En los más de 80 años que pasaron de Olympia (Leni Riefenstahl, 1938) hasta acá, el documental deportivo atravesó múltiples etapas. Primero con la aproximación cuasi antropológica y biométrica del placer de ver a los cuerpos en movimiento (en ese sentido podríamos ir más allá y decir que el mismísimo comienzo del cine es deportivo, ligado a los caballos de carrera a los que Muybridge intentó captar con sus cuatro patas despegadas del suelo), después con la épica como exteriorización de un orgullo colectivo, para más tarde llevarlo a la escenificación de un drama individual. Hoop Dreams (Steve James, 1994) fue posiblemente el punto de quiebre y expansión de esta dimensión de lo épico-individual. En el seguimiento íntimo que James hacía de los diversos estadios de integración de una promesa del básquetbol, terminaba por abarcar un panorama mayor del complejo sistema deportivo y académico de Estados Unidos, incluyendo temas cruciales como raza y clase social.

En tiempos de plataformas, el documental deportivo está en una suerte de era dorada. Entre lo más destacado podríamos señalar O.J. Made in America (Ezra Edelman, 2016), con su brillante desmontaje de las dinámicas raciales alrededor de OJ Simpson y su infame juicio; la fascinante narración sobre Michael Jordan y los diversos jugadores que lideraron el campeonato más icónico de los Chicago Bulls en The Last Dance (Jason Hehir, 2020); el purismo deportivo armado en un fascinante trabajo de edición por Asif Kapadia en Senna (2010); y los curiosisimos videoensayos sobre cuerpo, perfección y tecnología vinculados al tenis filmados por Theo Anthony (Subject to Review, 2019) y Julien Feraut (John McEnroe: In the Realm of Perfection, 2018).

La serie Al descubierto es una curiosa fusión de varios de estos formatos. En primera instancia, la referencia más clara son los excelentes documentales deportivos realizados por ESPN de 30 for 30, que cubrían hechos un poco más extraños y laterales del deporte estadounidense para poner el foco en algunos temas candentes del país. Al descubierto no llega a la perfección de los mejores capítulos de la serie de ESPN, pero tiene puntos altos dignos de mencionarse.

Por lejos, el capítulo que mejor captura el espíritu de la serie es Mafia sobre hielo. Lo más fascinante del episodio es que todavía no se haya hecho una pieza de ficción sobre el suceso. La historia de los Danbury Trashers, un equipo de hockey sobre hielo de segunda división creado por el mafioso Jimmy Galante y entregado a AJ, su hijo de 17 años, es un caso fascinante en el que realidad y ficción están todo el tiempo fecundándose. En primera instancia, los personajes vinculados a la mafia del manejo de residuos parecen haber sido la inspiración original de Los Soprano, y en todo momento, desde los Galante hasta los mismos jugadores contratados son seres inconmensurables, de los que uno no puede creer que existan en la vida real. Por otro lado, toda la existencia del equipo y su manera fortísima de jugar parten de una fascinación infantil de AJ: una extraña fusión entre su obsesión por la película The Mighty Ducks y los espectáculos de lucha libre de WWF. Mafia sobre hielo es un gran caso de arte imitando a la vida y vida imitando al arte, un suceso semienterrado que pone al descubierto cómo alguien sediento de poder puede torcer la realidad hasta hacer con ella lo que quiera. Aun teniendo en cuenta que los protagonistas son mafiosos vinculados a secuestros y extorsiones, hay algo glorioso en cómo el film recoge la posta de otros como Slap Shot (S Boyrum, G Roy Hill, R Martino, 1978) o Goon (Michael Dowsey, 2011) y los vuelve realidad. Y, más que nada, en que pese a que en una primera instancia el hijo de Jimmy Galante ofrece una imagen descerebrada y terraja, termina por construir un buen equipo.

Otros dos capítulos de la serie están también atravesados o definidos por la violencia. La pelea entre los Indiana Pacers y los Detroit Pistons se centra en el infausto episodio de la piñata que se armó cuando los jugadores del primer equipo subieron a las gradas y golpearon a varios hinchas del segundo. Si en Mafia sobre hielo el tono vinculado a la violencia es dionisíaco y hasta festivo (por características propias de un deporte en el que agarrarse a las piñas es parte del mismo gen que le dio popularidad), en La pelea..., en el que nadie sale severamente lesionado, es mucho más grave y trágico. El documental es efectivo al perfilar a los tres principales responsables de la piñata, hombres diferentes entre sí pero que de algún modo fueron parte de un sistema de fichas de dominó en el que todo terminó estallando. Salvo uno de ellos, todos terminaron con su carrera afectada, por siempre ligada al incidente.

Pacto con el diablo, por otro lado, parte de una violencia mucho más literal. Inteligentemente dosificada, la historia de la boxeadora Christy Martin (la primera en popularizar la rama femenina del boxeo) funciona en una cocción lenta en la que la compleja y tumultuosa relación entre ella y su entrenador termina adquiriendo ribetes sangrientos. Una interesante disección de un vínculo mortífero, armada en un ida y vuelta entre la boxeadora y su expareja (que da entrevistas desde la prisión). En todo esto hay algo curioso, pero que habla de un detalle que hace bastante inusual a Al descubierto en comparación con muchos de sus productos epigonales: el documental está todo el tiempo tratando de hacernos empatizar con la protagonista, aun cuando es una lesbiana que utilizaba como parte de su arsenal mediático la descalificación de sus contendientes por no ser femeninas o ser homosexuales. Así, el documental explica parte del éxito inicial de la boxeadora por su feminidad y nunca baja línea al combinarlo con los ataques homófobos (y negadores) de la protagonista. El film después traza el arco hacia la eventual asunción de la homosexualidad de Christy, pero hay un extraño lugar ahí, una especie de imparcialidad moral, en la que no muchos documentales actuales se permitirían bajar anclas.

El más flojo de los seis capítulos es Caitlyn Jenner, principalmente porque es un caso ya demasiado conocido por todos, y también por la curiosa ausencia de carisma de la retratada. También hay un desbalance entre la cobertura de sus proezas deportivas cuando todavía se llamaba Bruce y su proceso de transformación súper difundido en los medios.

Por último, el capítulo que quizás mejor toca lo deportivo en su versión más pura es Punto de Break, la fascinante historia de Mardy Fish y Andy Roddick, dos jóvenes proezas que fueron criadas bajo el mismo techo para convertirse en un experimento de estrellas mundiales. El tenis como un deporte de perfección que te eleva a los cielos así como te destruye; el camino de dos cuasi hermanos y cómo sus vidas siguieron trayectorias alternantes del mito de Ícaro.

Al descubierto (Untold). Serie documental en cinco episodios. Dirigidos por Chapman Way y Maclain Way; Floyd Russ; Laura Brownson; Crystal Moselle. Netflix, 2021.