El jueves se estrena en el Auditorio del Sodre la obra Muñecas de piel, escrita y dirigida por Marianella Morena. Inspirada en la Operación Océano, el proceso judicial aún en curso que investiga casos de explotación sexual de menores, la pieza reúne testimonios y documentos reales en un marco performativo musical y teatral.
Sin embargo, este lunes la directora deberá concurrir a la Justicia a raíz de una acción de amparo presentada ante el juzgado de Familia de 24 Turno por un grupo de abogadas que representa a la familia de una de las víctimas, fallecida. Según ellas, hay elementos de la obra que permitirían realizar asociaciones entre personaje y persona, lo que sería una vulneración de sus derechos.
“Yo tomé la decisión de contar que la obra está inspirada en Operación Océano”, dijo Morena a la diaria. “Fue ex profeso, porque me interesaba señalizar un tema que genera mucha polémica y que divide mucho las aguas, en Uruguay y en el mundo. Es un tema transversal a la sociedad contemporánea”.
La directora se refirió a las “supuestas ilegalidades” planteadas por las abogadas con respecto a la víctima. “Vos googleás y aparece el nombre, el apellido y la imagen de ella. Yo usaba su nombre de pila, era lo único que hacía alusión a ella, porque me gustaba, porque etimológicamente el nombre quiere decir ‘la que nunca muere’, y desde mi punto de vista era un homenaje, porque las personas mueren y los personajes viven”.
“Datos personales no tengo, porque no accedí a ningún dato personal de la víctima. Los datos que yo tengo son de dominio público y los encontrás en internet. Vos ponés ‘Operación Océano’ y aparece todo. La prensa lo publica una vez por mes. Yo tengo datos de dominio público; no uso la imagen de ella ni a una actriz idéntica”.
Morena recordó que meses atrás se comunicaron con ella por un afiche donde el nombre de la víctima “aparecía muy chiquito, había que mirarlo con lupa”, y aceptó retirarlo. También dijo que por error volvió a difundirse el afiche viejo en los últimos días. “Ellas lo vieron, se enojaron, se ofendieron, no preguntaron, no corroboraron y fueron con todo”.
“Están pidiendo el libreto; eso es censura previa. No hay casos desde la apertura democrática de que te pidan un libreto o quieran ir a un ensayo. Yo puedo tener empatía como artista, como madre, como ciudadana, del dolor de los padres, pero estás generando un precedente muy grave, donde anteponés tu sufrimiento personal por encima de todo. Es la puerta de entrada a la censura y las purgas. Yo mañana puedo decir que quiero que se prohíban los buzos rojos, porque mi hijo murió con un buzo rojo y cada vez que vea un buzo rojo me va a recordar la muerte de mi hijo. Por lo tanto, quiero que se prohíban”.
También dijo que no quiso tomar contacto con la familia, “justamente, porque es una obra de teatro, porque ellos iban a tener una mirada específica. Y además para que no hubiera nada que incidiera en mí directamente, no dejar ninguna puerta abierta para que dijeran ‘esto no quiero que lo pongas’, porque la obra es mía”.
“La única persona que perjudica la vida de su hija es mi obra, los dos libros que salieron no, las notas de prensa constante no, Google no. Eso también es una cosa muy extraña”, agregó. “Más allá de eso, lo peligroso es que se instale la idea de la censura previa. El arte es un territorio liberado y, como tal, debe ser protegido. Porque protege a la humanidad”.
El recurso de amparo
Lucía Fernández Ramírez es una de las cuatro abogadas que firmaron un comunicado sobre la presentación de la acción de amparo. En conversación con la diaria, explicó por qué recurrieron a esta medida en particular. “El amparo te da inmediatez. Es una herramienta judicial que te permite urgencia, que no te hace atravesar un proceso, con todas las demoras que eso implica”.
“Quiero decir enfáticamente, porque se ha tergiversado mucho el tema en la opinión pública, que no estamos en contra de que la obra se realice. Más bien todo lo contrario. Se nos ha tildado de censura y estamos muy alejadas de eso. Nosotras celebramos todas las manifestaciones artísticas”, agregó. El tema es, como dice el comunicado, que esto debería realizarse “sin que se vulneren derechos ni se utilice información de las víctimas sin consentimiento directo de su familia”.
Consultada sobre la decisión de la acción previa en lugar de esperar al estreno de la obra, dijo que “hay un tema de ponderación de derechos. Por un lado está la libertad de expresión, la libertad artística y cultural, y por el otro lado están los derechos de niños, niñas y adolescentes. Ahí será un tema de la Justicia cómo lo pondera en este caso concreto”.
“Por otro lado, al esperar a ver la obra y después reclamar daños, el daño está provocado”. Si la obra se estrenara y hubiera daños, “lo único que queda por hacer es un reclamo por daños y perjuicios, que se resume a dinero. La familia no busca dinero”.
A su vez, según la abogada, en materia de infancias y adolescencias rige “lo que se ha denominado principio de precaución o precautorio”. “Si se puede prevenir determinado daño, hay que hacerlo antes de que las cosas puedan suceder. Se habla de censura porque vivimos en un Estado democrático de derecho y la gente tiene libertad de expresión. Por supuesto que sí. Pero también ese Estado de derecho habilita que haya determinadas normas vigentes y determinados mecanismos judiciales que cualquier persona tiene derecho a utilizar”.
Por último, sobre la falta de denuncias contra los libros publicados o los medios de prensa, aclaró: “Se sacarían conclusiones incompletas si se pensara que sólo se está atacando la obra, porque no es el caso. Que no es un ataque ni mucho menos. Se desconoce la estrategia de la defensa”.
“Todo lo que se haga que coloque el foco en las víctimas y que tienda a revictimizarlas está perpetuando la vulneración”.