Es un festival pequeño pero cálido, persistente, que deja su marca en quienes pudimos asistir a algunas de sus ediciones. Piriápolis de Película se realiza anualmente y suele durar un solo fin de semana. La sede es el Argentino Hotel, en la rambla de Piriápolis. Las funciones son gratuitas, abiertas a todo público y suelen llenarse de gente. Del viernes 22 al domingo 24 tendrá lugar su 18ª edición.

La edición 2020 se tuvo que hacer mayormente en línea, pero por suerte la de este año será presencial. Esto es fundamental, ya que el ambiente que se genera en el Argentino Hotel suele propiciar la enriquecedora posibilidad de intercambiar comentarios con los realizadores de algunas de las obras y con otros espectadores. Con las entendibles restricciones derivadas de la pandemia, la programación está acotada, como en proceso de recuperación de la normalidad perdida. En general, la muestra central de largometrajes se concentra en películas de América del Sur. En este caso, sin embargo, las películas serán exclusivamente argentinas o uruguayas. Las uruguayas están o estuvieron casi todas en la cartelera montevideana, pero será una gran oportunidad para que las personas que se encuentran en el departamento de Maldonado puedan acceder al entrañable documental Una de nosotras (de Soledad Castro Lazaroff), la conmovedora Las vacaciones de Hilda (de Agustín Banchero) y la popular La teoría de los vidrios rotos (de Diego Parker Fernández). Habrá también una función con el primer episodio de la miniserie Metro de Montevideo.

La fiesta será la oportunidad de un contacto intensivo con nueve obras recientes del cine argentino, que desde hace décadas es una de las cinematografías más vigorosas del mundo. Las carteleras comerciales sólo suelen reflejar un mínimo porcentaje de la inmensa variedad de cosas interesantes que se producen en la vecina orilla. De las películas argentinas programadas, sólo la excelente Planta permanente, de Ezequiel Radusky, ya se exhibió en Montevideo. Entre las demás estará la aguardada nueva obra de Matías Piñeiro (Isabella). Varias de las otras recibieron nominaciones al Cóndor de Plata o participaron en alguna de las competencias del Festival de Mar del Plata.

Hasta el delicioso microciclo Fantapiria, coordinado por Alejandro Yamgotchián, dedicado al cine fantástico y de terror, estará integrado, esta vez, por una película uruguaya (Ojos grises, de Santiago Ventura) y una argentina (Al tercer día, de Daniel de la Vega).

La parte más activa del festival es la competencia iberoamericana de cortometrajes. Este año me toca ser jurado –junto a Soledad Bauzá y Fernando Palumbo–, ya vi buena parte de esos cortos y puedo asegurar que hay muchos muy buenos. Habrá tres funciones suplementarias, por fuera de la competencia, de cortos de diversos países, y aquí el panorama de nacionalidades se amplía mucho, comprendiendo todo el rango de América Latina y también Estados Unidos y países de Europa y Asia. Una de estas funciones estará totalmente dedicada a cortos de estudiantes del bachillerato en Audiovisual de la escuela de Arrayanes.

La programación completa de Piriápolis de Película se puede consultar en el sitio del festival.

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