A los 93 años, en su apartamento de Roma frente a la Piazza del Popolo, falleció la directora italiana Lina Wertmüller, referente de la cinematografía de su país y primera cineasta mujer en ser nominada al Oscar a la Mejor Dirección. Fue en 1977 por Pascualino siete bellezas, y el premio se lo llevó John G. Alvidzen por Rocky. La película sobre un soldado en la Segunda Guerra Mundial también competía en las categorías de Mejor Actor, Mejor Guion Original y Mejor Película Extranjera.

En su juventud, Wertmüller fue expulsada de más de una decena de colegios católicos, mientras desarrollaba su amor por el teatro, la música, la historieta y el cine. Contactó a Federico Fellini, quien se convirtió en su mentor y en 1963 la contrató como asistente de dirección de 8 1/2. Ese mismo año debutaba como directora con I basilischi. Del afamado director contó en 2019 a El País de Madrid: “Era único, simpatiquísimo. Trabajar con Federico era como abrir una ventana y descubrir un panorama que no sabías que estaba ahí”.

Entre otras películas, dirigió Mimí metalúrgico, herido en su honor (1972), con la que llegó por primera vez al Festival de Cannes. En 1973 llegaría Filme de amor y anarquía y un año más tarde Insólita aventura de verano, por mencionar algunas de sus cintas más destacadas, donde no faltaba la mirada irónica de la realidad ni el grotesco. También escribió guiones para otros directores, libros y obras de teatro. Su último proyecto fue en 2009, cuando escribió y dirigió Maldita miseria, película para la televisión italiana. En 2019 recibió el Oscar de Honor y en su discurso, traducido por Isabella Rossellini, hizo un reclamo celebrado por las mujeres de la sala: “A Lina le gustaría cambiar el nombre del Oscar por uno femenino, Anna”. De todos modos, no le daba tanta importancia a los reconocimientos: “¿Usted cree en los premios? No les haga mucho caso. Además, ¿pagan?”.

En la mencionada entrevista, llevada a cabo cuando la directora tenía 91 años, sostuvo que su género no le valió ser discriminada en su carrera. “Los productores no decían nada. Yo hacía, ya está”, respondió. “Además las mujeres siempre han mandado”. También le preguntaron por la muerte. “No pienso nunca en la muerte. No me interesa”, dijo.