Mañana, en la sala Verdi, en el marco del Festival Temporada Alta de Girona en Montevideo, la actriz argentina María Onetto se subirá sola al escenario. Un escenario que no tendrá más que una mesa y una silla. Y así comenzará el unipersonal La persona deprimida, dirigido por Daniel Veronese. El propio director adaptó para la obra un texto de David Foster Wallace publicado por primera vez en la revista Harper’s en 1998.

Onetto conversó con la diaria antes de su presentación en nuestro país y explicó, con sus palabras, por qué en estos tiempos tan particulares uno debería ir a un teatro a ver una obra que habla de la depresión desde su título. “Creo que hay que ir a verla porque es una combinación muy desopilante de describir el dolor y de buscar, en ese lugar, situaciones de una altísima calidad de humor. Es un unipersonal que no da respiro, que permanentemente te mantiene en un estado de ligazón con el personaje. Esa es una de las claves de la dirección de Veronese”.

“Me acuerdo de cuando todos nos decían ‘ay, ese título’… Es un título muy convocante a pesar de que puede asustar, porque creo que todos, y más en estos tiempos, encontramos alguna resonancia. En este unipersonal yo descubrí algo acerca de cómo entendemos la depresión, que es una categoría psiquiátrica que cuando se torna grave requiere medicación. Descubrí una definición de Foster Wallace; él dice que estar deprimido es estar obsesionado con uno mismo. Aun para darme con un caño, para criticarme, soy el único centro de mi universo. Y viendo la obra, se va a descubrir un lugar para que este ser salga de la obsesión consigo mismo. Aparece en el arco que tiene la obra”.

Para la actriz, La persona deprimida salió “airosa” de la evaluación a la que fue sometida para saber si, con la pandemia, el texto no había perdido vigencia. “La obra invita a cuestionar nuestras certezas, y la idea de cuestionar certezas creo que es la frase de la pandemia. La pandemia nos puso frente a la idea de que las cosas no son inamovibles. Nada fue inamovible en la pandemia: nuestras ideas más íntimas sobre la vida, sobre la enfermedad, sobre la muerte, sobre nuestros seres queridos, y también sobre el afuera”.

La pieza es parte de un tríptico conocido como Experiencias Veronese, compuesto por dos textos de Foster Wallace (este y Encuentros breves con hombres repulsivos) y una dramaturgia de Marcus Lindeen (Los arrepentidos) que el director presentó en Buenos Aires antes del receso por la pandemia, siempre buscando estimular la experiencia de los espectadores. “La obra, además de ser un unipersonal, consigue que la gente que está mirando quede incluida, no es sólo espectadora”, explica Onetto. “A partir de algo que sucede, queda incluida y queda muy interpelada. Desde el comienzo, la obra, porque el personaje se lo pregunta, empieza a sospechar de su realidad, de ese relato que hacemos de nuestras vidas. ¿Viste los cuentitos que tenemos? A veces podemos dudar de si son cuentitos o si quedaron instalados en nuestra vida un poco por pereza y no nos animamos a desarmarlos”.

“La obra, sobre todo, es una muy buena obra de teatro. Está llena de teatralidad, en términos de que es una actriz con una escenografía mínima, sin el artificio y la cosa decorativa que puede traer el teatro más estándar. Y con una idea de riesgo en escena, de entrega. El personaje le habla al público y todo pasa, a la manera de Veronese, por una cantidad de estados emocionales y de trabajo técnico que hace la actriz. Que tiene que ser muy riguroso para que el acontecimiento teatral pueda suceder. Y creo que a medida que la fuimos haciendo, fuimos consiguiendo ese estado. Esos 60 minutos de pequeño salto al vacío. Es una obra que me conmueve mucho, porque yo también soy alguien que permanentemente pienso en mis certezas y las quiero mover. Yo no haría ningún texto teatral donde no fuera la primera interpelada, y La persona deprimida lo consigue”.

David Foster Wallace se suicidó en 2008, a los 46 años. Y para Onetto es importante que el escritor esté presente en la obra que nace de un texto suyo. “Él habla de alguien que conoce mucho, muy de adentro. Puede distanciarse, puede burlarse de ese lugar, puede comprenderlo, puede ponerle humor. Puede conectar, no con el sufrimiento sino con el dolor de la situación”. A esto se suma que la actriz comenzó con los unipersonales hace pocos años. “Una dice: ‘¿con quién estoy en el unipersonal cuando lo ensayo?’. Y estoy también con él, es mi compañero Foster Wallace, y sus ideas. Es una inteligencia brillante. La forma en que está escrito, la cantidad de formas gramaticales, cómo califica y los adjetivos que pone, y la gracia que encuentra en ese decir, es solamente de él. Es un autor que veo que cada vez está circulando más y realmente vale la pena. Es literatura de altísimo nivel”.

La persona deprimida, escrita y dirigida por Daniel Veronese a partir de un texto de David Foster Wallace, con María Onetto. Miércoles 9 de febrero, 20.00 y 22.00 en Sala Verdi (Soriano 914). Entradas en venta en Tickantel. Comunidad La Diaria 2x1.