La barra de El Mesón Español ofrece una interesante variedad de bebidas; las más caras y las más baratas se lucen hasta el fondo de la sala en hileras de botellas de vidrio ocre y marrón con etiquetas de marcas nacionales e importadas, añejas y de dudoso origen. Antes, justo en la entrada, un afiche más colorido pegado a una placa de compensado anuncia con rostros alegres el espectáculo de tres cantantes que, casualmente, ocupan una mesa en el centro del bar.

Ninguno de ellos, nunca, tuvo que ir a probarse para salir en una murga. “Desde niño me sentí con confianza para cantar. Lo que estaba haciendo no me pesaba”, confiesa Emiliano Muñoz mientras improvisa con sus dedos una pieza de percusión acelerada sobre el borde de la mesa. “Si canto bien o mal lo dirá la gente, pero cuando te sentís seguro de lo que estás haciendo es mucho más fácil”, dice, aunque también advierte que el exceso de confianza te puede jugar una mala pasada: “En mi primer año en La Gran Siete me dieron un montón de solos; pensé: ‘debo andar volando’, y al segundo año me di cuenta de que tenía que bajar la pelota al piso”.

Cuando está sobre el escenario Gerardo Dorado, El Alemán, siente que hay que hacer mucho más que “tirar la voz pa’ afuera” para cumplir con la gente. “En mi caso también siento la presión de cantar con ellos dos”, admite, sobre la admiración que les tiene a sus colegas.

Emiliano y el Alemán no dudan en poner en la lista de las mejores voces de Uruguay a Freddy El Zurdo Bessio, quien, con gentileza, sirve copas con agua fría para dar comienzo a esta charla. “Antes el murguista era murguista porque salía en una murga. Así de simple”, asegura. “Yo tengo 57 años y empecé a salir en 1979, con 13 años, en Amantes al Engrudo. Las exigencias que tiene ahora el carnaval no se podían ni pensar en aquel momento. De repente sí, de cumplir con los ensayos, las actuaciones, pero después se trataba de disfrutar. Yo entré como niño que ya tocaba el bombo y el redoblante y arrimaba. A mí esos viejos nunca me tuvieron que decir: ‘esperá, primero vamos a escucharte a ver qué tal’”.

“El agua es fundamental”, asegura el Zurdo sobre los cuidados que exige trabajar con la voz. “Tomo agua, me recupero y sé que puedo seguir cantando”. El Alemán coincide: “Si te cuidás, vas con otra tranquilidad a las actuaciones. Las personas que no son responsables en su trabajo y no están en óptimas condiciones se persiguen, les va mal. Yo trato de dormir bien y no tomar la noche anterior”. Emiliano agrega: “No hay que obsesionarse, pero sí cuidar la voz porque uno vive de esto y el carnaval es muy desgastante”. El Zurdo remata con un chiste: “Habría que hacer un tablado cada 15 días”.

El Alemán y su banda, Emiliano y el Zurdo y su banda, vuelven a juntarse este sábado para actuar en el Antel Arena un repertorio murguero y de canción popular uruguaya con el que han sabido alargar el carnaval, sin metáforas, para subirse a las tablas de cualquier bolichito o de históricos escenarios como el teatro Solís y el Auditorio Nacional del Sodre.

Mutaciones del estaño

“Yo creo que juntarte con la gente del grupo en el que estás saliendo, con los amigos, resulta un momento maravilloso”, sostiene el Alemán. Habla de la mítica y la realidad de la bohemia carnavalera, y su actual estado: “Al mismo tiempo, creo que en un momento se alentó, de todos lados, incluido el del público, que el murguista tenía que tomar alcohol. En la música, igual que en el deporte, pensamos que existen los superhéroes y decimos: ‘No, aquel tomaba pero se levantaba al otro día para jugar y era un crack’. Nunca fue cierto. Somos seres humanos y el cuerpo tiene un límite, y lo que nos ha demostrado la historia es que si seguís en esa rosca te terminás destruyendo, y el ídolo se cae. Puede ser que de joven te puedas recuperar mejor, pero con los años te tenés que empezar a cuidar”.

