Seguramente habrán visto una escena similar en videos “detrás de cámaras” de películas o series de televisión: los extras pasan caminando delante de un castillo, por la calle de un barrio antiguo, en el muelle de un puerto. Inmediatamente después, nos revelan que sólo un porcentaje de ese escenario era real.

El castillo no era tan alto, ni tenía banderas flameando, o las casas del barrio antiguo sólo estaban construidas hasta el primer piso. El resto era cielo o telas verdes (o azules) que por aquí conocemos como cromas. Para completar ese escenario se utilizan artistas digitales. El brasileño Norberto Idiart es uno de ellos: en charla con la diaria desde Australia, descubrimos en qué consiste el trabajo de aquellos que en los créditos figuran como environment artist (artista de ambientes) o digital matte painter (pintor digital de mates... pero no los mates que estás pensando).

“Nosotros creamos y desarrollamos digitalmente escenarios que serían imposibles o muy caros de construir en la realidad, y tratamos de integrarlos a la perfección con lo que fue filmado en el set. Cubrimos los green y blue screens que quedan por detrás de los actores”, cuenta. Antes estas dos tareas estaban separadas. “El digital matte painter se ocupaba de extender sets utilizando elementos fotográficos y quedaba sujeto a la perspectiva del plano; mientras tanto, el environment artist iba directamente al 3D, construyendo mundos que se pueden mirar desde cualquier ángulo, bajo cualquier luz, y que pueden cubrir una cantidad más amplia de planos o incluso secuencias enteras. Hoy estas tareas se mezclan todo el tiempo y la verdad es que a mí me parece mejor el título que algunos estudios utilizan: environment generalist (generalista de ambientes)”.

“Nuestro oficio es de los más antiguos en los efectos especiales: antes se solía hacer con pintura tradicional en un vidrio, lo que, artísticamente hablando, lo posiciona unos cuantos niveles por encima. Integrar a la perfección una escena filmada y una pintura no es nada fácil, y, sin embargo, se hizo hasta los 90. Hoy se hace con la computadora y con toda clase de software”. Estos incluyen programas de modelado 3D, texturización, iluminación, composición “y el viejo y conocido Photoshop”.

Sus primeros trabajos fueron producciones para History Channel hechas por estudios de Argentina, y después trabajó en Bélgica, China, República Checa, Canadá y Australia, donde vive actualmente.

Un maestro checo ganador del Oscar

Si bien no llegó a trabajar con métodos tradicionales, conoció a un verdadero maestro. “En 2015 estuve una temporada trabajando en un estudio en Praga. En la misma oficina trabajaba un señor de 66 años, que no hablaba casi nada de inglés y escuchaba una radio que pasaba música clásica el día entero, sin auriculares”. “Estaba todo el tiempo en Photoshop haciendo digital matte painting con un nivel altísimo. Tenía un ojo impresionante para el color, la composición, el contraste, la perspectiva: dominaba el arte. Su nombre era Jiří Štamfest, y este hombre fue un gran matte painter tradicional y miniaturista desde la era dorada del cine checo. El hecho de que se mantuviera hasta haciendo arte y efectos para cine en altísimo nivel, en las grandes ligas, es para mí una inspiración y un ejemplo a seguir. Siento mucho respeto y admiración, y la verdad es que es un privilegio haber tenido la oportunidad de conocerlo y de haber trabajado con él. En 2018 trabajó en Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve, y se llevó un Oscar”.

La historia de Norberto había comenzado con producciones de History Channel para Argentina. En 2014 se fue a vivir a Bélgica y consiguió trabajo en un estudio de efectos especiales para la comedia holandesa The Surprise. “El resultado de ese trabajo fue muy bueno, y después de eso se abrieron muchas puertas. He trabajado en Bélgica, República Checa, China, Canadá y Australia, donde estoy actualmente”.

En la fase de preproducción de un proyecto, el director general y el director de arte “pasan un buen rato” con los diseñadores de concepto y producción. “Estos artistas son los que definen cómo se verá la película y su mood o espíritu visual. La mayoría de las veces, mi trabajo consiste en traducir un concept art en una secuencia de planos fotorrealísticos en movimiento, manteniendo sus características artísticas y su onda, pero con el plus de hacer que uno crea que realmente estuvimos en ese lugar filmando”.

“Cuanto más cerca de la cámara, cuanto más complicado es el movimiento de cámara, cuando más en foco y bajo la luz del día se encuentre el escenario, más hay que añadir detalle e imperfecciones para que se vea fotorrealista y creíble”.

Cats: el Londres de los años 20

Le preguntamos por su clase de escenario preferida. “Soy amante de lo que se llama arte invisible. Mi clase de escenario preferido es el que la gente ni siquiera se da cuenta de que hubo truco. Es el sentimiento original de los efectos especiales y de donde surgió todo. Obviamente, es más difícil de lograr con escenarios futurísticos o muy fantásticos, ya que la ficción es demasiado exacerbada: es claro que aquello no existe y fue hecho para la película. Pero todo lo demás, cuando está bien hecho e integrado a la perfección con lo filmado, en algún momento cruza la línea de lo imperceptible y ahí es cuando encuentro la satisfacción máxima en mi profesión”.

