“Otro día más de mierda en una semana horrenda. Otra cagada más sin que aprenda y sin despertarme siendo una leyenda. Cuántas veces que un corchazo suena tan ideal, pero mi ego es muy grande para que eso pueda pasar. Prefiero bailar”, canta Eros White en “Otro día más” (junto al rapero Davus). El fondo de mi remix preferido de esta canción recuerda a Giorgio Moroder, Chic y Stevie Wonder, pero el joven músico uruguayo también la grabó con arreglos mínimos y hardcore para pistas de baile, con un bajo pronunciado y teclados de Everything but the Girl (en sus años dorados), y en una mezcla de house industrial en su versión más extendida.

Habituado a producir, mezclar y arreglar su propia música —y la de otros artistas como Gía, Dani Umpi y Anxiety Report—, puede pasar días enteros construyendo beats sin parar. Tiene casi pronto su próximo disco —que sadrá entre mayo y abril— y prácticamente no sale de su casa: “Es muy raro que suceda. Con la pandemia encontré una forma de estar acá, encerrado en mi mundo, y además quiero terminar este disco”, cuenta. “Siento que con este nuevo álbum estoy dejando que caiga la fantasía del pop y también la mía. Siempre hago el chiste de ‘soy el mejor’, y acá muestro un lado mucho más pesimista”.

Su secreto

Comenzó haciendo música “sin contarle a nadie”, dice. “Quería practicar y probar en internet antes de contarles a mis amigos y a mi familia”. Gía, su amiga y socia en el proyecto Hyped, le dice que su estado de permanente estrés debería tener una solución; él reconoce su problema y trata de hacer lo que puede para lidiar con eso.

Estudió teatro, y no hace mucho comenzó a bailar en sus shows. “Siempre me criticaban que me quedaba quieto y ahora, cuando sé que hay algo que me va a molestar, me tiro de cabeza”, dice con orgullo.

A Eros le encanta ver conciertos en vivo y analizar cada detalle. Entre sus preferidos están los de Madonna y la gira Zoo TV de U2: “Ahí aprendés cómo poner mucha información en escena en poco tiempo. Siempre digo que cuando mirás a un artista en vivo es cuando de verdad lo podés entender y saber quién es”.

Una vez decidió no escuchar música nueva por un año (“la peor decisión de mi vida”), y otro año se borró por completo de las redes sociales y luego volvió “vestido de látex rojo”.

Sus comienzos

Sus primeros shows empezaban con un acting: se trancaba la música de su computadora y se apagaban las luces. “Me gusta dar vuelta las expectativas de la gente que me va a ver”, explica, aunque, por lo pronto, dejó de hacer aquella gracia.

Un día de 2008, un primo suyo le comentó: “Che, mirá, este es el programa que usa David Guetta”. “Me bajé el software y ahí arranqué a probar. No sabía si existían tutoriales, era tocar y ver qué pasaba. Y así fui avanzando. De repente en el liceo venía un compañero y me decía ‘yo rapeo’ y era ‘dale, vamos a sacar un tema’. Fui aprendiendo así, por la mía”, cuenta, y suma el aprecio por lo mucho que lo ayudó Gía en este proceso. Una vez le dijo: “Está bueno que pongas 70 sintetizadores en una canción, pero tal vez no precisa tantos”.

Otro artista que lo escuchó con atención fue Dani Umpi: “Él descubrió mi primer tema el mismo día en que salió, antes que muchos de mis amigos. Fue una locura, porque yo me crié escuchándolo, y estaba compartiendo mi tema en las redes. Pero es porque a él, que ya está a otro nivel, le gusta saber qué está pasando, y es muy generoso con otros artistas”.

Kanye

El polifacético artista estadounidense es uno de los que más admira: “A mí lo que me pasa con Kanye West es que cuando saca un nuevo material me cuesta, pero al tiempo lo puedo entender, y eso es lo que me hace decir que él es una de mis influencias más grandes. También por la forma en que desarrolló su carrera. Kanye se hizo a sí mismo, él se infló; se juntaba con Jay-Z y le decía ‘soy el próximo gran rapero’. A mí me interesa mucho el crecimiento de los personajes en la música. El loco va a contramano si siente que es lo correcto. No estoy hablando de sus opiniones políticas, sólo de la música y el arte. En plenos años 2000, con el hip hop con más reglas que nunca, piensa: ‘voy a dejar toda la ropa grande, me voy a poner un traje y voy a hacer un disco de electrónica con una orquesta’. Es como cuando todo el mundo te dice que estás tomando una mala decisión e igual te sale bien”.

Su obsesión más personal

“No se me ocurre un momento en el que no esté escuchando música”, confiesa. Además, es fan de los discos compactos y los vinilos. “Me gusta lo tangible. Por eso también comencé a hacer ediciones físicas de mis trabajos. A veces, si me encuentro en una feria con un disco medio roto, aunque no me guste, digo ‘me lo voy a llevar y lo arreglo’”. Reconoce, entre risas, que aunque tenga dos copias de un mismo disco, es probable que no preste ninguna de las dos.

¿Sus joyas más preciadas? “Dos mixtapes de Charli XCX en vinilo, y otro vinilo autografiado por Kylie Minogue. También podría incluir en la lista el single de “Barbie girl” [Aqua], que lo tengo desde que era chico”, responde. “En la pandemia mi incentivo diario para seguir era ‘me va a llegar el disco de Gorillaz’, por ejemplo. Ahora, en marzo, me llega otro de Charli XCX; hasta ahí aguanto. Es una obsesión peligrosa. Hace cinco años que no me compro un pantalón”.

El próximo 31, Eros White lanzará en plataformas digitales Volumen, un nuevo adelanto de su próximo disco, junto a la rapera La Propia.