La Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) impulsa desde 2010 el ajedrez como recurso educativo en diversos centros, en colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (CEIP). Previo a la pandemia se brindaban clases de ajedrez en 200 escuelas y 100 liceos, con la coordinación del programa Ajedrez para la Convivencia, lo que representa 11% del sistema. Actualmente está abierta la convocatoria al curso virtual “Formulación de proyectos en ajedrez educativo”, impulsado por el MEC (ladiaria.com.uy/U8T, hasta el 12 de abril). La FUA suele encargarse de desarrollar los vínculos institucionales para que los docentes puedan utilizarlo como herramienta. En los últimos dos años, a raíz del confinamiento y del estreno de la serie Gambito de dama (Scott Frank, Netflix), el ajedrez explotó en popularidad a nivel mundial, la demanda y la oferta de encuentros y actividades académicas. Uruguay es referencia en materia de ajedrez educativo y en diciembre organizó un congreso internacional con 150 ponentes.

Esteban Jaureguizar, responsable del área educativa de la federación y uno de los principales expertos en el rubro en habla hispana, se apasiona al hablar de los beneficios de este juego, un tema que domina ampliamente. Trae a colación al filósofo Zygmunt Bauman, quien describió el pasaje hacia una sociedad líquida, escuela de pensamiento que abona la vigente discusión sobre la necesidad de un cambio educativo, donde la formación en contenidos comparta lugar con la formación en competencias. Estas deben permitir a los individuos desenvolverse en las nuevas dinámicas, tomar decisiones y adaptarse a la incertidumbre. En ese modelo se basa el conocido sistema educativo finlandés.

Uno de los grandes motores para lograrlo es la ludopedagogía: el juego surge como un estado emocional y atraviesa todas las dimensiones de lo humano. Aparece, por ejemplo, el aspecto social, ya que los niños al jugar se vinculan, explica el consultado. Fomenta la creatividad, de la mano de la construcción de una fantasía o realidad distinta. También intervienen lo cognitivo y los conocimientos previos sobre el mundo real que son necesarios para participar en el juego. Si bien estos aspectos son válidos en cualquier juego, el ajedrez posee algunas características que lo enriquecen.

En primer lugar, presenta un techo de complejidad muy alto, lo que hace que pueda usarse en cualquier nivel, y permite ir aumentando la dificultad de las actividades. Esto no sería posible, por poner un ejemplo trivial, con el ta-te-ti, en el cual en poco tiempo se exploran todos los aspectos y el juego se agota como fuente de crecimiento. En cambio, las múltiples dimensiones del ajedrez hacen que no se pueda terminar de conocer en una vida entera.

Por otro lado, el ajedrez tiene dos fuertes bases: una matemática y otra narrativa. La primera se manifiesta en conceptos geométricos (el tablero es un plano de coordenadas cartesianas, las piezas se mueven con cierta geometría, los eventos como capturas y defensas suceden en la intersección de líneas imaginarias) y aritméticos (las piezas tienen un valor relativo que hay que considerar permanentemente durante la toma de decisiones). También existen similitudes importantes entre el pensamiento ajedrecístico y el computacional, una metodología de resolución de problemas de base lógica y algorítmica que se encuentra en el centro del debate pedagógico moderno.

Relato activo

El componente narrativo, por otra parte, empieza con las figuras implicadas en las piezas: reyes, caballeros, soldados de pie. A diferencia de las damas, las piezas de ajedrez tienen un cuerpo y una simbología histórico-cultural. Las piezas portan, en sí mismas, relatos de las culturas que les dieron sentido. La narrativa se manifiesta en el transcurrir del juego, que al igual que un texto, parte de una introducción, atraviesa un desarrollo y culmina. En un escenario imaginativo, las piezas dialogan entre sí, portan emociones y expectativas, tejen planes, orquestan celadas. Estas cualidades también abren puertas a todas las ramas del arte: literatura, pintura, cine, teatro, música y escultura son disciplinas que siempre sostuvieron discursos acerca del ajedrez y pueden acercarse a los estudiantes abriendo balcones a la imaginación, la expresión y el conocimiento de grandes piezas.

Según Jaureguizar, en la intersección de la dimensión matemática con la narrativa surge el campo de la argumentación, y ahí es donde encuentra el aspecto más atractivo. Jugando, el niño construye argumentos. El “porque sí” deja de ser válido y todas las decisiones deben ser justificadas, ya que acarrean consecuencias y efectos sobre el resultado de la partida. El profundo contenido matemático, narrativo y argumental del ajedrez son razones de peso para incluir al ajedrez como herramienta educativa en lugar (o junto con) otros juegos o deportes más comunes.

El proyecto Ajedrez para Todos busca investigar sobre el juego y crear comunidad. Por consultas: [email protected].