Aunque se lo ahorra, la nueva serie de Taylor Sheridan –Lioness, estrenada por Paramount– podría abrir con el popular cartelito de “inspirada en hechos reales”. Porque, si le hacemos caso a la web oficial del Ejército de Estados Unidos, efectivamente existe un Equipo Lioness integrado en su inmensa mayoría por mujeres, creado a partir de los conflictos en Irak y Afganistán y con la participación de mujeres insurgentes en “actividades terroristas”. Considerando que los soldados hombres quizá no lograrán acceder de la mejor manera a estas mujeres, se conformó por aquel entonces este Female Engagement Team (FET) o Team Lioness, como se lo conoció poco después. Es muy cierto también que el equipo Lioness real no se involucra en el conflicto armado de la misma manera que lo veremos aquí, pero no nos apresuremos. Por lo pronto, el punto de partida es real y lo que se cuenta es por lo menos verosímil. Eso tendrá mucho peso, como veremos más adelante.
Taylor Sheridan es uno de los actuales reyes de la pantalla chica. Su universo western también creado para Paramount –integrado por su nave nodriza Yellowstone (actualmente a punto de terminar, plagada de conflictos con su estrella principal Kevin Costner) y sus derivados sobre la familia Dutton, sus protagonistas, en miniseries como 1883 y 1923– lo ha consagrado como uno de los creadores más exitosos de la televisión, ayudado además por sendos éxitos cinematográficos tales como Hell or High Water (2016) o Wind River (2017). Pero aquí se distancia de su comprobado camino de éxito –el neowestern o el western a secas– para sumergirse en una de espionaje o bélica, aunque las cosas no serán tan simples y de esa complejidad planteada saldrá lo mejor que tiene para ofrecer su nueva serie.
Cuando conocemos al equipo Lioness lo vemos en su hora más oscura. Destinado en Medio Oriente, acompaña a una agente infiltrada dentro de una célula terrorista. La misión de esta agente –que debería averiguar el siguiente objetivo de los terroristas– sale completamente mal: ella es descubierta y el equipo, atacado. Ante la imposibilidad de rescatarla, el protocolo es simple: la unidad terrorista debe ser destruida y el equipo Lioness se vuelve por completo prescindible, por lo que un dron hace efectivas ambas premisas.
Así, la líder de campo de este equipo, Joe (Zoe Saldaña), regresa a Estados Unidos a lamerse las heridas junto a su familia (que tendrá un rol mucho más presente de lo que uno podía imaginar y es de las subtramas más interesantes) y a reclutar a una nueva agente. Pero lo cierto es que está mucho más afectada por lo ocurrido de lo que quiere admitir, y eso hará que le ponga las cosas particularmente difíciles a la sargento Cruz Manuelos (Laysla de Oliveira), una marine con pasado de abuso que se ha vuelto más dura que una piedra, pero quién sabe si eso será suficiente.
Esta temporada, que cierra en sí misma –lo que es de agradecer, haya más temporadas de la serie o no–, se concentra en el entrenamiento de Cruz como nueva agente Lioness y en la importante misión que tendrá por delante al infiltrarse en el mundo cercano de la hija de uno de los principales financistas de los movimientos fundamentalistas árabes. Pero la serie también se explaya en desarrollar el turbio mundo de las operaciones de la CIA, lo que no pocas veces significa la “guerra al terrorismo” (que aquí, en algo sorprendentemente sincero para ser de origen estadounidense, asume su relación con la suba y la baja de los precios del petróleo) y en cómo la actuación de la propia agencia es cuando menos cuestionable. Esta perspectiva –que recuerda por momentos a Homeland, otra serie que iba por estos derroteros, al menos en sus primeras temporadas– pone a Lioness por encima de las expectativas que uno podría tener en un principio, que imaginaba “una de soldados y tiros” con la particularidad de estar protagonizada por mujeres.
Pero aquellos que buscan acción que no se preocupen: no saldrán decepcionados. El director australiano John Hillcoat (una verdadera máquina de éxitos: The Proposition, The Road, Lawless, Triple 9) es el encargado de dirigir los primeros y últimos episodios (dirige cuatro de los ocho) y le da forma y estilo a toda la narración, una forma y estilo frenéticos, en los que cada secuencia de acción, cada tiroteo, será tenso, brutal y contundente.
No todos son rosas. La serie trata de abarcar en algún momento tramas que la sacan de su narración principal (todo un asunto en suelo estadounidense, con narcos mexicanos), lo que la distrae y le hace perder fuerza. Pero es un mal menor a la hora de su total, un total construido a partir de un relato verosímil, de personajes tan grises como su propia moralidad. Una serie realista en su falta de idealismo y por completo crítica con la actuación de las propias operaciones que presenta, así como cruda en los costos humanos para aquellos que resultan involucrados. Al mismo tiempo es un apasionante relato de acción y suspenso. Otro acierto de Taylor Sheridan.
Lioness. Ocho capítulos de unos 40 minutos. En Paramount+.