En el marco de su aniversario y junto al lanzamiento de la temporada 2024, El Galpón apuesta fuerte. Fiel a su tradición de resistencia cultural, presenta una pieza estrenada en 2007 en la ciudad de Chicago que, aclamada por el público, ganó cinco premios Tony y un Pulitzer. La elección de este título tiene un plus emotivo, ya que fue el último trabajo que, hace 15 años, representó María Azambuya (1944-2011), actriz, docente y directora vinculada a la institución desde 1973.

Ahora con dirección de Héctor Guido y un elenco que está muy a la altura, El Galpón vuelve a invitar a adentrarse en las calurosas escenas de Agosto, condado de Osage. En el hemisferio norte, la estación corresponde al verano, y específicamente en Oklahoma, en el condado de Osage, la temperatura se vuelve agobiante, entre otras sensaciones poco amorosas. Sería ingenuo pensar que no hubo una intención de marcar el tono del texto al percibir cierta semejanza entre las condiciones meteorológicas y la condición humana representada. Este paralelismo juega con la preferencia del autor por ahondar en las miserias de su mundo.

Tracy Letts nació en Tulsa, Oklahoma. Es actor, dramaturgo y guionista. En Agosto, logró ponerle humor al dolor al crear una obra con matices autobiográficos. Cuando era pequeño, su abuelo se suicidó y su abuela comenzó a consumir pastillas y alcohol. Esa vivencia encuentra cabida dentro de un texto que tiene mucho para decir.

En principio, la obra parece una tragicomedia de situación con mucho movimiento, pero de a poco se vislumbra un gran trasfondo dramático. El equilibrio, sin embargo, se sostiene a pesar de las profundidades en las que se hunde el texto. De manera muy hábil, la tensión se descomprime mediante diálogos precisos que desencadenan la risa. La abundancia de momentos densos no satura porque Agosto está estructurada en diversas escenas que suceden a buen ritmo, y ese dinamismo es coronado normalmente por una salida cómica. El humor, así, aparece al servicio de la vida, utilizado como una herramienta fundamental que permite transitar las peripecias de una familia disfuncional, en la que un hecho concreto desencadena un efecto dominó letal, que deja al descubierto secretos y rencores.

El vaivén hilarante transita entre las relaciones humanas, los vínculos, los secretos. También entre los logros y las desgracias. Toda gira en torno a la familia Weston, que se reúne en la casa una noche de verano a causa de la desaparición del padre.

La protagonista de la obra merece una mención aparte. Actriz jubilada de la Comedia Nacional, Gloria Demassi estremece con una brillante interpretación de Violeta, una madre enferma de cáncer de boca, con carácter fuerte, ácida y vencida, que no oculta su adicción a las pastillas ni su vehemencia.

La música es un componente esencial que funciona como bálsamo. Distiende y permite deslizarnos de una escena a la otra con fluidez. Suena un disco de Eric Clapton que evoca tiempos felices. Y por momentos, el silencio, como una opción más para recrear el clima en continuo movimiento. En la casa de madera, como la llaman en la obra, no hay aire acondicionado y las ventanas están cerradas. Esa puesta en escena coopera en la construcción de un hogar devenido guarida.

Para comprender otros aspectos de esta obra debemos reparar en la segunda parte del título. Osage es uno de los 77 condados en que se divide el estado norteamericano de Oklahoma. Actualmente, vive allí parte de la reserva de la tribu de los osage. Es una zona con una importante población indígena, que ha sido gradualmente desterrada y colonizada. Letts se hace cargo de ese atropello y lo refleja en el texto como un leitmotiv.

Es tan clara la vivencia del autor en relación con su territorio, que se da el permiso de traslucir la naturalidad con la que se trata el tema de la discriminación hacia los pobladores originarios por parte de los descendientes de europeos. Incluso da un paso más allá y, sin perder la ironía ni el tono jocoso, elige el nombre Blanca para la chica indígena que trabaja en la casa como mucama. El maltrato y el desprecio hacia los descendientes de indígenas atraviesa los discursos. En una escena, por ejemplo, uno de los personajes principales dice: “¡Y para esto hemos jodido a los indios!”.

La obra mantiene un espíritu inmensamente conmovedor, e incluye dos escenas clave que reivindican la cultura indígena y pueden ofrecer calma y reparación ante tanto desatino.

Agosto, condado de Osage. En la sala Campodónico del teatro El Galpón. Sábados a las 21.00 y domingos a las 19.00 hasta el 26 de mayo. Entradas a $ 600 en Tickantel y boletería del teatro. Galponautas gratis, Socio Espectacular gratis y 2x1 con la diaria Beneficios.