Una carta firmada por 85 medios de comunicación de todo el mundo especializados en fact-checking, como el argentino Chequeado, el español Maldita, el mexicano Animal Político o los estadounidenses Politifact, The Washington Post y Univisión, denuncia que Youtube ha fallado repetidamente a la hora de poner un freno a la desinformación que circula en su plataforma.

El texto, que va dirigido a la directora ejecutiva de Youtube, Susan Wojcicki, señala que luego de dos años desde que comenzó la pandemia de la covid-19, el monitoreo de estos medios concluye que “todos los días vemos que Youtube es uno de los principales conductos de desinformación online y de información errónea en todo el mundo”.

Además señala que “lo que no vemos es mucho esfuerzo por parte de Youtube para implementar políticas que aborden el problema. Por el contrario, Youtube está permitiendo que actores sin escrúpulos utilicen su plataforma como arma para manipular y explotar a otros, y para organizarse y recaudar fondos”.

En este sentido, consideran que “las medidas actuales están demostrando ser insuficientes” e instaron a la plataforma a tomar “medidas efectivas contra la desinformación y la información errónea, y que elabore una hoja de ruta de políticas e intervenciones al producto para mejorar el ecosistema de la información, y que lo haga con las organizaciones de verificación de datos independientes y no partidistas del mundo”.

“En el último año, hemos visto grupos conspiranoicos prosperando y colaborando a través de las fronteras, incluido un movimiento internacional que comenzó en Alemania, saltó a España y se extendió por América Latina, todo en Youtube”, señala la carta abierta de los 85 medios que realizan fact-checking al referirse a la organización Médicos por la Verdad.

El texto añade que mientras esto ocurría, “millones de otros usuarios miraban videos en griego y árabe que los alentaban a boicotear las vacunas o tratar sus infecciones por covid-19 con curas falsas. Más allá de la covid-19, los videos de Youtube han estado promocionando curas falsas para el cáncer durante años”.

También menciona que en el caso de Brasil “la plataforma se ha utilizado para amplificar el discurso de odio contra grupos vulnerables, llegando a decenas de miles de usuarios”, al tiempo que en Filipinas “se está utilizando contenido falso con más de dos millones de visitas que niegan los abusos contra los derechos humanos y la corrupción durante los años de la ley marcial para pulir la reputación del hijo del difunto dictador, uno de los candidatos en las elecciones de 2022”, en referencia a Ferdinand Marcos.

El texto señala que “en Taiwán, las últimas elecciones se vieron empañadas por acusaciones de fraude sin fundamento” y que a principios de enero de 2021 “el mundo entero fue testigo de las consecuencias de la desinformación cuando una turba violenta asaltó el Capitolio de Estados Unidos el año pasado”. Además de ser el lugar en el que explotaron los denominados QTubers, youtubers dedicados a divulgar la teoría de Qanon (teoría que sostiene que hubo una conspiración contra Donald Trump), los medios denunciaron que “desde la víspera de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y hasta el día siguiente, los videos de Youtube que respaldan la narrativa del ‘fraude’ se vieron más de 33 millones de veces”.

La carta señala que muchos de los canales de Youtube que llevan tiempo divulgando desinformación continúan en línea y que esto se nota más en los canales con contenido que no es de habla inglesa.

Soluciones

Según estas organizaciones, la solución para ponerle un freno a la desinformación en Youtube pasa por cuatro puntos.

El primero es que la plataforma apoye “la investigación independiente sobre los orígenes de las diferentes campañas de desinformación, su alcance e impacto, y las formas más efectivas de desacreditar la información falsa”, incluyendo la publicación completa de su política de moderación de contenidos y el uso y alimentación de inteligencia artificial.

En segundo lugar, Youtube debería “brindar contexto y ofrecer desacreditaciones, claramente superpuestas a los videos o como contenido de video adicional”, algo que en la actualidad ya existe en Facebook e Instagram, que pagan a medios de comunicación, incluidas las 85 organizaciones que firmaron la carta, para que verifiquen los potenciales casos de desinformación que se publiquen allí.

Por esto las organizaciones proponen a Youtube “una colaboración significativa y estructurada, asumir la responsabilidad e invertir sistemáticamente en esfuerzos independientes de verificación en todo el mundo que estén trabajando para resolver estos problemas”.

En tercer lugar, plantean “actuar contra los infractores reincidentes”, en particular “aquellos que monetizan ese contenido dentro y fuera de la plataforma”, evitando que los algoritmos de la plataforma promuevan su contenido.

Por último, reclaman a Youtube que amplíe “los esfuerzos actuales y futuros contra la desinformación y la información errónea en idiomas diferentes al inglés”, así como que permita que los servicios de transcripción funcionen en cualquier idioma y que se provean “datos específicos del país y del idioma”.