El primer secreto de El grito es que, en realidad, los gritos son cuatro: la serie pintada por Edvard Munch incluye cuatro pinturas, además de una litografía. Uno de estos “gritos” pertenece a una colección privada, dos se encuentran en el Museo Munch en Oslo, y la más conocida está en la Galería Nacional de Noruega, en la mencionada ciudad.

La pintura de 1893, su versión más famosa, incluye una inscripción en lápiz en la esquina superior izquierda del marco, que dice: “Sólo pudo haber sido pintada por un loco”. Ignorada durante años, los curadores de la galería anunciaron esta semana que determinaron quién es el autor del texto, según recoge The New York Times.

No esperemos una revelación que cambiará el mundo del arte tal y como lo conocemos: “Fue examinado cuidadosamente, letra por letra y palabra por palabra, y [el trazo] es idéntico a la escritura manuscrita de Munch”, dijo Mai Britt Guleng, curadora del museo y encargada de la investigación. “Así que no quedan dudas”.

De las versiones de El grito, esta es la primera y está realizada con pasteles en la técnica de pintura al temple. Y es la única que incluye la inscripción.

Munch escribió en su diario que la pintó inspirado por una “ráfaga de melancolía”, y parece que no fue el único texto vinculado a la serie de pinturas. “No lo escribió en letras grandes para que todos lo vieran”, explicó Guleng en referencia a la leyenda en el marco. “Si hubiera sido un acto vandálico, las letras habrían sido más grandes”, agregó.

La Galería Nacional de Noruega se prepara para abrir un nuevo museo en 2022, y la ocasión sirvió de excusa para resolver el misterio. “Me parecía raro que hubiera tan poca curiosidad sobre la inscripción, porque es una forma muy peculiar de escribir sobre tu propia pintura”, agregó la curadora.

Lasse Jacobsen, quien trabaja con la colección de textos de Munch, confirmó la conclusión de su colega. En las fotografías infrarrojas “es mucho más fácil ver las palabras”, dijo. “Y algunas letras de su escritura manuscrita son realmente distintivas, como la N o la D. Así que, cuando lo vi, pensé: ‘Ese es Munch’”.

Hasta hace poco tiempo, como puede leerse en un estudio de la obra del artista realizado por el historiador Gerd Woll en 2008, había consenso en torno a la hipótesis del acto de vandalsimo. El propio Woll contactó a The New York Times por estos días para afirmar que la nueva evidencia “apunta fuertemente a que el propio Munch fue el escritor”.

Sobre la fecha en que se realizó la inscripción, se apunta a 1895, luego de que la pintura fuera exhibida en la galería Blomqvist, también en Oslo. Johan Scharffenberg, en aquel entonces estudiante de medicina y años después connotado psiquiatra, dijo que la obra le hizo preguntarse por la sanidad mental de su autor, y calificó de anormal y loco a Munch, quien décadas más tarde escribió al respecto y confesó haberse sentido muy lastimado.

La inscripción, de acuerdo a Guleng, está hecha con ironía y refleja tanto el dolor de haber sido atacado como el miedo a ser considerado mentalmente enfermo. Con el texto, el artista “se hizo cargo de cómo era percibido y entendido”.