Según el Zurdo, “el carnaval mutó en muchos aspectos”. Con orgullo vuelve a traer a la memoria a su primera murga, Amantes al Engrudo, que, como el resto, no tenía lo que se conoce ahora como hilo conductor del espectáculo. Luego recuerda y reflexiona: “Yo vengo de esa época. Después de actuar tenías las famosas cantarolas, que eran como un tercer tiempo. Lo que hacés siempre va acompañado de una sombra y nunca terminás de saber si es tu propia sombra o es otra cosa”.

Para el Alemán convendría revisar “esa imposición del afuera, de lo que tenés que hacer y lo que no”, y el Zurdo acota: “Eventos como el carnaval se dan en el marco de una celebración, y entonces, ¿te privás de eso? Es muy difícil”.

De ídolos, talentos y canciones

En la lista de las mejores voces de Uruguay, Emiliano, además de anotar al Zurdo, pone a Carlitos Roldán, Alfredo Zitarrosa y Carlos Gardel, pero aclara: “Siendo sincero conmigo mismo, el mejor cantor que me hubiera gustado conocer, y tengo todos sus discos, es el Polaco [Roberto] Goyeneche. Es mi ídolo”.

“No sé si era la mejor voz ”, avisa el Zurdo sobre su elección, “pero te puedo asegurar que mi viejo [José Pocholo Bessio] era de los mejores segundos del planeta”, sentencia. “A mí siempre me gustó cantar de segundo porque me crie escuchándolo cantar. Desde muy joven tengo el recuerdo de otros murguistas veteranos que lo destacaban porque cuando el coro de la murga entonaba una melodía, Pocholo era muy bueno para la segunda pegada. En aquel entonces yo pensaba: ‘¿Qué será la segunda pegada?’. Y después fui aprendiendo solo, escuchando. Es el que hace la segunda en la melodía sin ser muy meticuloso. Lo que precisás es ponerle sentimiento. Mi viejo era un crack cómo cantaba. ¿Qué querés que te diga? Yo siempre quise cantar como segundo, pero el registro no me da”, se lamenta, y agrega otros dos cantantes entre los mejores “para que se puedan reflejar muchos más”: el Canario Luna y Ruben Molina.

El Alemán, el más empapado en los aspectos técnicos de la canción y la interpretación, suma a la lista a algunos de sus preferidos como Christian Cary, de quien dice que haría un muy buen dúo con el Zurdo, y Lu Ferreira, que será una de las invitadas especiales del grupo en su show de este sábado. “Me conmueve mucho su voz”, dice sobre la ex vocalista de La Tabaré.

Si se convoca a los tres para nombrar las canciones que más disfrutan cantar, Emiliano nombra “Te abracé en la noche”, “La misma alienación”, y todos convergen en la magia de “Amor de escuela”.

El Zurdo se toma un minuto echado hacia atrás en su silla, vuelve a arrimarse y ordena los tantos: “Las canciones no se andan codeando a ver cuál es la mejor, se defienden cada vez que las cantamos. Y las hacemos nosotros, las personas. Las canciones provocan diferentes momentos y sensaciones ahí, en el lugar donde las estás interpretando. Yo, por cosas ya vividas, me imagino el Antel Arena cuando cantemos, por ejemplo, “La niebla”. Más allá de lo bien que te salga, si la cantás solo en tu casa, cuando termines te vas a quedar en silencio y podés seguir el día, rumbo al almacén a comprar una flauta, con el mismo silencio. La diferencia la puede hacer el que te está escuchando, y ese abrazo que se genera desde el público y que es capaz de pasarte por arriba”.

El Alemán, Emiliano y El Zurdo se presentan este sábado a las 21.00 en el Antel Arena. Entradas desde $ 700 a $ 1.950 en venta por Tickantel.