La llegada de Netflix reconfiguró para siempre la forma en que vemos televisión. Dejó de ser necesario revisar la revista del cable para saber a qué hora darían nuestra película favorita, ya que pasamos a tener un videoclub de acceso inmediato desde el living de nuestros hogares. Nacía la era de la televisión a demanda.

El servicio parecía tenerlo todo, ya que aglomeraba contenido de los estudios más diversos, que no querían quedar fuera del nuevo hábito de consumo. Hasta que los estudios se dieron cuenta de que ellos también podían ser parte del negocio y eliminar al intermediario. Palabras como contenido, consumo y negocio son utilizadas adrede, porque quienes toman estas decisiones suelen estar a años luz del hecho artístico.

Con el correr de los años aparecieron los grandes tanques a morder el pastel de suscriptores de Netflix. HBO Max –que ahora tiene un nombre mucho más genérico: Max– o Disney+ irrumpieron en busca del dinero de los espectadores, que de a poco veían cómo era más caro tener a su disponibilidad lo que producían los estudios, ya que cada uno tenía su plataforma y su tarifa.

Los últimos tiempos fueron inicialmente de pulverización, con la aparición de un número cada vez mayor de opciones, aunque también se dieron algunas fusiones, como la de Max y Discovery, o la futura reorganización en América Latina de los contenidos de Disney+ y Star+ (ambos de la misma compañía) bajo un mismo paraguas, algo que ya ocurría en otras partes del mundo.

En simultáneo, los accionistas se dieron cuenta de que el planeta tiene un número finito de habitantes y que darles miles y miles de horas de contenido por un precio irrisorio podía ir en detrimento de sus propios negocios, como el de las salas de cine. Así que las tarifas comenzaron a corregirse y de a poco se inauguraron herramientas para que el “intercambio de contraseñas” fuera un poco más difícil.

En medio de todo eso, los usuarios comenzaron a sacar cuentas y vieron que la era del cord cutting (cortar el cable, en referencia al servicio de televisión para abonados) ya no era tan conveniente. Sacaron cuentas y la suma de las diferentes plataformas superaba al viejo confiable que te ofrecía un centenar de canales y una revista en la que conocer la programación, luego sustituida por la propia canalera, para beneplácito de los árboles de la selva tropical.

Este péndulo de hábitos parece estar teniendo un regreso a la era del cable, según dio a conocer el medio The Information. Disney estaría estudiando la posibilidad de incorporar en su plataforma Disney+ canales que estén constantemente emitiendo programación de sus diferentes marcas, tales como Star Wars, Marvel, National Geographic o Pixar. Además de mantener la visualización a demanda, permitiría a los usuarios engancharse con algo que esté ocurriendo en ese mismo momento.

No se trata de una novedad en esta nueva era: servicios como Pluto TV se basan en brindar a los espectadores (en este caso de forma gratuita) un sinnúmero de señales en las que todo el tiempo están rotando, por ejemplo, episodios de series como Bob Esponja, South Park o CSI: Miami, además de señales con películas o documentales agrupados por su temática, siempre con sus tradicionales cortes comerciales.

También existían servicios híbridos como la aplicación de Universal+, que además de las series a demanda incluye su paquete de señales, aunque para ello hay que estar suscripto a ellos dentro de una empresa de cable. Estas, a su vez, como ocurre en el caso de Nuevo Siglo con NS Now (por citar un ejemplo), también ofrece su lista de canales y contenido a demanda dentro de los celulares. En Estados Unidos también existen cables 100% digitales, como el Live TV de Hulu o Youtube TV, aunque con precios mucho mayores que las plataformas “regulares”.

A Disney, sumar canales le permitiría otra forma de hacer caja, ya que, al igual que en los ejemplos anteriores, el canal de Star Wars o el canal de Marvel incluirían la pauta publicitaria entre un programa y otro, o incluso en medio de las películas si es que deciden ir por un modo full vintage.

La cablificación (como llama The Verge a este fenómeno) del streaming promete ampliarse en el futuro, ya que la empresa Disney anunció el año pasado que para 2025 ofrecerá en Estados Unidos todos los canales de ESPN como paquete dentro de Disney+, con un costo extra, por supuesto. Y en febrero se anunció la creación de una plataforma única que ofrecería el contenido deportivo de ESPN, Fox y Warner.

Cabe recordar, además, que en sus inicios los servicios de televisión por cable no tenían tanda publicitaria.