No es sencillo llegar a Cabo Polonio, pero aun así hay uruguayos y extranjeros que lo eligen como destino turístico. También existen aquellos que lo conocieron y decidieron volver para afincarse y personas que renunciaron a sus trabajos o sus carreras y viajaron hasta allí, incluso desde otros países. El director Zácari Fagúndez eligió a seis de ellas para conocer sus historias y, de paso, preguntarles si se arrepienten de esa decisión.

El resultado final es Con pensamiento de caracol, largometraje documental que se estrenará en Cabo Polonio (obviamente) el próximo 24 de febrero, para luego proyectarse en otros sitios de la costa uruguaya.

“El proyecto nace de una curiosidad mía de años, vinculada al Polonio y la resonancia que el lugar genera en las personas que viven ahí, que pasan por ahí o que van un fin de semana, como yo solía ir”, recuerda Fagúndez acerca del origen de este proyecto audiovisual, que fue cambiando entre el viento y los lobos marinos. “En un momento mío más maduro desde lo técnico, nació el impulso de animarme a ir a investigar ese lugar desde otra perspectiva.”

Todo comenzó con un viaje. “Me fui a quedar un mes en un hostel que tenía una residencia artística, donde trabajás cuatro horas y después tenés el día libre para hacer el proyecto artístico que quieras. Ahí empecé a conocer a las personas, a preguntar, e ir más o menos generando la idea. Fui con una batería de preguntas que quería hacer a las personas que me fuera cruzando. En un momento la idea era al poblador, pero después fui amoldando la idea a investigar sobre las personas que iba conociendo que eran de otros países. Me llamó la atención que un lugar particular dentro de Uruguay como es el Cabo tenga mucha población de extranjeros.”

“La idea siempre fue el documental, entonces ya había ido con la cámara, el equipo de sonido y todo. Y ya de antemano también quería sumarle al documental todo un proceso de registro de fotografías y de ir recogiendo historias más allá de las que estén en el documental, acompañando el proceso.” Ese resultado puede verse en la web documentando.com.uy y su cuenta de Instagram.

La primera visita fue en noviembre de 2020, pero regresó en abril del año siguiente. “Te volvés con el material y hay cosas que faltan, preguntas que no se hicieron, así que volví dos semanas más. Después fui otras dos veces hasta que, a principios de 2022, dije ‘ya está’. Llegó un momento en que las preguntas ya tenían su respuesta. La curiosidad de uno era de seguir buscando, pero el material ya estaba, y estaba perdiendo tiempo para poder analizarlos, para ver todas las respuestas en la computadora, una por una. Sentía que estaba más para ese proceso que para estar en rodaje”, explica el director.

Su interés inicial de retratar la vida de los pobladores disminuyó cuando vio que había material al respecto, pero también cuando otro objeto de estudio le llamó la atención. “Empezó a seducirme más la idea de por qué hay personas que vienen de otros lugares a quedarse acá, y empecé a encontrar coincidencias: dejaron sus trabajos, sus países, sean de Montevideo o de Venezuela. Eso me empezó a interesar: por qué justo llegan acá. Hay muchas cosas que las unen.”

Consultado sobre posibles dificultades técnicas en un sitio que no tiene tendido eléctrico, Fagúndez aclara: “En principio pensé que podría ser un problema, pero no lo terminó siendo tanto como imaginaba. Donde me quedé había buena conectividad por los paneles, entonces no sufrí. Sí sufrí el salitre, que está todo el tiempo en los equipos, pero tenía momentos en los que podía sentarme con la compu y bajar el material sin sufrir”.

“Uno capaz que romantiza mucho la idea del lugar. Yo no suelo ser tan romántico, pero el Cabo me genera eso de un lugar único que no tiene luz, no tiene agua potable, y cuando estás ahí vas conociendo a la ‘persona’ que sería Cabo Polonio. Esa también es una experiencia interesante; poder estar ahí mucho tiempo, conocer sus luces y sus sombras, y que aun así no deje de dar ese romanticismo, que es lo que rescato después de haber conocido mucho más la persona.” Cabo Polonio sería, entonces, el séptimo personaje principal.

Después del trabajo del equipo técnico, que colaboró en el sonido y la posproducción, llegó la hora de organizar el estreno. “La idea siempre fue hacerlo en el Cabo Polonio. No me lo imaginaba en otro lugar porque sería como faltarle el respeto al proyecto. En el proceso fui conociendo persona a persona, caminando todo el tiempo por ahí, y estrenarlo en otro lugar no estaba en la esencia del documental.”

Después de la función inicial del 24 de febrero, están confirmando funciones el 26 de febrero en La Pedrera y el 5 de marzo en Atlántida. En las redes sociales darán más datos de esas y otras fechas que se vayan cerrando.

¿Qué puede ocurrir si el documental circula en festivales del mundo y 10.000 extranjeros deciden mudarse a Cabo Polonio? Fagúndez no se achica: “Ahí tengo que hacer otro documental de Cabo Polonio. Y habría que comprar más lima para hacer caipiriña”.