Durante la sequía que azotó a Uruguay en 2023, una fotógrafa y tres fotógrafos que se habían encontrado en un espacio de formación profesional realizaron un reportaje que narra la crisis hídrica que atravesó el país. Su trabajo busca generar un espacio para reflexionar sobre cómo administrar nuestros recursos naturales.

“La sequía nos obligó a consumir agua uruguaya embotellada por empresas extranjeras que fijaron los precios a demanda. La recomendación del gobierno fue reducir al máximo el uso doméstico, mientras que, en el centro del país, UPM 2 consume 5.600 millones de litros de agua por día”, dice uno de los textos que acompañan la muestra alojada en el cuarto piso del museo Joaquín Torres García.

Yagütp –tal es su nombre, que significa “agua” en charrúa– es el resultado de siete meses de trabajo realizado en el taller Reportaje y ensayo fotográfico de la Escuela de Fotografía Aquelarre, dictado por la referente Annabella Balduvino. Agustín Sartori, Joaquín López Ifrán, Marcela Giménez y Martín Hernández Müller decidieron exponer sus fotografías de forma colectiva, con la participación especial de Nicolás Soto, quien presenta un cortometraje sobre el mismo tema titulado Udimar Hué.

En su trabajo de campo, los autores pensaron, investigaron, viajaron y principalmente fotografiaron una crisis histórica que, como país, nunca pensamos que íbamos a padecer. El grupo recorrió distintas localidades preguntándose si se trataba de sequía o de saqueo. Paso Severino, Canelón Grande, Aguas Corrientes, UPM 2, Montes del Plata, Santiago Vázquez, Minas, Planta de Salus, Piriápolis, Pan de Azúcar, Empalme Olmos, Forestal en Rivera y Montevideo fueron los lugares donde realizaron el reportaje, cuyas imágenes están colgadas en la sala junto a canillas o como hermosos cuadros expuestos en pared.

Las fotos están presentadas como trabajo colectivo, sin firma individual. Es una opción difícil, que habla de un grupo en el que la horizontalidad y la creación comunitaria fueron eje en el desarrollo creativo.

Inmersión

¿Qué es el reportaje fotográfico? La discusión es apasionante y la posible definición ha cambiado en las distintas épocas, pero lo cierto es que continúa manteniendo una identidad vinculada estrechamente a la serialidad de las imágenes, a la investigación, a la concentración total y a la inmersión en el territorio que se está investigando. Ya lo decía Cartier Bresson: se trata de un equilibrio entre la cabeza, el ojo y el corazón. Un buen reportaje necesitaba la cabeza para investigar, el ojo para saber ver y el corazón para sentir aquello que se tiene enfrente y que con la cámara se busca captar, explicaba el francés, fundador de la Agencia Magnum a mediados del siglo.

Balduvino explica que “el reportaje es contar una historia que tiene normalmente un principio, un desarrollo y un final que puede ser abierto o cerrado. Un ensayo es un tema, que se estudia mucho y en el cual nos planteamos hipótesis que pueden resultar verdaderas o falsas”.

Foto del artículo 'Lluvia de imágenes para tiempos de sequía: la crisis hídrica como reportaje fotográfico'

Foto: Manuela Aldabe

“En el reportaje, como en el ensayo, tenemos que manejar cuidadosamente lo que tiene que ver con nuestra opinión respecto del tema a tratar. No es nada fácil. A diferencia de otras ramas de la fotografía en que podemos expresar nuestra opinión libremente, en este trabajo, si estamos abiertos, como debe ser, a cuestionarnos, debemos ver el tema lo más ampliamente posible”, dice la directora de Aquelarre.

“Lo otro es que muchas veces las emociones que provocaron el lugar, el momento en que hice la fotografía, hacen prevalecer lo que el fotógrafo sintió en ese instante con lo que dice la foto en sí misma. Un gran maestro de la fotografía, Carlos Sanz, mi compañero, decía a sus estudiantes: ‘no se enamoren de sus mamarrachos; busquen, en las que hicieron, la mejor foto, la que logra que el espectador piense’”, agrega Balduvino.

