Magela Zanotta nació en Montevideo, pero, salvo por un paréntesis entre los siete y los diez años, cuando vivió en Salinas, su vida transcurrió del otro lado del Río de la Plata. Ya a comienzos de los años 80, siendo una niña, empezó su formación como actriz, desarrollando una importante carrera en teatro, cine y televisión. Como actriz estuvo en varias ocasiones en Montevideo, pero esta vez la particularidad es que llega como directora de una versión de Lo que queda de nosotros que se estrenará en la sala Hugo Balzo del Sodre.
La obra fue escrita por Alejandro Recaño y Sara Pinet y estrenada en México en 2014 bajo la dirección del propio Recaño, con actuaciones de Pinet y Raúl Villegas. Luego fue versionada con éxito en países como Colombia, España y Argentina. El actor Damián Lomba, uruguayo radicado en Argentina, fue quien consiguió los derechos para estrenarla en Uruguay. No es la primera vez que el actor propone un puente entre Buenos Aires y Montevideo. Lomba fue clave para que el público montevideano pudiera inmiscuirse en la cotidianeidad del Hamlet de Paola Lusardi estrenado el año pasado bajo el nombre Ojalá las paredes gritaran. En esta oportunidad, se dirigió a Zanotta con el texto de Lo que queda de nosotros, y la directora reconoce, emocionada, que en principio lo que más le gustó de la propuesta fue “que me estaban convocando como directora para dirigir en Uruguay. Leí la obra con muchas ganas de que me gustara, aunque no iba a agarrar algo que no me convenciera. Pero la obra es bellísima. En todos lados donde se hizo anduvo muy bien, porque es un material muy sensible. Es la historia de una adolescente que frente a unas pérdidas muy importantes en su vida decide abandonar a su afecto más cercano, que es su perro Toto. A partir de ahí, se generan monólogos en los que tanto ella como él van midiendo y transitando la vida sin el otro”.
Casi como una fábula, Lo que queda de nosotros fue estrenada en México pensando en un público infantil y juvenil, pero la versión de Zanotta y su equipo va en otra dirección por entender que la obra “no habla solamente de la relación de una adolescente y un perro. Habla de ese amor incondicional que puede tener una mascota o una persona hacia ti, de esa responsabilidad que conlleva cuando uno de los roles es el de cuidar, de proteger, de alimentar. La obra habla del abandono, y eso uno puede extrapolarlo al que sufre la gente grande, a la gente que vive en la calle, a afectos cercanos. Esa relación entre una adolescente y un perro es un disparador para que el público ahonde en sus abandonos, en sus lutos, en sus responsabilidades. Y es una forma muy cariñosa de hablar del tema. Realmente es un material que me encantó”.
Que uno de los personajes sea un perro implica un reto particular para el actor y la directora, pero Zanotta prefiere no adelantar muchos detalles. “Hay muchas formas de abordar un personaje así; nosotros con Damián hemos arribado a una forma que nos gusta, y te invito a que nos vengas a ver [risas]. No vamos a develar más que eso. Es un gran trabajo de búsqueda y hemos llegado a una forma de contar su pensamiento perruno que nos gusta y que invitamos a ver”. Lo que sí se desprende de las palabras de Zanotta es que como directora es facilitadora de espacios de creación, más que alguien que impone una perspectiva. “Desde mi humilde forma de ver, el director es quien proporciona un espacio en el que el actor pueda ser creativo, se pueda divertir, pueda sacar sus emociones, pueda entregar lo mejor de sí para este personaje o este cuento. Una vez que creás ese espacio, todo lo que viene del otro generalmente es muy positivo. Y si está bien alineado, va para el cuento, y si hay algo que no está tan alineado, ahí está el director para los sí y los no. Para tomar decisiones. Pero para mí es un trabajo en equipo y no es un trabajo vertical. Por más que el director sea el que toma las decisiones, hay una búsqueda creativa juntos. Yo lo veo así”.
Giselle Mota completa el elenco con el que Zanotta viene trabajando en Buenos Aires junto a Lomba y con Francisco Barceló como asistente de dirección. Si bien la directora ya ha reconocido el espacio de la Balzo, el elenco y el resto del equipo llegarán unos días antes del estreno para trabajar en el montaje final junto a diseñadores y técnicos locales. Las funciones serán entre jueves y domingo, y las entradas ya están a la venta.
Lo que queda de nosotros. Dirigida por Magela Zanotta, sobre texto de Alejandro Recaño y Sara Pinet. Con Giselle Motta y Damián Lomba. Funciones el 23, 24 y 25 de febrero a las 21.00 y el 26 a las 20.00. Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre. Entradas en venta por Tickantel.