El síndrome de Diógenes, también llamado trastorno compulsivo de acumulación, sigue siendo un desafío complejo de salud mental y convivencia social. El acopio excesivo de residuos, objetos y animales en viviendas afecta no sólo a quienes padecen la condición, sino también a la comunidad que convive con los focos de insalubridad.
Ante la persistencia de la problemática y la lentitud de los procedimientos existentes, la Defensoría del Vecino decidió convocar a un conversatorio con distintos actores estatales para actualizar la discusión, coordinar acciones y generar herramientas concretas para abordar estos casos. Según información detallada por la Comisión Interinstitucional del Ministerio de Salud Pública (MSP), vigente desde 2007, la acumulación patológica tiene múltiples dimensiones: individual, familiar, comunitaria y de políticas públicas.
En este contexto, Daniel Arbulo, titular de la Defensoría del Vecino, explicó a la diaria que “los acumuladores pueden padecer aislamiento, ruptura de relaciones sociales, autonegligencia y abandono en higiene, salud y alimentación. Además, acumulan compulsivamente residuos o animales y, aunque se realicen limpiezas, muchas veces vuelven a acumular”, aseguró.
Desde la perspectiva comunitaria, esta actitud provoca riesgos sanitarios como incendios, proliferación de roedores o enfermedades infecciosas, además de deterioro del entorno: viviendas linderas afectadas por la falta de higiene, contaminación acústica y olfativa —especialmente en casos de síndrome de Noé, cuando se acumulan animales—, conflictos vecinales y dificultades para vender o mantener propiedades.
Hace 15 días la Defensoría organizó un conversatorio sobre el trastorno de acumulación, con el objetivo de “volver a poner sobre la mesa un problema que persiste pese a la existencia de protocolos estatales”, señaló Arbulo. Participaron representantes de la Fiscalía y el Poder Judicial, el Servicio de Atención a la Salud de la Intendencia de Montevideo (IM), el Servicio de Salubridad Pública de la IM, el Programa de Salud Mental del MSP, el Hospital Vilardebó, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), UTE, el Banco de Previsión Social, algunos municipios y miembros de la Defensoría.
Sin embargo, se destacó la ausencia de entes que suelen intervenir en este tipo de procesos, como el Ministerio de Desarrollo Social, otros actores dentro del MSP y el Ministerio del Interior; un punto que se espera corregir en próximos encuentros. Asimismo, Arbulo subrayó la necesidad de articular distintos actores para lograr una respuesta efectiva. “El objetivo es generar tres encuentros, sistematizar experiencias y presentar un protocolo integral y una propuesta normativa antes de fin de año. Esto permitirá que los operativos no sean sólo limpieza, sino también seguimiento y tratamiento, con el fin de evitar la recurrencia y promover la reinserción del acumulador a la sociedad”, puntualizó.
Crónica de una intervención
En lo que va de 2025, la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo recibió 12 denuncias. Según explicó su titular, intervinieron en todas ellas y una ya finalizó el proceso. En años anteriores, el promedio rondaba entre ocho y diez casos.
La Defensoría compartió documentación de intervenciones previas que ilustran la magnitud de los casos. Según consta en un informe de Rosana de Boni: “Con una orden judicial se logró ingresar a la propiedad. Los dueños se resistían a desprenderse de sus pertenencias. Había enormes cantidades de basura, cerca de 50 perros y numerosos gatos en estado crítico de desnutrición y maltrato. Los vecinos comentaban: ‘Hace años que sucede lo mismo, acumula residuos y animales, algunos mueren y los mantiene dentro de su vivienda’”.
El documento subraya cómo la acumulación genera olores insoportables, riesgos sanitarios y conflictos con vecinos, convirtiéndose en un problema de salud pública y de convivencia.
