La persistencia y el trabajo de un grupo de artistas logró concretar la tercera edición de un encuentro autogestionado que propone un concepto distinto del de los tradicionales festivales, ya que funciona como una plataforma “mutante y móvil”, en la que distintos artistas avanzan en sus investigaciones a partir del encuentro, la colaboración y la convivencia con la comunidad local. Este concepto de Bullshit “pone en práctica las nociones de cooperación, colaboración y autogestión, llevando a distintos contextos un modelo de articulación, manutención y colaboración que sólo tiene sentido en el encuentro con el otro”, que comenzó en 2016.

La coreógrafa y bailarina Magdalena Leite –organizadora y participante– recordó a la diaria que este colectivo surgió a partir del Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual de la Universidad de Castilla y el Museo Reina Sofía. Por eso, la primera edición de Bullshit se llevó a cabo en Madrid; al año siguiente, el festival se trasladó a Ciudad de México, y ahora llega a Montevideo: entre el 8 y el 17 de noviembre, con sede en el Centro Cultural de España (CCE), el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE), Espacio GEN y el teatro Solís, se presentarán 15 obras internacionales, provenientes de países como España, México, Brasil y Uruguay, siempre con entrada libre (la programación completa está disponible en la página de Facebook del festival).

Leite comenta que, en su momento, las investigaciones de los estudiantes derivaron en puestas transversalizadas por el eje “cuerpo y democracia”: “Hay obras que lo abordan de una manera explícita, como es el caso del trabajo de Emmanuel Pacheco [Esta pieza no es para mi madre], que habla de los desaparecidos en México y es una pieza de danza que se cruza con un formato visual. Todas cuentan con una reflexión, que incluso puede implicar a lo político entendido desde la manera de hacer, y no tanto desde la temática”.

Mañana, la inauguración estará a cargo de dúos españoles: Twins Experiment, de Ainhoa Hernández y Laura Ramírez (a las 20.00 en el INAE), “dos jóvenes que vienen de la danza y presentan una propuesta arriesgada y divertida, que trabajan a partir de diversos materiales”, e Introducing El puñal Dorao, por Alejandría Cinque y Cachorro Lozano (a las 21.30 en la terraza del CCE), un dúo que “viene de las artes visuales y propone esta performance” con música en vivo llamada El puñal dorao, a partir de la temática queer, y una “reflexión que se asocia más con la imagen. Como todas las piezas, se enmarca en el concepto de las artes vivas, que sitúa al cuerpo como protagonista, más allá de que abarque distintas disciplinas”, precisa Leite.

Entre la extensa programación, se encuentran Bordeando lo imposible, y la instalación sonora Yo no soy, de Florencia Martinelli; Experiment for a non submissive body, del brasileño Túlio Rosa, que trabaja con “imágenes vinculadas a zonas de guerra y cuestiones de violencia”. Motivado por una investigación que explora el binomio cuerpo-violencia, Rosa abordó distintas prácticas, como ejercicios de escritura y la creación de experimentos escénicos, y elaboró un proyecto centrado en las imágenes que se publican en la web de los movimientos insurgentes y contrainsurgentes ocurridos en Brasil desde 2013, en un intento de reflejar y cuestionar el uso de la violencia estatal en contextos democráticos. En sintonía con esta propuesta, la obra Ensayos para el fin del mundo (Ana Luiza Fortes, Vinícius Coelho y André Felipe) aborda las desapariciones en Brasil, a la vez que piensa el fin como una “estrategia para entender esa sensación de catástrofe inminente” que se apodera de lo cotidiano. Espacio hacedor, del español Julián Pacomio, es una pieza sobre una remake: en 2011, María Kodama –viuda y albacea de los derechos de autor de Jorge Luis Borges– ganó una demanda en la que obligaba a la editorial Alfaguara a sacar de circulación el libro El hacedor (de Borges), remake, en el que el escritor español Agustín Fernández Mallo ensayaba una suerte de juego literario con el texto original (una medida que se agravó con los años, y en 2016, el argentino Pablo Katchadjian corrió la misma suerte por agregarle 5.600 palabras al cuento ‘El Aleph’ y publicar una serie de ejemplares titulados El Aleph engordado”). Aquí, Pacomio retoma la propuesta de Fernández Mallo y construye una pieza escénica que aborda la arquitectura más allá de la construcción, planificando y exhibiendo distintos espacios utópicos identificables durante la representación, a la vez que se propone “identificar, analizar y construir arquitectónicamente los posibles espacios entre un original y su copia”, para lo que contó con la colaboración del arquitecto Miguel de Amo. Y, entre las demás propuestas que entrecruzan disciplinas, se encuentra una nueva versión de Flicker (Leite y Aníbal Conde), que se presenta como una acción escénica inspirada en la noción de “flicker o parpadeo, proveniente del cine estructural”.

Talleres y charlas

En paralelo a los espectáculos, Bullshit contará con cuatro talleres con entrada libre. Uno estará dedicado al laboratorio de creación, y otro a los laboratorios de formas. También tendrán lugar un taller práctico de escritura escénica y un “acciofolio”. Y, ampliando el espacio de reflexión y colaboración, el lunes a las 19.00 tendrá lugar una nueva ronda de conversación de Entre (Gabriel Delacoste y Lucía Naser), dedicada al cruce de arte y política, y el miércoles 14 (a las 19.00 en el CCE), Paula Giuria y Ángela López Ruiz –entre otros– hablarán sobre los modos de producción, gestión, organización y curaduría.