La vivencia es intransferible: pérdidas materiales, laborales, de pareja, sociales, seres queridos. Cómo asumir ese pasaje del tener al ya no más, es decir, incorporar el cambio con el desgarramiento que conlleva. Con el taller “Transitar un duelo”, que no es un curso ni una terapia grupal, subrayan sus responsables, las psicólogas Natalia Luccini y Deborah Bensión dieron inicio a un ciclo de encuentros a raíz de la demanda que encontraban en la consulta. De forma presencial, limitado a pocos cupos por los protocolos sanitarios, van a repetirlo el 8 de mayo.

“El taller es ‘Transitar un duelo’, primero para desmitificar un poco el tema, solamente vinculado a una pérdida de un ser querido o una muerte, tratar el duelo como todas las pérdidas que podemos tener. A veces, incluso, no nos damos cuenta pero transitamos por las etapas sin percibir que estamos pasando un duelo”, revela Luccini. “Si bien todos los duelos pasan por esas etapas, que son negación, enojo, aceptación, todas las pérdidas que vamos teniendo, incluso las más cotidianas, como perder el trabajo, te llevan a perder el sentido, de tu economía, por ejemplo. El taller apunta a ser un intercambio con los participantes. Si bien damos herramientas profesionales, buscamos que cada uno hable de su propio duelo y ayudar a transitarlo”.

De esta manera los recursos o las dudas de uno pueden ser de provecho para los demás. “Toda pérdida implica transitar un duelo, y no necesariamente todas las personas son conscientes de eso. Porque también está eso de asumir que estamos transitando un duelo. De repente la persona no lo sabe; sí lo sufre”, apunta Bensión. Las psicólogas lo formulan como taller: “La diferencia es que el curso da herramientas teóricas y a partir de ahí la persona se maneja con una información. El taller es un intercambio, si bien están los saberes desde la formación académica que tenemos, obviamente, y desde la experiencia: hace 15 años que trabajamos en clínica desde diferentes enfoques –Natalia es psicóloga gestáltica y yo psicoanalítica–”.

¿Cómo influye que muchos rituales fúnebres queden relegados por la covid-19? “Depende de las creencias, pero si hacés un velatorio y después un entierro, uno va ya manejando la idea, va haciendo un cierre, su propio proceso de duelo. Hoy por hoy, eso cambió bastante y cuesta cerrar ese momento”, agrega su colega y dice que en esos casos entienden que cada persona tiene su tiempo para ser consciente de que algo ya no se puede o de que está cambiando.

“Los rituales de alguna manera ordenan las etapas, pero ojo, eso no quiere decir que de lo contrario la persona no las haya transitado, aunque sí ofician de una manera terapéutica. En esta época se da mucho más que antes, pero no sólo ahora se hace rápido: el dolor como algo no aceptado, eso de que hay que estar bien. No discrepamos con dar herramientas para la transformación a partir de la motivación, pero también está el permiso de que si aparecen otras etapas podés aceptarlas y tomarlas como tales. No es tapar”, aclaran. Si bien un encuentro de algo más de dos horas no es un tratamiento, funciona de modo terapéutico, dicen las organizadoras.

El duelo, que es un terreno amplio, no se transita sólo a causa de un fallecimiento, y este taller admite esos matices: “Por ejemplo, alguien frente a una enfermedad psiquiátrica de un ser querido o demencia senil; ahí aparecen pérdidas también. Es decir: aparece un duelo no necesariamente clasificado como duelo; sin embargo, la persona transcurre las etapas. Mucha gente tiene el mito de que un duelo implica tanto tiempo, si no, deja de ser sano. Y en realidad no hablamos de tiempos. Una participante del taller sufría al perder a su pareja en vida, perder a la persona como era, perder incluso la rutina, lo que hacía con el otro, la sensación de que el otro no es el mismo. Por eso cada duelo es tan personal como cada pérdida”.

Desbloquear, entender

Los sentimientos son atemporales, pero no es lo mismo angustia que depresión. Lo básico es identificar las etapas del duelo, ver qué implica cada una, qué se puede hacer con eso, y esto se vincula con la aceptación de lo que sucede, explican. “Desde lo formal, nosotras transmitimos cuáles son esas etapas y cada uno se identificará con la que está transitando. Y en los talleres de repente vemos gente que ya pasó por todo eso, que incluso quiere ayudar a otros que lo están transitando. Se hace dinámico y en el intercambio aparece la transformación”.

“Cada uno está en su historia y eso lo hace rico”. El asunto, como señala Luccini, “no es desbloquear y dejar ahí, sino ver qué hacer con eso, sostener”. Parecería que una vez comprendida, esa ausencia se viera aumentada. Por eso, “junto a todo lo emocional hay que trabajar lo que viene después. No sólo iluminar, intervenir, porque se mueven un montón de cosas y no pueden quedar ahí, hay que encauzarlo en cada uno”. En ese sentido, el trabajo individual seguramente no quede saldado en un taller.

“Si hubo un duelo que la persona no pudo hacer, por determinadas razones, por bloqueos, por reprimirlo, que no salga porque justo tenía que trabajar mucho y no se permitía sentir, ese duelo sale en otro momento, obviamente lo va a transitar desde otro lado. Entonces a veces es hacer consciente que eso que está sintiendo ahora fue el duelo de repente de la muerte de su mamá, cuando tenía ocho años. Porque uno necesita cerrar la etapa, no importa cuándo. Eso que está inconcluso sigue ahí y en algún momento va a doler y va a salir”, indica Luccini.

Cuando un evento o incluso una película parecen desanudar un dolor arcaico, Bensión señala que no obstante “ya el llanto no es el mismo, el dolor no es el mismo. Te puede remitir a eso, pero es consciente. Si uno transcurre los duelos sanamente y hace un cierre, van a aparecer otros duelos, porque las pérdidas son parte de la vida. Teniendo un proceso anterior, el siguiente se sufre, pero es diferente. Sí, de alguna manera, trae a colación ese recuerdo, pero se vive diferente”.

Para contactarlas: 097 502425 Natalia Luccini y 099 982680 Deborah Bensión o por el correo [email protected].