Es muy probable que seas parte de 80% de la población que en algún momento de su vida sufrió o sufrirá dolor lumbar. En efecto, este es uno de los principales motivos de ausentismo laboral, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es la causa más común de discapacidad a nivel mundial.

De todas formas, aunque es un dolor que puede llegar a ser muy molesto, no suele ser una afección médica grave que ponga en peligro la vida. Gastón Gioscia, médico deportólogo y profesor de Educación Física, dijo que el dolor lumbar no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que puede aparecer como resultado de diferentes anomalías o enfermedades.

Gioscia explicó que la lumbalgia es un dolor en la parte baja de la espalda que puede ser compleja de diagnosticar. Además, en la mayoría de los casos no se puede identificar una causa específica, aunque en otros puede estar relacionado con problemas en los discos, artrosis o fracturas. El diagnóstico que suelen dar los profesionales de la salud se basa en el relato del paciente y el examen del médico y, en algunas situaciones, se pueden requerir radiografías o resonancias magnéticas, detalló.

Pero, ¿qué pasa cuando se padece este dolor? ¿Es necesario el reposo absoluto hasta que “se pase”? Las medidas que se toman popularmente en el corto plazo para aliviar el dolor de espalda y retomar las actividades cotidianas suelen ir por el lado del consumo de medicamentos o por quedarse en absoluta quietud. Sin embargo, cada vez son más los especialistas que recomiendan ejercitarse como tratamiento a largo plazo para la lumbalgia. Esto se debe en parte a un “cambio de paradigma”, según Gioscia, porque ya no se recomienda el reposo como tratamiento para el dolor lumbar y sí la actividad física. El ejercicio cuidado es seguro y saludable para la columna vertebral.

Eso sí, Gioscia aclaró que la evidencia científica sobre la incidencia del ejercicio en la mejoría de la lumbalgia es limitada, ya que a menudo los estudios están mal diseñados, lo que dificulta su interpretación. El médico advirtió que este tipo de estudios “suelen incluir poca descripción de cómo se hizo el ejercicio, con escasos detalles de variables como la cantidad de series y repeticiones o la frecuencia semanal”.

Si bien el deportólogo prefiere no inclinarse por recomendar una actividad específica, destacó que las recomendaciones suelen ir hacia el ejercicio de fuerza y el trabajo de la zona media del cuerpo, conocida como el core. También pueden ser efectivas prácticas como la hidrogimnasia.

En tanto, las actividades que implican estrés en la columna vertebral, como los movimientos repetidos de impacto, se deben evitar hasta que el dolor se alivie.

Qué dice la ciencia

Algunos de los ejercicios más recomendados por la comunidad científica son los estiramientos de los músculos de la espalda, el trabajo de fortalecimiento del core (núcleo del cuerpo, incluye músculos abdominales, lumbares, pelvis, glúteos y la musculatura profunda de la columna), ejercicios de movilidad lumbar, y disciplinas como el Pilates.

Existen numerosos estudios que indagan sobre cuáles son los ejercicios más efectivos para el tratamiento del dolor lumbar. A modo de referencia, la base de datos científica PubMed contiene más de 60.000 artículos que relacionan el ejercicio con el dolor lumbar. Y si bien es importante recordar la advertencia de Gioscia sobre este tipo de investigaciones, detallamos a continuación algunos de los ejercicios que se suelen repetir entre las recomendaciones.

El trabajo del fortalecimiento del core, que puede incluir abdominales y planchas, fortalece los músculos abdominales y de la espalda y colabora en la estabilidad de la columna vertebral y en la reducción del dolor lumbar. De todas formas, Gioscia remarcó que tener un core débil no tiene por qué ser motivo de padecer lumbalgia, y tenerlo fuerte tampoco nos salva de no sufrir esta dolencia. “Es bueno mantener fuertes los músculos del tronco, pero también es útil relajarlos cuando no son necesarios”, agregó.