El grupo creador de esta propuesta expositiva investigó con referentes académicos, recorrió varios puntos del país realizando viajes colectivos, se cuestionó sobre las verdaderas razones que llevaron a la población uruguaya a una crisis que dejó más de 1.880 millones de dólares en pérdidas y más de 1,7 millones de personas afectadas (según El País de España), y principalmente se comprometió a fondo con un tema profundamente importante, realizando un reportaje, lo cual requiere muchísimo amor.

Yagütp narra la problemática de la reciente crisis hídrica desde distintas aristas: cómo lo vivió la población trabajadora que usa el agua como fuente principal (los lavaderos, por ejemplo), cómo vivió la ciudad la invasión de botellas y bidones, cómo fue la cobertura de la noticia a nivel internacional. En la sala se exponen, junto a las fotografías, portadas de diferentes medios de prensa internacionales como France 24, TeleSur TV, CNN, BBC, TRT Español, La Página, La Tercera, El País de España, la agencia alemana Deutsche Welle, La Nación, Biobio Chile, y otras.

Bastante más intimista es el cortometraje de Nicolás Soto. Udimar Hué significa “liberar el agua” en lengua charrúa. Soto fue el encargado de la dirección, cámara y edición, y Raisa Torterola aportó la idea original, producción y acción; ella es la protagonista y narradora.

En su presentación, Soto escribe: “Uruguay atraviesa la peor crisis hídrica de la historia. Los ríos muestran su lecho agrietado y la población ya no tiene acceso al agua potable. Buscando una respuesta entre tanto dolor, Raisa sube a un cerro para escuchar a los ancestros y recibe una misión. Llevar el cuerpo del río de regreso a casa”.

Ambos habían trabajado juntos en la película El país sin indios (2019) y el año pasado se encontraron para dar una respuesta al momento que estaban viviendo, buscando a través del arte encontrar una respuesta a la angustia que les causaba la situación.

“Fue una temática que nos llevó mucho trabajo y fue divino hacerla porque realizamos salidas grupales al interior para estar donde están trabajando las forestales, la planta UPM 2 en Tacuarembó, Aguas Corrientes, que es la que abastece toda el área metropolitana con agua dulce para OSE; fuimos también a Paso Severino, que estaba casi seco, y logramos muy buenas fotografías. Tratamos de hacer una cobertura lo más amplia posible, y tuvimos que recortar un poco la información porque hay mucha tela para cortar, y en un momento hay que cerrar la idea y llevarla, mostrarla”, explica Joaquín López Ifrán, licenciado en Comunicación, uno de los cuatro autores de la muestra.

Cuando una se sitúa bajo la lluvia de fotos colgadas en el centro de la sala, acompañadas por impresiones de noticias sobre lo que estaba pasando en este rincón del mundo, se pregunta cómo es posible que todo esto haya pasado en un país rodeado y surcado por corrientes de agua, cuyo nombre es “río de pájaros”.

Suele decirse que una buena obra es aquella que nos permite pensar en el tema y no quedarnos en la técnica o en la propuesta expositiva. Es el caso de Yagütp, cuya propuesta es tan sólida y las fotografías son tan buenas que es posible pensar en la esencia creativa del grupo, casi olvidándonos de las excelentes imágenes.

“Vimos que había bastante para investigar, no solamente para lograr retratar el momento, también nos llevó a ir hacia atrás y empezamos a preguntarnos en qué se va el agua, quién se la lleva, y descubrimos que hay un montón de empresas que tienen un consumo masivo de agua dulce por leyes que se han redactado y aprobado en la década de 1980”, agrega López Ifrán.

El trabajo del grupo nos recuerda que el agua, igual que la buena fotografía, es, además de una riqueza y un derecho, una responsabilidad.

Yagütp, del Grupo Caldero, en el museo Torres García (Peatonal Sarandí 683), de lunes a sábados de 10.00 a 18.00, hasta el 29 de abril.