El festival Piriápolis de Película partió de una idea buenísima, que se cocinó allá por 2004 entre los críticos y organizadores Jorge Jellinek y Gustavo Iribarne y los gestores del Argentino Hotel. Ningún festival de cine es sencillo de organizar, pero este partía de facilidades y ventajas especiales: el enorme hotel solucionaba la mayoría de los aspectos logísticos, y los encantos del balneario en primavera funcionaban como atractivo complementario al visionado de películas. Se optó por una escala modesta y practicable, en un solo fin de semana intenso. La idea funcionó y no tardó en adquirir su personalidad propia.

Desde el punto de vista de los participantes, el espacio común y cerrado del Argentino es ideal para entablar contactos, cambiar opiniones y trazar planes. Para los espectadores es una instancia especial para ver una dosis concentrada de películas a las que no se suele acceder fácilmente. Buena parte del público proviene del propio municipio de Piriápolis y del resto del departamento de Maldonado, pero también hay una barra de cinéfilos fieles procedentes de lugares aledaños, y el grupo humano suele enriquecerse con una buena cantidad de cineastas invitados y de programadores de festivales de los países cercanos. Las condiciones económicas pautaron siempre un predominio de películas latinoamericanas, sobre todo argentinas.

Esta vez llegamos a la cifra redonda, muy considerable, de 20 ediciones del festival. El 20º Piriápolis de Película (PdP) va desde este viernes hasta el domingo. De unos años para acá, viene funcionando también como instancia para recapitular lo más vistoso del cine uruguayo de cada año. Algunos títulos suelen recibir ahí su primera exhibición en Maldonado y propician a los fernandinos la oportunidad de acceder a la mayoría de las películas nacionales, que no tienen difusión más allá de Montevideo. Este año, de 18 largometrajes, ocho son uruguayos. Los demás que integran la muestra son de Argentina, Brasil, Perú y México.

Del cine uruguayo se van a exhibir cuatro documentales que todavía no tuvieron estreno regular en carteleras. Fosforito retrata al popular artista callejero (1914-1994) y está dirigida por su hijo, Sergio Rezzano. De Punta al futuro, de Óscar Pozzoli, documenta el fenómeno, que ganó una proporción muy significativa a partir de la pandemia, de extranjeros que deciden fijar residencia en Punta del Este. Alas de la Armada, de Gastón Goicoechea y Agustín Lorenzo, es una historia de la aviación naval en Uruguay. El mediometraje Uruguay antártico, de Leo Scarone, documenta las actividades en la estación polar.

Aparte de eso, será posible ponerse al día con algunos estrenos significativos del cine nacional este año: Ida Vitale (de María Arrillaga), Con pensamiento de caracol (de Zácari Fagúndez), Ese soplo (de Valentina Baracco Pena) y El nadador (de Gabriela Guillermo), además de recapitular La sociedad de la nieve (de Gonzalo Arijón, 2007) y El silencio de Dios (de Óskar Vidal, 2018). La casi totalidad de los directores de estas películas estará presente.

Habrá también un homenaje al actor argentino Juan Leyrado, quien viene a presentar la película Oliva, que protagoniza, dirigida por su hijo Luciano Leyrado. Los también argentinos Marcelo Piñeyro (director), Cecilia Dopazo y Fernán Mirás (actores) harán una mesa redonda, coordinada por el periodista Fernando Brenner, a propósito de los 30 años del exitazo que fue Tango feroz (1993). Esta va a ser la película de apertura del festival.

El miniciclo Fantapiria, dedicado al cine fantástico, suele ser el reducto más cosmopolita entre los largometrajes del PdP. Son dos funciones trasnocheras, viernes y sábado, con, respectivamente, la española La paradoja de Antares, de Luis Tinoco, y la italiana Malleus, dirigida por el argentino Andrés Rafael Zabala.

PdP tiene una sección competitiva de cortometrajes iberoamericanos. Las 18 películas en competencia serán repartidas en dos funciones, y habrá títulos de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Perú, México y España.

Habrá dos funciones suplementarias de cortometrajes, por fuera de la competencia. Por un lado, está la muestra de cortos del Polo Arrayanes, de la UTU (suelen salir algunas cosas realmente buenas de ese centro educativo). La otra es una muestra informativa, que aparte de títulos de Uruguay, Chile, Ecuador y España, excede el ámbito iberoamericano con cinco películas estadounidenses y una de Taiwán.

Este año la dirección artística y la programación son responsabilidad de Alejandro Yamgotchián. En la página de Facebook Festival Piriápolis de Película, es posible ver los tráileres e información suplementaria sobre la mayoría de los largos y cortos de la muestra.