Este jueves 25 de noviembre en el Centro Cultural de España (CCE) inaugura la exposición Señorita arquitecto. La exposición, curada por el investigador Ramiro Rodríguez Barilari, se centra en las cinco primeras mujeres de Uruguay tituladas de la Facultad de Arquitectura (Udelar).

El nombre de la muestra tiene su explicación: en 1923, el título que expedía la Universidad decía “arquitecto” e incluso existen documentos que nombran a estas profesionales como “señorita arquitecto”.

En cambio, Julia Guarino Fiechter −la primera mujer en recibirse− firmaba como “arquitecta”. Tuvo una extensa carrera profesional, también en lo gremial y en el movimiento de mujeres, y fue, junto a Paulina Luisi, fundadora de la Asociación de Mujeres Tituladas de la Universidad e integrante de la organización internacional Open Door, que luchaba por la igualdad de oportunidades para las mujeres. En 1958, integró la lista al Senado del sublema Batllismo del Partido Colorado.

Tras Guarino Fiechter, entre 1924 y 1933 egresaron María Beya Cayo, Adela Yanuzzi, Gyptis Maisonnave (que si bien tuvo una carrera reconocida a nivel profesional y gremial, no se tenía en cuenta como cuarta arquitecta recibida, lo que el curador atribuye a la falta de denotación de género de su nombre) y Sara Morialdo. Hasta la década de 1940 no egresaron otras mujeres de la facultad de Arquitectura.

“La arquitectura era algo del campo de los varones, asociado a la construcción. Por eso me pareció interesante el contraste de estas cinco pioneras que se animan y encaran transitar por un lugar reservado hasta ese momento a los varones”, dice Rodríguez Barilari.

El curador revisó documentación para descartar que haya otras arquitectas recibidas con anterioridad, lo que incluyó analizar muchos archivos y fichas. Por eso, no puede afirmar que Guarino Fiechter fue la primera mujer que entró a estudiar a la facultad de Arquitectura, pero sí la primera en egresar.

Poco después de egresar, Guarino Fiechter se presentó en un concurso de proyectos para construir un frigorífico municipal; fue la única mujer entre decenas de arquitectos uruguayos y extranjeros y quedó en segundo lugar. En esa ocasión, le hicieron una nota en la que dijo que era la primera mujer en recibirse como arquitecta, que había dos ingenieras y otras dos mujeres estudiando arquitectura (Beya Cayo y Yanuzzi).

Estas primeras cinco arquitectas tuvieron variada actividad profesional y gremial. Como estudiantes, Guarino Fiechter y Yanuzzi ingresaron como dibujantes a la dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y luego siguieron como arquitectas en esa dirección. Ellas dos y Maissonave realizaron obra pública y privada, Beya Cayo y Morialdo se centraron en obras privadas y en la docencia. Guarino Fietcher nació en Italia, Beya Cayo en España, por lo que Yanuzzi fue la primera arquitecta nacida en Uruguay. Ella, al igual que Maisonnave y Morialdo, nacieron en Montevideo.

“Estas mujeres que tan tempranamente ingresaron para cumplir distintos roles mostraron versatilidad, capacidades e idoneidad. Una vez realizada esa transgresión, se abrieron paso en ese ámbito masculino, tanto en los proyectos como en las obras”, dice Rodríguez Barilari.

La muestra es considerada la fase inicial de un proyecto de investigación en desarrollo, que culminará en 2023, cuando Uruguay celebre el centenario del egreso de Julia Guarino Fiechter.

“Estoy contentísima con mi profesión. Si volviera a nacer haría arquitectura”, dijo Guarino Fiechter al inicio de una entrevista publicada por Mundo Uruguayo en 1958. Al final del artículo agregó: “En mi vida hay algo más, lo que considero de mayor importancia. Tres niños de mi hermano quedaron sin madre, y pasaron a ser míos. Yo me ocupé de ellos como si se tratase de mis hijos, y me quieren como si lo fuesen realmente. Ellos y los chicos que ahora tienen, llenan esta casa y mis días. En eso está lo que considero mi principal triunfo y mi felicidad”.

De las obras de Guarino Fiechter, Rodríguez Barilari destaca la Escuela de Enología en Canelones, la escuela Pedro Figari en General Flores 3011 y su propia casa en Cubo del Norte 3596. Opina que la obra firmada por Morialdo de mayor prestigio es la que realizó con Carlos Surraco: el pabellón Martirené del hospital Saint Bois, que contó con murales del taller de Joaquín Torres García. Respecto a Maisonnave menciona una vivienda y local ubicado en la esquina de Washington y Maciel y un liceo en Trinidad. De Yanuzzi, dos grupos de apartamentos en la calle Decroly de Malvín y una casa en el barrio La Figurita. En la investigación, no encontró intervenciones en obras de arquitectura de Beya Cayo, pero sí registros de su carrera docente.

Curiosidad tras una fachada

25 años atrás, Rodríguez Barilari caminaba por la calle Millán y encontró una fachada de la década de 1920 que le llamó mucho la atención. Estaba firmada “J Guarino Fiechter” y abajo decía “arquitecta”. El interés por conocer sobre esta profesional comenzó entonces y en un libro coordinado por Alfredo Ghierra escribió algunos relatos, entre ellos uno sobre su descubrimiento de la obra de Julia Guarino Fiechter.

Posteriormente, trabajó en Montevideo itineraria, una publicación de la Asesoría de Género de la Intendencia de Montevideo junto a ONU Mujeres, que refería al tránsito de las mujeres por la ciudad y el texto incluyó información sobre Guarino Fiechter, entre otras 50 personas.

El año pasado, el CCE le ofreció hacer un trabajo para el espacio hub, ubicado en la recepción del edificio. Tenía en carpeta información que venía acumulando y definió concentrarse en las primeras cinco arquitectas, las pioneras en las décadas de 1920 y 1930, para esta muestra. Como primera aproximación, la exposición incluye textos resumidos sobre ellas, con información sobre su ámbito familiar, social y laboral.

“Ubicar en el tiempo y en su ámbito a estas cinco mujeres era importante para mí”, dice Rodríguez Barilari. Para ello investigó el punto de partida de cada arquitecta y datos como si había profesionales universitarios en sus familias, además de contactar a familiares y conocidos de las protagonistas. Explica: “Me propuse llevar la firma de estas mujeres pioneras al muro más visible del CCE, porque son mujeres que abrieron un camino”.