Mike Ward, un comediante popular en la provincia canadiense de Quebec, fue condenado a pagar 27.500 dólares de multa como sanción por haberse burlado de un adolescente con discapacidad. En 2010, Ward incluyó en su monólogo a algunas celebridades nacionales que, por diversas razones, quedaban fuera del alcance del humor. Ese era el caso de Jérémy Gabriel, un joven nacido con el síndrome de Treacher Collins, un desorden genético que puede afectar la estructura ósea facial y que le había provocado sordera severa, según explica BBC Mundo. Gabriel, que soñaba con convertirse en cantante, logró hacer realidad su fantasía y llegó a presentarse ante Céline Dion y Benedicto XVI.

Ward se burló de “Petit Jérémy”, como era conocido entonces, en un espectáculo en vivo que repitió cientos de veces entre 2010 y 2013 y que fue subido a Internet.

Gabriel tenía entonces 13 años y comenzaba la escuela secundaria, y según explicó, las bromas de Ward incrementaron el bullying de que era objeto. “No podía pasar un día sin que me contaran uno de sus chistes”, contaría una década después. En 2012, y tras escuchar a Ward haciendo los mismos chistes en un programa de noticias, presentó una denuncia ante la Corte de Derechos Humanos de Quebec, que en 2016 ordenó a Ward pagar 35.000 dólares canadienses (unos 27.500 dólares estadounidenses) por daños y perjuicios.

El tribunal determinó que el comediante había “excedido los límites de la libertad de expresión”, y que sus bromas eran discriminatorias por motivos de discapacidad. Apeló, pero en 2019 la Corte de Apelaciones confirmó la decisión.

Este lunes, el abogado de Ward, Julius Grey, se presentó con una apelación ante la Suprema Corte de Canadá y sostuvo que la intención de su cliente había sido burlarse de las “vacas sagradas” de la cultura popular, y no de la discapacidad del adolescente. Grey llegó incluso a decir que su cliente “proporcionó igualdad a Jérémy” al tratarlo igual que a otras vacas sagradas, comentario que le valió una interrupción de uno de los jueces, que le señaló que no podía compararse a Ward con Galileo o Salman Rushdie. “No es un héroe”, concluyó.

Ward, por su parte, se niega a cumplir con el pago y ya dijo que si su caso no es atendido se mudará “a Siria o Arabia Saudita o algún otro país que respete la libertad de expresión tanto como Canadá”.