Vangelis, o Evángelos Odysséas Papathanassí, fue de esos artistas que, lo sepamos o no, conocemos a través de sus composiciones. En su caso, fueron decenas y decenas de producciones audiovisuales, desde blockbusters hollywoodenses a tramos de noticieros rioplatenses, los que contribuyeron a popularizar sus creaciones, que no se limitaron al trabajo por encargo e incluyeron incursiones en el terreno de la electrónica y el rock progresivo.
Es, de todos modos, su participación en la oscarizada Carros de fuego (1981) la que lo consagró definitivamente como un compositor cuyo aporte podía conferirle estatus clásico a una película. Blade Runner (1982), 1492 (1992), Alexander (2004) y las pistas que se utilizaron en la serie Cosmos (la original, que conducía el astrónomo Carl Sagan) son sólo algunos de los aportes que Vangelis realizó para la industria audiovisual.
Su carrera había comenzado décadas antes, en su Grecia natal, donde volcó su precoz habilidad para el teclado -fue cien por ciento autodidacta- en las bandas The Formix y Aphrodite's Child, ya dentro de lo que se iba conformando como rock progresivo, con un oído tan atento a la música tradicional griega como a las nuevas posibilidades tecnológicas. En 1967, tras el golpe de Estado en Grecia, Vangelis llevó su talento a Londres, donde profundizó en la producción de otros artistas y la experimentación sonora con las herramientas del estudio de grabación.
Además de trabajar de forma estrecha con cineastas y realizadores, Vangelis compuso para teatro y ballet, fue el creador del himno oficial del Mundial de 2002, y contribuyó a difundir géneros como el ambient. De sus muchos emprendimientos puramente musicales, tal vez el más conocido fue el que llevó adelante con Jon Anderson, de la banda Yes, al que bautizaron, justamente, Jon & Vangelis.
Siempre cuidadoso con la divulgación de detalles de su vida privada, hasta el martes, cuando murió, Vangelis recibía tratamiento contra la covid-19 en un hospital de Francia.