Por otro lado, la evidencia se inclina por los ejercicios de movilidad lumbar y los estiramientos de la musculatura de la espalda para reducir la tensión de esos músculos y mejorar la flexibilidad. Si bien muchos profesionales suelen recomendar estiramientos que impliquen una flexión del tronco, teorías como la del fisioterapeuta neozelandés Robin McKenzie se dirigen más hacia los movimientos de extensión.

Este fisioterapeuta desarrolló como tratamiento para el dolor lumbar la “mecánica McKenzie”. Este enfoque se centra en la realización de ejercicios específicos y promueve la educación del paciente para adoptar posturas que alivian el dolor lumbar. Una de sus principales recomendaciones es el uso de la extensión espinal para aliviar la compresión en la columna vertebral. Esto puede lograrse mediante la realización de ejercicios de extensión, como acostarse boca abajo y levantar el tronco con las manos o realizar una extensión lumbar sentado con los pies apoyados en el suelo y las manos en la parte posterior de la silla. En tanto, trabajar la movilidad de la columna con ejercicios como el gato-camello vertebral es importante porque permite mantener la flexibilidad y reducir el dolor lumbar.

Por otro lado, las recomendaciones también se inclinan hacia el Pilates como una práctica positiva para la zona lumbar. Mediante el trabajo de conexión mente-cuerpo, la respiración y la postura, es posible reducir el dolor lumbar al tiempo que se trabaja la flexibilidad y la fuerza. De cierto modo esta disciplina apunta también a reducir el estrés, que es una de las principales causas de lumbalgia según el deportólogo consultado.

Desterrando mitos

Gioscia desmitificó el hecho de que el dolor lumbar se agrave con la edad. En cambio, señaló que la mayoría de los episodios de dolor lumbar mejoran, porque no suele ser un dolor que empeore con el tiempo.

Por otro lado, el deportólogo indicó que la prevalencia de la lumbalgia aumenta abruptamente durante la adolescencia, y enfatizó que la mayoría de los adultos tendrá dolor lumbar en algún momento de su vida. Las mujeres cuentan con mayores probabilidades de padecerla que los hombres. Más que el paso del tiempo o cualquier daño estructural, lo que puede incidir significativamente en el dolor lumbar es la falta de sueño, el estrés y el estado de ánimo.

En ese sentido, el deportólogo dijo que el estrés, la fatiga, la inactividad o la actividad física fuera de lo que está acostumbrada la persona están más fuertemente asociados con el dolor lumbar persistente que el daño en los tejidos. Asimismo, otros factores asociados al estilo de vida, como el tabaquismo y la obesidad, pueden influir en la aparición de episodios de dolor lumbar.

¿La postura determina que tengamos o no lumbalgia? Mito. No hay una única postura saludable para la columna vertebral. La forma que tiene una persona de sentarse, pararse y levantar objetos no predice la lumbalgia o su persistencia.

El médico consultado por la diaria concluyó que uno de los puntos más importantes en el tratamiento de la lumbalgia tiene que ver con la reeducación. En ese sentido, entiende que es importante centrarse en promover en el paciente una mentalidad positiva, asesorándolo para que pueda optimizar su salud física y mental. En la mayoría de los casos no es necesario recurrir a fármacos. Mediante la rutina física, el ejercicio planificado, las actividades sociales y la incorporación de hábitos saludables de sueño y control del peso corporal es posible transitar un tratamiento efectivo de la lumbalgia.

Cuándo preocuparse

Si bien la lumbalgia no suele traer mayores complicaciones, Gioscia indicó que es importante considerar que existen algunos síntomas con los que sería importante encender las alarmas y consultar con un especialista. Por ejemplo, fiebre, traumatismo, pérdida de fuerza en las extremidades, cefalea, vómitos o dolor al orinar son signos de que algo puede andar mal y que ese dolor de espalda puede ser consecuencia de una enfermedad orgánica importante, vinculada a la columna vertebral y a la médula espinal.