Jean-Louis Trintignant, el icónico actor francés, falleció el viernes a los 91 años, según confirmó su mujer, Marianne Hoepfner. “Murió tranquilamente, de su vejez, esta mañana, en su casa, en el Gard, rodeado por los suyos”, detalló. En 2018 había anunciado su retiro del cine mientras combatía un cáncer que terminó costándole la vida.
Para el propio actor, esa vida ya se había apagado en 2003, cuando su hija Marie falleció luego de que la pareja de esta, el rockero Bertrand Cantat, de la banda Noir Désir, le dio una golpiza que le provocó un edema cerebral. Condenado por homicidio voluntario, Cantat recuperó la libertad en 2007.
Trintignant comenzó a actuar en 1956, nada menos que haciendo de tímido esposo de Brigitte Bardot en Y Dios creó a la mujer, de Roger Vadim. Formó parte de más de un centenar de films, en los que trabajó con los principales nombres del cine francés. Como en El hombre que miente, de Alain Robbe-Grillet, que en 1968 le valió el premio al mejor actor en el Festival de Berlín, o Z, de Costa-Gavras, por la que un año después fue galardonado en Cannes.
Antes de eso, se había puesto a las órdenes de Bernardo Bertolucci en El conformista, donde interpretó a uno de sus personajes preferidos. “Nunca nadie me ofreció un papel que exigiera tantas cosas de mí que yo siempre luché por mantener escondidas”, dijo en su momento, según lo citó El Mundo. La tragedia ya lo había golpeado durante la filmación de esa cinta, cuando falleció su primera hija, Pauline, antes de cumplir el año.
Entre Italia y Francia continuaría su carrera, compartiendo pantalla con Vittorio Gassman en Il sorpasso, de Dino Rossi. Y hasta fue un juez obsesivo en Tres colores, rojo, de Krysztof Kieslowski. En 1978 dirigió por única vez, en la película Una jornada bien completa, pero lo suyo no estaba de ese lado de la cámara.
En 2012 fue profeta en su tierra, al recibir el César por Amor, de Michael Haneke, primer papel luego de la muerte de su hija. El último fue en Los años más bellos de una vida, de Claude Lelouch, secuela de Un hombre y una mujer, filmada más de medio siglo antes y merecedora de la Palma de Oro en Cannes. Allí el actor, visiblemente enfermo, aparecía en una residencia de ancianos rememorando a su amor de juventud, interpretado por la actriz Anouk Aimée en 1966 y 2019.
“Fue mágico. Jean-Louis tiene la voz más bella del mundo, es lo único que le queda. No puede andar, apenas ve, por eso construí la película en torno a su voz”, contó Lelouch al periódico ABC.
Cuando se despidió del oficio, antes del estreno de la mencionada secuela, Trintignant se preguntaba por qué los actores recibían premios. “Estamos lo suficientemente bien pagados. Sería mejor dar el Oscar a los que tienen que hacer trabajos poco divertidos”. Por entonces, aprovechó para hablar de cómo había sido su relación con la fama: “Era muy tímido. La notoriedad nunca me interesó. Es divertido la primera vez que te conocen, luego ya cansa”.