Cabe destacar que, antes de la creación del marco interinstitucional, la IM contaba con un protocolo propio para atender denuncias por acumulación. Los reclamos solían provenir de familiares o vecinos y podían gestionarse en el Servicio de Salubridad o en los Centros Comunales Zonales. El procedimiento era escalonado: inspección inicial, intimación para limpiar en diez días, multas sucesivas y, si no se cumplía, allanamiento judicial y operativo de limpieza, con participación de policías, escribanos y personal municipal. Aunque restablecía condiciones mínimas de higiene, al regresar a su vivienda, el afectado volvía a acumular.
Esta experiencia evidenció la necesidad de involucrar a más actores y diseñar estrategias que contemplaran salud, vínculos sociales y reinserción comunitaria. Según Arbulo, tampoco está claro si existió un estudio previo específico sobre este trastorno antes de la normativa de 2007; lo que sí se sabe es que ese marco buscó ordenar la actuación institucional, aunque su aplicación fue lenta y limitada.
Un marco institucional complejo y lento
Desde 2007, el MSP cuenta con un marco interinstitucional para abordar la acumulación patológica, que integra al MSP, ASSE, Facultad de Medicina, IM, Poder Judicial, Hospital Vilardebó y municipios. La Defensoría del Vecino impulsó posteriormente su propia comisión, basada en tres años de experiencia, que elaboró las “Pautas de atención sanitaria a los pacientes con síndrome de Diógenes”. El protocolo detalla coordinación previa al operativo de limpieza, acciones durante el operativo, internación y posterior seguimiento en equipos de salud mental en territorio.
Sin embargo, como señaló Arbulo, esta comisión ya no existe y la implementación práctica sigue siendo insuficiente: “La comisión del MSP aclara cómo se hace todo, pero la persona vuelve a acumular. La coordinación territorial es insuficiente y el seguimiento efectivo no se garantiza. Por eso organizamos el conversatorio, ya que necesitamos poner el tema nuevamente sobre la mesa y generar productos concretos que mejoren la intervención y la normativa”, afirmó.
En teoría, el procedimiento contempla inspecciones, intimaciones, multas, allanamiento judicial, limpieza y traslado del paciente para diagnóstico y tratamiento. En la práctica, el seguimiento posoperatorio falla y el acumulador reincide. Arbulo explicó que depender únicamente de los equipos de salud en los barrios no garantiza efectividad. “No podemos dejar todo en manos de lo territorial; ellos son los que van, pero con escarbadientes. La Defensoría debería jugar un papel de monitoreo, decir: ‘Bueno, está funcionando o no funcionando’”.
Trastorno con múltiples dimensiones
El síndrome de acumulación no es sólo un problema de objetos. Implica aislamiento profundo, abandono personal y social y resistencia a recibir ayuda. En ese sentido, “esto genera un bucle en el que la persona se aísla, corta vínculos familiares y vecinales y mantiene la espiral de acumulación”, agregó.
Además, como se mencionó anteriormente, también impacta en los barrios por sus riesgos sanitarios. “Es un problema transversal que afecta a todas las clases sociales”, advirtió el titular.
La experiencia demuestra que limpiar la vivienda no alcanza. Sin coordinación interinstitucional ni participación comunitaria, la persona vuelve a su rutina. Por ende, la Defensoría impulsó un llamado a la acción que retoma lo avanzado por la Comisión Interinstitucional del MSP y busca generar herramientas más ágiles y efectivas.
“El desafío es asumir la acumulación patológica como un problema sanitario y social que requiere acción conjunta de salud, justicia, municipios y comunidad. La meta es que los protocolos dejen de ser documentos y se conviertan en intervenciones sostenibles que protejan a quienes padecen el trastorno y a sus vecinos. A su vez, es un problema complejo, con historias humanas muy fuertes. No basta con limpiar la casa; se necesita recuperar vínculos, garantizar salud y restablecer la convivencia comunitaria”, concluyó Arbulo.
Por último, adelantó que los dos encuentros restantes se llevarán a cabo antes de fin de año, con el propósito de consolidar las discusiones y traducirlas en acciones concretas que permitan mejorar la coordinación interinstitucional y la intervención frente a los casos de acumulación patológica.