En el comienzo, el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) era puro potencial. Las películas se iban estrenando, el público se entusiasmaba cada vez más y los productores tenían una cantidad enorme de personajes para elegir, de actores para seleccionar, de aventuras para adaptar. Pasó el tiempo y las piezas se ordenaron, y se volvió necesaria la planificación para poder pensar varios largometrajes en simultáneo y que ninguno violara la famosa continuidad.

Quince años después (¡quince años después!), Marvel Studios logró lo que ni el más optimista de sus ejecutivos habría soñado, recaudando fortunas y sacudiendo a la industria del cine, para bien o para mal. Claro que, con el estreno de su película número treintaiuno (¡treintaiuno!), algunos mecanismos quedaron a la vista y el potencial fue sustituido por el espacio negativo. Marvel ya no se define por lo que puede hacer, sino por lo que le queda por hacer.

Un ejemplo perfecto es el estreno de Ant-Man and the Wasp: Quantumania, que obtuvo aplausos en la función a la que asistí (y grititos de sorpresa en la tradicional escena poscréditos), pero que parece existir dentro de esos espacios negativos. Como si el estudio se preguntara: ¿con qué actores cuento?, ¿qué secretos quedan por revelar? Y, por supuesto, ¿cómo mantengo involucrado al público en las siguientes entregas?

El actor con el que cuentan es Paul Rudd, ya que su Scott Lang (Ant-Man) sigue vivito y coleando, y él realmente parece disfrutar de ponerse un traje y correr delante de un telón verde fingiendo que lo están persiguiendo (en esta película lo hace mucho y es al que más le creés). Cuando Stephen Broussard, productor ejecutivo de Marvel Studios, dijo a ComicBook que ya están pensando en una cuarta entrega de las aventuras de este personaje es porque saben que Rudd estará disponible.

Definido el primer punto, es hora de pasar al segundo. El rompecabezas del MCU muestra una imagen cada vez más definida, pero eso significa que en la caja ya no quedan tantas piezas con las que jugar. Sobre todo si la entrega anterior de Ant-Man and the Wasp presentaba un reino cuántico, vagamente definido, lo suficiente para tener un nuevo oasis de potencial.

Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer) es la madre de la Wasp del título (Hope, interpretada por Evangeline Lilly) y pareja de Hank Pym (Michael Douglas). Ella fue rescatada de este reino después de haber pasado décadas allí. El pasado parecía pisado, hasta que las investigaciones de la hija de Scott, Cassie (Kathryn Newton), vuelven a abrir una puertita a ese lugar que tiene justo lo que los guionistas necesitan.

Así comienza esta nueva aventura. Bueno, técnicamente comienza con Scott Lang leyendo pasajes de su autobiografía y mostrando lo distinto que es a otros superhéroes de la franquicia, hasta que el elenco principal se transporta al reino cuántico y todo vuelve a tener la misma iluminación, la misma música y las mismas corridas delante de un fondo verde que las entregas de todos sus compañeros de los Avengers.

El espacio negativo del que hablaba son los secretos que Janet no contó desde su rescate. Que el reino está poblado por seres extraños que parecen haber quedado afuera en un casting de cantinas de alguna película de Star Wars, pero sobre todo que en ese reino vive un poderoso villano. Y si llega a escaparse, será el fin de nuestro planeta Tierra y posiblemente de otros planetas Tierra en realidades paralelas y líneas de tiempo alternativas.

El multiverso es el nuevo potencial, son las nuevas Gemas del Infinito, en referencia a aquello que persiguió Thanos durante tantas películas. A propósito, el nuevo Thanos se llama Kang y no solamente sabemos que será el siguiente villanazo porque desborda gravitas y frunce los músculos de su cara cuando habla: los mandamases de Marvel Studios ya anunciaron que en mayo de 2025 estrenarán Avengers: La Dinastía de Kang, así que más vale irse acostumbrando a su presencia. Aquí todo está (muy) fríamente calculado.

Nadie va a culpar a Disney de seguir produciendo películas que conquistan la taquilla y llenan sus arcas. Pero lejos estamos del entusiasmo que sentían los espectadores frente a la potencial llegada de Thanos, porque todo era nuevo. Ahora, el nuevo Thanos (Kang) está interpretado por Jonathan Majors. En realidad, es la segunda vez que conocemos una versión de este personaje; en esta oportunidad, llega con mucha más gravitas, pero parece que esa fuera su única herramienta para hacerse temer.

El guion no sabe qué hacer con Hope, Cassie no logra convencer cuando corre frente a la pantalla verde y los personajes nuevos solamente están al servicio de los chistes. Sin mencionar a MODOK, porque cierro los ojos por la noche y su cara aparece para helarme la sangre. Pero también hay que decir que la historia tiene color, explosiones, Bill Murray y batallas inmensas que antes parecían reservadas solamente a las películas de los Avengers. Los aplausos seguirán llegando.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania. Dirigida por Peyton Reed. Estados Unidos, 2023. Con Paul Rudd, Evangeline Lilly, Jonathan Majors, Kathryn Newton, Michelle Pfeiffer, Michael Douglas, Bill Murray. En varias salas.