Lo correcto sería llamarla Catedral Anglicana de la Santísima Trinidad, aunque la denominación popular es Templo Inglés. Sobre la calle Reconquista, es una referencia en la Rambla Sur, un enclave que, junto a su función religiosa, por otro lado tiene un valor histórico, patrimonial e incluso turístico. Llama la atención desde su aspecto hasta su emplazamiento.

Su construcción comenzó en 1844, en el sitio del Cubo del Sur, junto al Portón de San Juan, próximo al lugar por donde habían entrado las tropas inglesas en 1807, y fue librado al uso público en 1845. Samuel Lafone, apenas comprado el terreno, lo donó al gobierno británico, con quien permaneció hasta 1998, en que el gobierno inglés transfirió la propiedad a la iglesia anglicana del Uruguay.

“Allí ocurrió la primera celebración no católica romana”, remarca Gonzalo Soria, quien asumió como párroco de la catedral en 2019. Soria, que integra la iglesia anglicana desde 1995, fue durante 18 años párroco en Fray Bentos y hace seis años se trasladó a la sede montevideana del culto anglicano.

Amerita este preámbulo el hecho de que en 2025 se cumplen 180 años de la primera ceremonia celebrada allí y 90 de que el peculiar edificio ocupa su actual emplazamiento. Es que, como puntualiza Soria, “el templo estaba enfrente, más cerca del mar, y no había forma de construir la Rambla sin tirarlo. Parece que en esa época hubo un ciclón. La gente cree que lo corrieron, no lo corrieron, lo tiraron abajo en 1934 y lo volvieron a construir ahí en 1935”.

Continúa el sacerdote: “Al principio congregaba no solamente a los anglicanos, sino al resto de las iglesias que no eran católicas. Cuando se pide permiso para construir un templo no católico romano para atender las necesidades espirituales de toda una colonia, ahí van suizos, holandeses, daneses, ingleses. Entonces, tiene la importancia de haber sido donde se llevó a cabo la primera celebración no católica. Y es patrimonio histórico porque, por ejemplo, el mobiliario es el original. Y aparte es una comunidad de fe, o sea, que se reúne cada domingo y celebra su misa”.

Hay dos momentos en el año en que reciben más público: uno es La Noche de los Templos, durante la que se abren todas las iglesias para ser visitadas, y el otro es el Día del patrimonio. Después, puntualmente, algunas personas se contactan con el párroco y organizan visitas a la catedral. “Es un lugar que está abierto los domingos desde las 10.00 hasta las 15.00 o 16.00. La gente que está por la rambla paseando, entra y lo conoce. Es un lugar muy hermoso”, asegura.

Amén de los elementos religiosos, suele llamar la atención de quien ingresa al templo los vitrales y el órgano, de origen inglés, de tubos, de doble pedalera. “Cualquier persona que entra se da cuenta de que no está en una iglesia católica”, señala Soria, tanto respecto a la distribución como a la arquitectura del edificio, con las columnas que le otorgan un carácter neoclásico.

Para Soria, los vitrales son lo más logrado, y describe además “una reja coral; el púlpito y la pila bautismal son de mármol. Hay un ambón de bronce en forma de águila. Y hay placas en las paredes que recuerdan distintos eventos. Por ejemplo, están escritos los nombres de las tripulaciones de la Batalla del Río de la Plata, cuando ocurrió el hundimiento del Graf Spee: el Ajax, el Exeter y el Achilles. Están los nombres de todos los marinos que murieron en esas naves. Hay una placa porque se hizo una misa ahí en su memoria y en algún aniversario de la batalla, para recordar a los caídos en combate”.

Lo que se avecina

¿Cómo es el cronograma de este aniversario? “El sábado 14 de junio estamos invitando a la sociedad en general, a la gente, a las iglesias hermanas, con las que tenemos buen vínculo. La iglesia anglicana participa de la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay, del Consejo de Iglesias Cristianas, de los organismos del Consejo Latinoamericano de Iglesias. Estamos invitando también a actores del gobierno, al Senado, a los parlamentarios, a conmemorar los 180 años de la primera celebración y los 90 del templo donde está. A las 15.00 va a haber un acto cultural; estamos haciendo las gestiones para que cante el coro del Sodre. Y luego va a haber una misa presidida por el primado, que viene ese día; va a haber una celebración eucarística a las 16.30, y la banda de gaitas también va a actuar”, adelanta.

