Existen tantos recursos como personas para alcanzar el bienestar. La música, cierta música, tiene la capacidad de transformar en segundos el estado anímico. Y quién mejor que un artista y docente, que experimenta desde hace décadas con esa herramienta, para seguir ese camino.

Gustavo Ripa integró agrupaciones como Canciones para No Dormir la Siesta y fue uno de los fundadores de Rumbo, además de haber desarrollado una carrera solista que le deparó tres premios Graffiti, sin pasar por alto que sus cuatro placas editadas son Disco de Oro, dos de ellos además de Platino. El músico aborda al mismo tiempo un sistema para el desarrollo personal, que comprende el bajar las revoluciones, por ejemplo, a través de un curso en línea que llama “Hoy descanso”.

Cuando se lo interroga acerca de esta veta paralela, aclara que no se trata de algo lejano a su profesión: “En realidad, es la música la que se aparta de los posibles efectos sanadores y se transforma en un mero bien de consumo pasajero, que responde a otras necesidades, comerciales, pero no con un enfoque de salud. Por supuesto que hay mucha música con un enfoque saludable, como yo digo, no tóxica”. Comenzó a investigar esas posibilidades hace 24 años, interesándose por la musicoterapia. “Fui de las primeras personas en Uruguay en empezar a trabajar con cuencos tibetanos. En aquel momento, mis colegas me decían ‘te volviste místico’, ‘tas loco’, ‘qué son esas cacerolas de metal’. Hoy en día es muy común que se hable de gongs, de cuencos tibetanos, de cuarzo, de terapia de sonido, de terapia vibracional… pero entonces no. Después de una experiencia muy larga de tener estudio de grabación, estuve un tiempo desarrollando y estudiando todo lo que tiene que ver con la terapéutica de sonido. Le enseñé a mucha gente que hoy, por suerte, está haciendo ese trabajo. Casi unido a eso, luego retomé mi instrumento –vengo de la escuela clásica de la guitarra y de mi experiencia en la música popular– y empecé a hacer música instrumental, versiones de canciones uruguayas llevadas a un ámbito de sosiego, tranquilidad, que era lo que sentía hacer”. Así, no extraña que en 2010 haya publicado, a través del sello Ayuí, Calma. Todo va en sintonía.

El minicurso que este compositor e intérprete imparte hace relativamente poco tiempo, como parte de la Escuela Música de la Vida, en línea, y que publicita en Instagram, se concentra en ejercicios prácticos que implican una atención plena, una escucha consciente para lograr un estado de relajación y lograr el a veces esquivo descanso. “Ante un mundo en el que la mayor parte de las personas viven en el estrés, no saben cómo combatirlo y muchas apelan como único método a la medicación, propongo algo que puede aportar ayuda a quienes necesiten bajar el nivel de ansiedad, lograr el descanso, la calma mental”, sintetiza. La técnica procura generar estados, pero hay que poner de uno mismo para que surta efecto.

También brinda talleres específicos, “donde pasamos de la acción física de la audición a la escucha consciente, a la intención de escuchar, a centrar la mente en un foco, en este caso los sonidos y la música”, explica acerca de esta práctica que en breve lo llevará a compartirla en Chile.

Domar la mente

“Hoy descanso” es un curso on demand, lo que significa que es un taller en diferido, el material y los ejercicios quedan alojados en la plataforma y el usuario puede recurrir a ellos cuantas veces quiera. Por un lado, aborda el estrés y la ansiedad, ahonda en la escucha consciente mientras promueven prácticas de respiración. Contiene siete pistas de reproducción seleccionadas, una por cada día de la semana, además “probadas en sus efectos”. El objetivo siempre es alcanzar la calma. Al ser un curso económico y accesible desde cualquier parte, Ripa ha tenido participantes situados en varias regiones y de diferentes edades, aunque relata que la mayoría suele tener de 30 años en adelante. “Cuanto más se profundiza, más resultados da. Para cada persona puede funcionar diferente, pero hay una relación directa entre la práctica y los resultados obtenidos”, recalca. Y una vez adquiridas las herramientas, como bien señala, “te quedan para toda la vida”.

Eso sí, advierte que esta experiencia demanda una participación activa o, dicho de otro modo, “uno no tiene que tener la actitud de que la música es como una aspirina” o echarse en un sillón como “si la música fuera un factor externo que viene a hacer algo por mí”. Al contrario, el involucramiento es fundamental para apaciguar la mente y no quedarse en la superficie.

Ripa nos recuerda que estas metodologías ya han sido exploradas y avaladas por las neurociencias, ya que el cerebro trabaja en distintas frecuencias, que propician desde el alto estrés hasta el sueño reparador. “Está comprobado científicamente que determinadas músicas tienen la capacidad de cambiar tu frecuencia cerebral en cuestión de segundos, para un lado o para el otro, es bueno decirlo. Te puede entregar energía orgánica o te puede entregar toxicidad. Por lo tanto, para el combate contra el estrés no cualquier música sirve y no a todas las personas les sirve la misma. Hay una cosa más o menos universal, que a esta altura de las investigaciones ya está establecida, hay una guía, pero no es infalible para el 100%”.

Para hacerle consultas o sumarse a este curso, van dos modos de contacto: su correo [email protected] y su página web.