Muchos uruguayos están convencidos de que saben lo que es el peronismo y en ocasiones intentan explicárselo a los propios argentinos. Sin embargo, alcanza con leer el libro Una historia del peronismo, de Pedro Saborido, para descubrir que se trata de algo mucho más grande. De esa “discusión ideológica” única en el mundo conversamos con él, pero también de Peter Capusotto en Uruguay, el spin-off de Peter Capusotto y sus videos del que Saborido es una suerte de Mago de Oz, creando detrás de cámara y prestando su voz.
¿Me creerías si te dijera que entendí el peronismo al leer tu libro?
Había algo en este libro de buscar cierta “peronicidad friendly” y no es casual que el primer cuento sea sobre uruguayos, porque creo que era la mirada que podía estar menos contaminada. Una mirada objetiva diciendo: “Che, estamos acá, somos uruguayos y no entendemos el peronismo, o lo entendemos de a ratos”. Hay que entender que el peronismo tiene sus lados oscuros y también ha lastimado. Obviamente que se ha mandado sus macanas, pero los que estamos más cerca del peronismo suponemos que lo hizo menos que los otros. Hay una definición muy interesante: no es que el peronismo sea mejor, sino que los otros son peores. Nadie habla de que los kirchneristas fueran todos santos, pero estos son peores.
Quizá esa forma en que abordás el peronismo, entre sus luces y su sombras, es la que lo hace entendible.
Es que lo que siente un peronista tiene visos de cultura y de fe. El peronismo, como el comunismo, adopta íconos e imágenes para resistir dentro del capitalismo. Y no necesita hacer propaganda, porque vivís en la propaganda. Entonces, aparece el peronismo interviniendo dentro del capitalismo y buscando ese lugar, esa tercera posición que es una discusión. Por eso el peronismo es burgués, por eso no huye del deseo y del goce. Y eso es lo más difícil de entender. Es un acuerdo de clases. Todos tenemos que estar bien. No puede haber una clase que sufra. Es bonapartista, si querés.
Y esa cosa muy argentina del personalismo.
Hay cierto caudillismo y confianza en la persona que puede tener más maniobra. Como el peronismo, que puede desplegarse en modo menemista o en modo kirchnerista para afrontar un momento del mundo y sobrevivir. Porque al peronismo lo tenés que ver como una discusión ideológica, no como una ideología. La única ideología son sus tres banderas: la patria económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana. Todo lo que pueda manejarse en ese entorno lo podés considerar peronista.
¿Existe el humor peronista?
No como estilo. En todo caso, te diría que la mayoría de la gente peronista que conozco tiene humor sobre el peronismo. Puede reírse de cómo es. Los primeros chistes gorilas que escuché los contaba mi tío Roque, que era muy peronista. Se divertía con eso como quien mira a su grupo de amigos y se ríe de ellos. El problema es si uno se llega a creer que somos improvisados, bartoleros, pícaros con la democracia, cuando no es así. Todas las leyes del último gobierno peronista fueron al Congreso para ser aprobadas, y eso trajo sus quilombos. Entonces, guarda con creernos eso que dicen de nosotros o de asimilarlo.
¿Te sorprendió la recepción que tuvo Una historia del peronismo?
La tomé con mucha alegría y sorpresa, porque no pensé que fuera a funcionar tanto. Salió en un momento en el que justo habíamos aflojado la producción con Diego [Capusotto], y después la retomamos para hacer el programa acá en Uruguay. Ahora que me lo dijiste vos, estoy con ganas de presentar el libro acá, porque van a encontrar mucha similitud con la militancia. Cualquier tipo que milita, que adhiere a determinada idea, va a ver características. El colorado dirá “esto es como nosotros”. El frenteamplista, seguro, va a encontrar cosas. Las culturas van saltando por las metrópolis, y todos terminamos tomando limonada con jengibre. Y vos decís, ¿es de uruguayo tomar limonada con jengibre y comer hamburguesa de lentejas? ¿Qué es de uruguayo? Andan con termo y nosotros con una pava. Entonces lo uruguayo son las pequeñas particularidades.
¿Cómo llegaste al humor político?
Yo no me dedico al humor político. Yo hago humor y transpira o emana lo que soy. Le ves carga política al humor que hago.
O podemos traer a los Redondos y decir que todo humor es político.
Supongo que sí. Porque incluso el que no habla de política está marcando una actitud. Todo es política y todo es ideología. El tema es que cuando una ideología triunfa totalmente, deja de verse como ideología. Es sentido común. Y si nuestro sentido común está aceptando pobres por todos lados, hay un tema ideológico.
¿Qué rol tiene que cumplir el humor en la sociedad?
Hacer reír. Para mí el humor es un analgésico. Ayuda a vivir, te acompaña, te suaviza, pero no me parece tan importante.
Cuando comenzaron con Peter Capusotto y sus videos, ¿imaginaban el potencial de cada segmento independiente en internet?
Nunca sabemos lo que vamos a hacer. Somos hippies. Hippies viejos. Primero lo hacemos y después vemos. Pero no te lo estoy diciendo como una esnobeada; somos seres analógicos. Hicimos lo mismo que veníamos haciendo, sin pensar en redes ni en duraciones. Lo otro fue el universo que, ¡pac!, justo se encontró con eso.
¿Esta es la primera experiencia internacional del programa? ¿El primer experimento?
Es eso, está entre un experimento y una experiencia. Me encontré con Marco Caltieri, de Flúo, y cuando me contó del proyecto me animó a pensar en cosas que siempre tuve ganas de hacer, que era hacer algo en otro país, dando un paso muy acotado, porque Uruguay es parecido, hablamos el mismo idioma y tenemos ciertos conocimientos mutuos.
Sabrían que el programa funcionaba acá.
Sí, pero una cosa es que estés viendo algo que hacen en otro lado, y otra es que veas algo específico para Uruguay. Cuando nos pusimos de acuerdo y empecé, dije: “Uy, en qué quilombo me metí”. Porque no quería arruinar lo otro. Es como ir a ver en vivo a un tipo que escuchaste toda la vida: hay una expectativa ahí. Se puede ir todo a la mierda.
¿Ya viste los videos?
No los miro ni miro los resultados. Aprendí a no estar pendiente de los likes, pero no porque me parezca mal, sino porque me contamina. Si me dicen “che, este anduvo bien”, quiere decir que vamos bien, que no estamos haciendo macanas. Lo importante es no volcar.
¿Cómo seguís de aquí en más?
Tengo un par de ideas de libros. La parte dos del peronismo está escrita en un 70%, pero no lo voy a editar: mejor fracasar con otra cosa. La voy a hacer en vivo, y voy a tratar de venir acá a juntar peronistas uruguayos.