Ensayo es el segundo espectáculo escrito por Pascal Rambert que se estrena en la actual temporada de la Comedia Nacional. Esta vez, es Anthony Fletcher el encargado de dirigir un texto que se estructura, como es característico en Rambert, en largos monólogos más que en diálogos propiamente dichos. Nos enfrenta a un colectivo teatral que, tras 20 años de trabajo en conjunto, atraviesa una crisis mientras ensaya una nueva obra.
Los detalles: Audrey y Emmanuelle trabajan en un texto escrito por Denis y dirigido por Stan. Ese texto propone un universo de hastío rutinario, en el que Iris, Daiane, Stanley y Clark se perciben como parásitos que repiten “los mismos errores generación tras generación”. El hastío en que viven las criaturas imaginadas por Denis remite explícitamente al universo literario de Scott Fitzgerald, pero el vacío de los personajes por estar encerrados en un bucle sin sentido se trasladará del universo ficcional escrito por Denis al del ensayo teatral.
Vale señalar que el título original de Ensayo es Répétition, lo que se puede traducir, según ha comentado el propio Rambert, como “repetición” y como “ensayo”. Y la pregunta por el sentido de algunos ciclos que se repiten es una de las claves del espectáculo, como también lo es la pregunta por cómo el arte “repite” la vida o la vida “repite” al arte.
La sutileza con que la crisis de los personajes se “continúa” en la discusión de los ensayos parece ser una de las grandes fortalezas de la obra, porque lo que se termina debatiendo es la relación entre el arte y la realidad social en la que se produce. “La vida y el teatro se enfrentan”, dice Audrey a Denis, “actúo lo que me escribís; lo que me escribís viene de lo que vivís. Y lo que vivís frente a mí dice ‘vivo en ella’”. Los celos que Audrey siente por Emmanuelle disparan una vieja reflexión que se integra naturalmente al espectáculo. Más adelante Denis replicará: “Durante 20 años escribí para vos. Durante 20 años no encontraste de qué quejarte frente a lo deforme de nuestras vidas, reescritas, reestructuradas en ficciones”.
¿El arte copia la vida? ¿O la deforma? ¿Cómo se relaciona esa “copia deformada” con la realidad social a la que vuelve como un signo más? ¿Dónde está la “verdad”? “Lo que llamamos la verdad no lo encontramos en la vida sino en esa cosa increíble que los humanos inventaron y que llamamos ficción. Si queremos ver la verdad del mundo, hay que mirar en el espejo sublime de la ficción y no en otro lugar”, dice Stan.
Las características de cada personaje determinan de alguna forma un ensayo de respuesta a estas interrogantes. Pero la realidad social no es sólo hastío por aburrimiento, también es injusticia y opresión social, y el texto no lo evade. “Había que pelear por más simpleza, justicia, belleza”, grita también Stan, y agrega: “¿Valía la pena querer cambiar el mundo para terminar escribiendo dramas burgueses a partir de la propia vida?”. El fracaso de algunos proyectos revolucionarios del siglo XX aparece encarnado en la figura de Iosif Stalin en los dos planos ficcionales de Ensayo. “Los malos poetas son buenos verdugos”, se repite en varios pasajes del espectáculo, y la relación entre el fracaso artístico y el despotismo queda trazada junto a una semblanza del poeta Ósip Mandelshtam, ejecutado bajo el stalinismo.
El elenco sale a la vereda
La obra, como señalamos, se articula en cuatro largos monólogos. Cada uno retoma alguna de las ideas que se propusieron antes para entablar una polémica. En ese aspecto, la tarea más difícil recae en Rosario Martínez, quien interpretando a Audrey da el puntapié inicial a esta discusión sobre los límites y las posibilidades del teatro para dar cuenta de la realidad social e influir en ella. Luana Pena crea a un personaje de sofisticada sensualidad, que desde el goce da respuestas a algunas de las interrogantes. Los personajes masculinos parecen ser los más “intelectualizados” pero también los más patéticos, quizá por esa misma intelectualización desde la que intentan dar respuestas a las preguntas que nutren el espectáculo.
Una charla informal después de la función nos hace suponer que el equipo trabajó en conjunto para intentar responder a las preguntas que se hacen Emmanuelle, Audrey, Stan y Denis. Eso se traslada a que creamos en las dudas de los personajes y en sus respuestas provisorias. Esto es relevante porque estamos ante una obra que aborda temas medulares de la propia práctica teatral. Y en sintonía con la lógica de esas interrogantes, el equipo las traslada a la platea. Para eso los personajes salen a la vereda de la Verdi, caminan entre las butacas e invitan al público a subir al escenario.
Jugando con otro sentido de la palabra “ensayo”, se puede pensar en este espectáculo como una reflexión sobre los límites y las posibilidades del arte. Una reflexión que se rebela ante el escepticismo y que nos invita a seguir buscando respuestas.
Ensayo. En la sala Verdi de jueves a sábados a las 20.00, domingos a las 17.00. Entradas $ 500 en boletería y Tickantel. 2 x 1 para suscriptores de la diaria.