“Hoy tenemos un hermoso cielo azul. Tengo la sensación de que nada le cerrará el paso en su camino hacia el cielo berlinés”, decía el sábado Dieter Kosslick, director de la Berlinale, para despedir a Bruno Ganz, el actor suizo fallecido en Zúrich ese día a primera hora de la mañana. Es que Ganz quedará para siempre unido a las imágenes de Berlín desde lo alto, a las gigantescas alas de la Columna de la Victoria, en el centro del Tiergarten, a los cafés y a la Biblioteca. Fue el ángel Damiel de Las alas del deseo (Wim Wenders, 1987) muchos años antes de adherirse a la memoria como el exasperado Hitler de La caída (Oliver Hirschbiegel, 2004). Nació en Zúrich el 22 de marzo de 1941, de padre suizo y madre italiana. Dicen sus biógrafos que no fue un estudiante destacado. Se inscribió en la Escuela Superior de Artes al terminar los estudios secundarios y empezó un camino que lo llevaría a su primer papel en el cine en 1960, en El hombre del bombín negro (Karl Suter), pero pasarían más de diez años antes de que se consagrara como actor cinematográfico. Mientras tanto, integró el elenco del teatro Goethe y luego formó parte del grupo dramático Berliner Schaubühne. En 1979, Werner Herzog le dio el papel de Jonathan Harker en Nosferatu, el vampiro, donde un inolvidable Klaus Kinski se prendaba de los rosados cachetes de Isabelle Adjani.

La carrera de Ganz se fue haciendo progresivamente más internacional: pasó a filmar en Francia, Italia y Estados Unidos, y consolidó así una carrera compacta y prolífica que alcanzaría su máximo reconocimiento popular con la interpretación de Hitler durante los últimos días de su vida, en el búnker en el que recibiría las noticias de la derrota.

Con Wim Wenders filmó también El amigo americano (1977, sobre la novela de Patricia Highsmith) y Tan lejos, tan cerca (1993), la segunda parte de Las alas del deseo, en la que además de Ganz y Otto Sander, protagonistas de la historia de 1987, trabajó un extraordinario elenco que incluía a Peter Falk, Nastassja Kinski, Willem Dafoe y hasta a Lou Reed y Mijaíl Gorbachov.

En el cine español compartió elenco con Ángela Molina y Juan Diego Botto en El río de oro (1986), dirigida por Jaime Chávarri. Botto lo homenajeó desde su cuenta de Twitter al conocer la noticia de su muerte: “Me regaló su sombrero y me dijo: Te queda mucho cine. Que la tierra te sea leve, Maestro”.

En Berlín, donde el festival de cine estaba llegando a su momento culminante el sábado, los organizadores recordaron que Ganz estuvo al menos 12 veces en la Berlinale como representante de alguna película, y que en total visitó el certamen unas 20 veces para participar en distintas actividades.

Según la agencia Efe, el alcalde gobernador de la ciudad, el socialdemócrata Michael Müller, dijo que la muerte de Ganz “es una gran pérdida para todo el mundo del cine y del teatro en lengua alemana”.

Ganz era portador del Anillo de Iffland, distinción otorgada tradicionalmente al que haya sido considerado mejor actor en lengua alemana de su tiempo. Wagnerianamente, el anillo deberá pasar ahora a otras manos.