguen las hembras también sin castrar y, por último, en porcentajes menores, los machos castrados y las hembras castradas (10% y 5%, respectivamente).

Los factores que favorecen este comportamiento son múltiples. » Depende en gran medida del efecto de las hormonas masculinas, por eso se da más en los machos que llegan a la madurez sexual (entre los seis y los nueve meses). Que aparezca también en hembras responde a que los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) también juegan un papel en el desarrollo de la conducta y por eso se presenta durante el celo.

» Aparece por factores externos, especialmente por estímulos olfativos y visuales procedentes de otros gatos. De hecho, existen estudios que indican que en un grupo de gatos de diez o más integrantes la probabilidad de que uno de ellos muestre esta conducta en algún momento es de 100%.

» Pueden predisponerlo situaciones que desencadenan una respuesta de estrés o ansiedad en el animal. Se ha visto que es frecuente cuando se encuentran en un ambiente desconocido o cuando se introduce un cambio en su rutina, como un nuevo miembro de la familia (sea este una persona u otro animal), reformas, mudanzas, objetos nuevos y presencia de gatos en la zona, entre otros. Las reformas o mudanzas llevan a que el gato residente pierda las señales faciales, es decir, aquellas que hace frotando sus mejillas contra los objetos. Estas señales le dan la sensación de estar en un ambiente amigable y tienen un efecto tranquilizador que evita la aparición del comportamiento problemático. Se demostró que la conducta de marcaje aparece al eliminar más de 70% de las marcas faciales. Un dato a tener en cuenta es que los aparatos eléctricos, al ser encendidos y generar calor, cambian el olor de la marca, llevando a que sean rociados nuevamente.

Qué función cumple

La orina en sí misma integra un mecanismo de comunicación entre los gatos; ellos pueden discriminar entre una orina individual conocida y desconocida. Cumple funciones de reconocimiento, delimitación territorial y establece un patrón de olores conocidos por el gato que la emite para sentirse más a gusto o en casa. También tiene como finalidad atraer a las hembras, en el caso de los machos, o atraer a los machos, en el caso de las hembras, cuando entran en celo.

De todos modos, el hecho de que existan casos en los que el gato marca en toda la casa y no en su periferia, ha llevado a investigar factores más complejos que la delimitación territorial.

El territorio de los gatos está dividido en áreas funcionales, cada una con un interés particular. Existen distintas zonas que convergen en múltiples puntos. En estas zonas de intersección ellos comunican su presencia a gatos vecinos y, a su vez, brindan información para evitar el contacto directo si fuera necesario.

Cuando se encuentran con otros gatos, o con olores angiogénicos, aparece una conducta de ansiedad que termina desencadenando el marcaje urinario. Es por eso que muchas veces rocían nuestras ropas, no por actos vengativos, sino porque asocian el olor con momentos estresantes producto de castigos anteriores o porque les generan estados de ansiedad y tratan de apaciguarse volviendo a rociarlas, provocando un círculo vicioso interminable.

Síntomas

El comportamiento comienza con el gato olfateando la zona a rociar, en general una superficie vertical a aproximadamente 30 centímetros del piso. Una vez allí, se da vuelta, levanta la cola y rocía la zona deseada. Los lugares más utilizados para tal fin son las paredes, puertas, muebles, cortinas, ropa, electrodomésticos y ventanas.

Otro síntoma de que el gato está marcando es el fuerte olor que desprende la orina. Producto de componentes celulares, químicos y hormonales, la orina destinada al marcaje genera un olor desagradable y penetrante.

Si entendemos que nuestro gato está manifestando este comportamiento, lo ideal es solicitar el asesoramiento de un veterinario, ya que se trata de una conducta que es necesario diagnosticar luego de descartar problemas de origen comportamental u orgánico.

¿Existe tratamiento? En general, una vez diagnosticado y planteado el camino que se adecua mejor, la mayoría de los casos se resuelven con éxito. Pero como las causas que llevan al desarrollo de esta conducta son múltiples, el tratamiento también lo es.