El Ballet Nacional del Sodre (BNS), bajo la dirección de María Riccetto, estrena Dos hemisferios, dos obras realizadas exclusivamente para la compañía: Memento mori, con coreografía de Gemma Bond y música de Piotr Ilich Tchaikovsky, y Estaciones rioplatenses, con coreografía de Iñaki Urlezaga y música de Astor Piazzolla. Ambas son dirigidas por Juan Cannavó, tienen diseño de vestuario de Mercedes Lalanne y diseño de iluminación de Pablo Pulido. Además, el espectáculo cuenta con la participación del Conjunto Nacional de Música de Cámara, con la particularidad de que estará en el escenario junto a los bailarines.
Iñaki Urlezaga es un bailarín, coreógrafo y director artístico argentino. Gemma Bond es una bailarina y coreógrafa inglesa, miembro del cuerpo de baile del American Ballet Theatre. Ambos comentan en las redes del BNS que su inspiración para crear estas obras fue la música. “Es la primera vez que voy a usar Tchaikovsky, es muy emocionante”, dice Bond, al tiempo que Urlezaga adelanta: “Van a ver dos hemisferios, el sur y el norte. El sur, representado en mi obra, y el norte en la de la coreógrafa Gemma Bond”.
Desde adentro
Ignacio Lombardo entró al BNS en 2015 e hizo varios roles solistas: el Bufón de Lago de los cisnes, Pulgarcito, el Espantapájaros de El mago de Oz, entre otros. Desde su ingreso participó en galas nacionales e internacionales (España, Cannes) junto a la compañía. Clara Gasso bailó en 2018 en Bella Durmiente y Corsario, y en 2019 pasó a formar parte de la compañía. Hizo su primera variación solista, el Hada de la Alegría, en la última producción de Bella durmiente. Desde su ingreso a la compañía ha participado en giras nacionales.
Ambos integrantes del cuerpo de baile del BNS comentan que “las dos obras tienen a los músicos sobre el escenario, se escucha maravilloso, es increíble bailar con ellos tocando al lado. Participaron en los ensayos, estaban muy conectados con nosotros y eso es muy importante”.
De acuerdo a Gasso, “en la obra de Gemma hay partes creadas por nosotros; ella nos dio la libertad de crear, guiándonos en el proceso, nos puso en parejas y cada uno hizo una parte. Con Urlezaga el proceso fue totalmente diferente: no hubo creación de los bailarines, sino que el coreógrafo marca lo que quiere ver”. Coincidiendo con su compañera, Lombardo agrega: “Ese proceso con Bond estuvo muy bueno porque se iban creando minicoreografías de las cuales ella usa partes mezclando lo creado por los bailarines con lo de su propia creación. Con Urlezaga pudimos ver algunos movimientos con él, sobre todo cuando tenemos que levantar a las chicas, ver de estar cómodos con el movimiento, pero fue mucho más estricto con la coreografía”. “Cada coreógrafo tiene su visión personal de las obras”, concluye.
Esta gala desafía a toda la compañía por tener lenguajes diferentes al ballet, que ponen a prueba y exigen versatilidad a los bailarines. Al respecto, Gasso y Lombardo comentan: “Bond da indicaciones como ‘acá empujan algo’ y en el escenario se ve que cada bailarín empuja y mueve el brazo como lo siente y a veces no se ve igual, pero creo que esa es la esencia de ella”. “Nosotras estamos en puntas pero hay contracciones, movimientos de torso que nunca verías en un ballet clásico”, agrega Gasso sobre el trabajo de las bailarinas.
Ambas obras son muy diferentes entre sí. “La de Iñaki es mucho más dramática. En la historia que él creó, por ejemplo, involucra una violación; se trata de situaciones de la vida cotidiana que pueden pasar en una ciudad cualquiera y cómo la sociedad reacciona ante esas situaciones. Los dos ballets tratan de relaciones de pareja, y eso es una conexión sorprendente porque se inspiraron en lo mismo con resultados muy diferentes”, describe Lombardo. Gasso, por su parte, destaca: “Lo que tiene Iñaki es que se va a ver el escenario vacío, sólo se ve iluminación, cuerpos y músicos al fondo. El diseño de iluminación es maravilloso, aunque es más oscura la atmósfera. La obra de Gemma es más luminosa, más alegre y liviana; me fascina lo que creó”.
Es palpable que la gala mostrará virtuosismo, energía y desafío. En palabras de Gasso y Lombardo, “estas semanas fueron súper desafiantes; te hace crecer, quizás porque es muy diferente a lo que estamos acostumbrados, pero es muy importante que se hagan cosas diferentes tanto para la compañía como para el público”. En consonancia con lo expresado por los bailarines, en las redes del BNS, Urlezaga afirma: “Es más cómodo ver algo que se conoce, pero arriesgarse a vivir una experiencia nueva es de lo que se trata el teatro para mí”. Por su parte, Bond señala: “Las nuevas obras son esenciales para un bailarín, y cuando el público ve nuevas obras está viendo a un bailarín explorar algo por primera vez. Esa es la magia de lo nuevo”.
Dos hemisferios, por el BNS. Sala Fabini del Auditorio Nacional Adela Reta del 27 de julio al 6 de agosto. Entradas desde $ 100 por Tickantel y en la boletería de la sala.