Norberto trabajó para Cats (Tom Hooper, 2019), una de las películas más vilipendiadas del año pasado. “Fue una experiencia muy buena profesionalmente a pesar de sus reseñas. Fue un año de aprendizaje enorme, de tratar con gente de todo tipo, ya que durante el pico de la producción mi equipo era muy grande y la cantidad de planos, escenarios y tareas necesarias para lograrlos era infinita. Al principio había, sí, una expectativa muy alta con el proyecto, tanto por ser una adaptación de un musical muy exitoso en Broadway, como por el casting, la técnica y el desafío de hacer crecer pelo felino en los actores. Y, en mi caso particular, de recrear el Londres de los años 20, en una escala 2.5x, o como se vería según la perspectiva de los gatos”.

En su opinión, los resultados negativos no se debieron al trabajo en los efectos especiales. Para él, el musical de Andrew Lloyd Webber “mantuvo y amplió la locura del libro de TS Eliot”, mientras que la película es “aburrida y pretenciosa. Como he dicho, no hay efectos que salven una mala película”. También mencionó que “sensualizar” animales terminó incomodando a los espectadores, lo que, sumado a “la moda de los discursos de odio y bullying en internet”, consolidó la “coyuntura perfecta para un fracaso”.

Con tanta experiencia, le preguntamos por la diferencia entre trabajar para una película con presupuesto modesto y una superproducción. “En una película de alto presupuesto, en general el trabajo se divide entre diferentes estudios de efectos, y muchas veces terminás haciendo un trabajo muy enfocado en una o dos secuencias. En las películas de menor presupuesto, los equipos son menores y la gente tiene que trabajar en tareas que abarcan más. A veces, creo que incluso siento que hay más tiempo cuando hay menos plata, o que por lo menos el tiempo anda más despacio”.

El cine y la pandemia

En cuanto al presente, conversamos acerca de cuánto afectó la pandemia a la industria, y en especial a su área de trabajo. “Impactó muchísimo. De repente se suspendieron todas las filmaciones del mundo, algo extraordinario. Había un optimismo grande con respecto al 2020 y se cortó todo. Ha habido muchos despidos y contratos que no son renovados, recorte de sueldos. Muchos estudios de efectos visuales tomaron estas medidas al darse cuenta de que no tendrían ingresos durante el año, pero también creo que algunos aprovecharon la situación para protegerse y ahorrar unos mangos. Bastantes despidos ocurrieron ya en el primer mes de la pandemia, cuando se suponía que estos estudios todavía seguían trabajando en películas filmadas anteriormente. Acá en Australia, el gobierno ha aportado mucho dinero para proteger sectores de la economía, llegando a pagar 80% de los sueldos para que los puestos de trabajos se mantuvieran. Ojalá fuera así en todos lados”.

Mientras las salas de cine cierran, el streaming sigue creciendo y los trabajadores deben adaptarse. En el área de efectos para live action, es decir, producciones con actores de carne y hueso, se habla de la era de la producción virtual. “Se hacen los fondos de antemano y se exhiben en estudio en pantallas gigantes de altísima resolución: un sistema de control de movimiento y de cámaras permite que se lleve poca gente al set además de los actores. Se graba todo lo que se necesita y el director puede ver cómo va a quedar todo en el momento. Así fue hecha la serie The Mandalorian, de Disney+. Es una solución precovid, desarrollada para bajar costos y plazos, que terminó funcionando muy bien en tiempos de pandemia”.

Si tomamos en cuenta el rating del sitio Rotten Tomatoes, que toma las reseñas de películas y señala qué porcentaje de ellas fue positivo, Norberto trabajó en la peor película de 2019 y una de las mejores de 2020 (Love and Monsters). “Por contrato firmado no puedo decir en qué estoy trabajando ahora, pero sí que va a ser lanzado en 2021. No sé si será un gran blockbuster, pero seguro un título muy conocido si fuiste niño o adolescente en los 90”. Lo estaremos esperando.

Proyectar Shanghái desde La Paloma

Otro trabajo, con final bastante más satisfactorio, fue Los 800 (Guan Hu, aún no estrenada en Uruguay), que hasta el momento es la película más taquillera del año en todo el mundo. “¡Lo hice de manera remota desde La Paloma! [donde estaba con su pareja, la escritora uruguaya Rosario Lázaro] Fui responsable de un plano complicado de Shanghái durante los años 30, y un par de planos mucho más sencillos. Esa sí que se podría intuir que sería una película con una cinematografía impresionante, ya que había mucho cuidado con los detalles visuales de cada plano”.

“Cuando la vi en el cine el mes pasado, me llamó la atención la experiencia cinematográfica. Es una película que te suspende la respiración por dos horas. El guion es como el de cualquier película de guerra estadounidense: un montón de nacionalismo apilado. De todas maneras, estoy muy orgulloso de la experiencia cinematográfica que ofrece al público”.

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