Templo inglés actual.

Templo inglés actual.

Foto: Wikimedia Commons

Soria quiere que el sábado “comience un tiempo de celebraciones por los 180 años”. ¿Un tiempo de qué extensión? “Si me preguntás a mí, te armo un año entero”, responde el sacerdote, que aspira a generar, por lo menos de junio a diciembre, un calendario de charlas, festejos, visitas guiadas y actividades culturales. “Uno de los objetivos de la parroquia, en el marco de los 180 años, es poder albergar actividades culturales, coros, presentaciones de libros, encuentros”.

Están abiertos a más propuestas, que recepcionan a través de los correos [email protected] y [email protected].

Una iglesia joven

Cuando se le pregunta cuántos son los fieles, Soria aclara que se trata de una iglesia pequeña. “En el último registro se calculaba que seríamos 1.000 personas. Ahora vamos a estar diezmados porque, después de la pandemia, mucha gente se acostumbró al fenómeno de las comunidades virtuales. Entonces, por un lado, la misa, lo presencial, y después tenés, por ejemplo, un curso bíblico los martes por Zoom, que termina juntando una cantidad de gente que es difícil de contabilizar”.

En Uruguay cuentan con el Templo Inglés, que es la catedral, la iglesia madre. “Después tenemos presencia histórica en Fray Bentos, donde la parroquia es de 1869; llegó con el frigorífico, con el Anglo, porque piden a Inglaterra un sacerdote y un maestro para atender las necesidades espirituales de la comunidad inglesa. También está la parroquia de Salto, de 1867, Y esas son las tres comunidades históricas”, detalla. Además tienen presencia en Rivera y en Punta del Este.

En paralelo, implementan un tipo de trabajo social quizás no tan visible: “Hay una concepción que la iglesia anglicana desarrolló, sobre todo en el origen, que era como estrategia poder participar desde la sociedad civil, más allá de lo religioso, en convenios con el Estado. Se hacen llamados públicos y nosotros tenemos la gestión con CAIF; trabajamos con el INAU. Si bien los proyectos requieren ciertas normas, de alguna manera es otra forma de estar presente en una zona, respetando la laicidad, y hacer un buen servicio”. Sobre este aspecto, Soria despliega un concepto amplio de evangelización, en tanto la capacidad de transformar los sitios a los que llegan. “Capaz que en la búsqueda de trabajar en un barrio, por los derechos de la gente, de estar cerca y de transformar la realidad de un lugar, no es solamente que la gente vaya a misa. Ir a la iglesia no te garantiza que se van a transformar. Todo lo que apunte a colaborar en una sociedad más digna, más justa, nos sumamos, no necesariamente para la catequesis, las tareas de evangelización, como la gente las entiende, que también son nuestra tarea”.

La iglesia anglicana es un conglomerado de provincias, de regiones en el mundo, y tiene como logos en su bandera y escudo a la rosa de los vientos, con la inscripción en griego “La verdad nos hará libres” (tomada del evangelio de Juan, 8:32). “La iglesia es una comunión de 42 provincias, 90 millones de personas dispersas en el mundo, y cada provincia está en comunión con Canterbury, pero tiene su independencia para funcionar. Entonces, la referencia de la autoridad en Uruguay es el obispo primado de la provincia. En este momento está en Buenos Aires, se llama Brian Williams”, cuenta Soria. “La iglesia anglicana es otra forma, por decirlo así, de vivir la fe católica y apostólica de la iglesia, surgida en la reforma [en el siglo XVI]”.

Cuando comenzó en Uruguay, en 1844, era apenas una capellanía, que fue creciendo. “Con el tiempo se fue acercando la gente nacional. Pero la iglesia anglicana en Uruguay, como diócesis, como un territorio con un obispo, es nueva, de 1988. Se forma a partir de que nos vamos acercando uruguayos y vamos comprendiendo y participando de la fe con la tradición anglicana. O sea, si vos la mirás en perspectiva, en Uruguay es una iglesia joven”, explica.