El pesado portafolio que lleva colgado a todas partes no arruga ni un centímetro de su impecable vestimenta. Gentil y sonriente de principio a fin de la charla, Santiago Plaz parece pronto para cantar, incluso a plena luz del día, en un corte de su trabajo de ocho horas como funcionario del Ministerio de Desarrollo Social.
Hoy integra el equipo de la Secretaría Nacional de Cuidados, pero su “corazón”, dice, sigue estando en el cargo que ocupó en la anterior gestión gubernamental, como “responsable de la logística del sistema de personas en situación de calle”. Además, en una historia que quedará para otra nota, es piloto de avión recibido y presidente de una escuela de vuelo.
Su estampa coincide con las imágenes que disparan sus piezas musicales y cantantes preferidos. “Siempre me identifiqué mucho con el tango ‘Pasional’. Cada vez que lo cantaba estaba pensando en una persona que fue muy especial para mí”, confiesa el cantante de 35 años, y deja entrever una tristeza casi olvidada.
Su colega Gabriel Scarone fue quien lo escuchó cantar folclore y le anunció: “Vos tenés voz para tango”.
Dispuesto a continuar con el linaje de artistas como el argentino Jorge Falcón o el bandoneonista y cantante Ruben Juárez, el uruguayo Plaz sabe que tiene un largo camino por recorrer y sigue adelante con convencido entusiasmo mientras se hace un nombre entre sus colegas más veteranos.
La charla desemboca sola en “Mi noche triste”, el tango que le sale solo de la boca como el alma de su deseo y permanente compañía. “A mi abuelo le gustaba mucho Gardel y su tango preferido era 'Cuesta abajo', cuenta. “Se había jubilado de mecánico tornero y tenía un taller en el fondo de una casona en Lezica, donde vivíamos con mis padres y mi abuela. Tenía todo el día la radio prendida en Clarín; falleció cuando yo tenía seis años, así que su recuerdo también es de aquel sonido”, relata.
“Mi padre también fue de gran influencia para que me dedicara a la música. Siempre le gustó la guitarra y el folclore, y después me enseñó a mí. Siempre digo que yo soy un guitarrero que aprendió a cantar”, dice. Con los años el gusto personal de Plaz se amplió hacia el jazz y el candombe, la música de Ruben Rada y Jaime Roos, aunque a la hora de destacar sus históricos surgen sin falta Los Zucará, Los Olimareños, Pareceres y Santiago Chalar como grandes exponentes del folclore local. No olvida a los artistas de su madre en un hogar “muy melómano”: Joan Manuel Serrat y Caetano Veloso.
A la hora del tango, primero pone a Julio Sosa, “por su forma de decir”. Igual que el nacido en Las Piedras, su admirador se reconoce como otro ser nocturno, atrapado en el tango, también en la forma de una obsesión convertida en objeto de estudio: “El tango tiene un vínculo muy especial con la afectividad”, sostiene.
“Entrás por los viejos, la familia, los abuelos, tal vez desde un lugar de cliché, pero después te encontrás con un mundo de letras, sonidos y formas de interpretar muy poderoso”, advierte. “Hasta el día de hoy, cuando me llega un tema nuevo para cantar, tengo una metodología de abordaje que incluye escuchar varias versiones y hacer un análisis literario de la letra”, explica.
Un clásico en la nueva ola
“Yo intento que mis espectáculos tengan una dosis alta de tango”, dice, con extremo cuidado, para comenzar la argumentación que defiende su estilo. “Hay toda una barra nueva con la que compartimos boliche, lugares, juntadas, que están apostando por un tango más moderno desde lo sonoro, por eso me parece que está bueno que también haya una propuesta que defienda el estilo clásico”, suma, y corta lo suyo, sin faltarle el respeto a nadie, sabedor de que, en su terreno, los fanáticos, los puristas y los anarcos siguen siendo protagonistas de los entretelones de cada noche tanguera.
“Hay mucha gente haciendo cosas bárbaras. Coincidimos en sacarle a lo clásico el contenido machista de otras épocas y, sobre todo, en problematizar el género para sacarlo de ciertos esquemas tradicionales”, cuenta. “Mi desvelo es que el tango vuelva a ser popular entre los uruguayos, que sea tema de discusión y que hable de las cosas que nos pasan”, agrega. “Fijate que es una música muy atemporal, con letras que se defienden solas. El tango toca temáticas profundamente humanas: el dolor, el desamor, las pérdidas, la euforia, el azar, los vínculos de relación; cosas a las que estamos expuestos todos los días”, dice.
Durante 2023, Plaz hizo una gira por barrios montevideanos, y ahora la quiere replicar en todo el país. En 2022 visitó Estados Unidos como parte de la compañía Tango Lovers. “Esa fue una propuesta muy cercana a un show”, dice sobre su incursión en el norte del continente. “En ese tipo de espectáculos, el tango es un bien de consumo, y a mí lo que me sigue interesando es interpretar este género desde la tripa, como lo sentimos acá. Creo que todos los intérpretes tenemos el deber de brindar una perspectiva genuina y profunda del tango”, dice.
Hoy, con la seguridad de algún olvido y luego de muchas actuaciones, repasa de memoria la ruta de los lugares donde el tango es rey en Montevideo: “Hay tres lugares que forman el circuito turístico: El Milongón, en la calle Gaboto; Primuseum, en Pérez Castellano, y Fun Fun, que es una mezcla de turistas con público local, como bar clásico de tantos años. Después tenés un ciclo tanguero en el Bar Paysandú, el Bar Tabaré de Punta Carretas, que es otro recinto de referencia; o podés ir los martes a La Cretina. El baile es un mundo aparte. Para eso te podés ir a El Chamuyo (Ciudad Vieja), por ejemplo; las pibas del colectivo Mandinga siempre están organizando cosas en diferentes lugares, los domingos está la milonga de la plaza del Entrevero y me quedan un montón afuera”, cuenta.
Para Plaz, la música es lo mismo que la felicidad. “La pandemia fue uno de los momentos más difíciles que me tocó vivir”, relata. “El artista necesita estar en exposición. Vivimos de eso. No sólo por lo económico, también desde lo anímico. Es como que te saquen las pilas. Yo puedo estar muerto de cansado y haber tenido una semana de perros, pero cuando llega la hora de irme a cantar y de encajarme el traje ya está. Me pongo delante del micrófono y soy yo, más que nunca”, concluye.
Santiago Plaz en vivo. Miércoles 6 a las 17.00, 18.00 y 19.00 en el Mirador de la Intendencia de Montevideo. Entrada libre y gratuita.