Muy resumidamente, Feud: Capote vs. The Swans –la segunda temporada de Feud, la serie antológica creada por Ryan Murphy– está basada en la tormentosa y peculiar relación del novelista estadounidense Truman Capote con un grupo de damas de la alta sociedad neoyorquina durante los años 60 y 70. La acción de este drama, con dosis de humor retorcido arrancado de la más común de las condiciones humanas, sucede en el apartamento del escritor, grandes salones de fiesta, y La Côte Basque, un fino restaurante que se hizo realmente conocido luego de una picardía del escritor, publicada en las páginas de la revista Esquire en noviembre de 1975.

La serie cuenta con ocho episodios y está basada en el libro Las mujeres de Capote: una historia real de amor, traición y el canto del cisne para una época, de Laurence Leamer. El siempre llamativo Gus van Sant lleva adelante la dirección de seis de los ocho capítulos, y el elenco de cisnes es un enjambre de estrellas de Hollywood: Naomi Watts deslumbra como Babe Paley –la preferida de Truman–, Diane Lane es la astuta Slim Keith, Chloë Sevigny, la ambigua CZ Guest, y Calista Flockhart, la peligrosa Caroline Lee Radziwill. Por su parte, Demi Moore interpreta a Ann Woodward, otro tipo de cisne.

El resto de los rubros –como la fotografía y el guion– de esta entrega televisiva se encuentra en un buen criterio estético y narrativo, de principio a fin de la historia; pero sin la excepcional y entretenida actuación del actor británico Tom Hollander, en la piel de este nuevo y desfachatado Truman Capote, el programa sería un filtro de Instagram sin fondo.

Ahora, la banda de sonido es una maravilla. Está compuesta en su mayoría por piezas incidentales de piano y cuerdas, firmadas por Julia Newman. Thomas Newman se hace cargo del tema principal, y para lo mejor conviene estar muy atento. Cada capítulo es una invitación a descubrir joyas orquestales, románticas, hippies y de melódico internacional, perfectamente ubicadas en el mobiliario emocional de esta serie, algo oscura.

A continuación, sin spoilers, un destaque para cinco momentos musicales de gran elegancia.

“Let’s Stick Together” (Bryan Ferry)

Amanece, luego de una madrugada pesada para caer en alguna cuenta. Aún dominado por su adicción a las bebidas alcohólicas, Truman decide que podría terminar con el problema si arroja el contenido de todas las botellas que tiene en su casa, de una sola vez, al inodoro. Contento con la mágica solución, vuelve fresco a su rutina. Se pone a cocinar, mientras escucha “Let’s Stick Together” de Bryan Ferry, baila y piensa que no fue para tanto, nada que no se pueda solucionar con una buena comilona del Día de Acción de Gracias, que le permita encontrarse de vuelta con sus amigas preferidas. En el episodio 2, “Agua en sus venas”.

“El lago de los cisnes”

La serie regala, por lo menos, tres grandes escenas, y todas tienen como coprotagonista a Jessica Lange, como Lillie Mae Faulk, la madre del autor de A sangre fría.

Truman se queda hasta el final y un poco más de la velada. Es el anfitrión y organizador de una distinguida fiesta de máscaras en un palacete alquilado, sale varias veces a la pista, baila solo y acompañado, o se va detrás de la barra, mientras lo mejor y lo peor del jolgorio es registrado por un documentalista. Truman se pelea y se amiga con mucha gente, con su madre es otro asunto. En la escena final, la música de “El lago de los cisnes”, de Chaikovski, despeja el tenso humo del drama y acompaña a la perfección la coreografía de esta pareja, de sublime actuación. En el episodio 3, “Mascarada 1966”.

“Crazy”, de Willie Nelson, por Patsy Cline

Durante un buen tiempo, Truman Capote y el cineasta Albert Maysles son íntimos amigos. Para sorpresa de muchos, el escritor transcurre el pasaje amistoso sin pudrirla. Maysles es uno de tres directores, al frente de un documental sobre la vida del escritor.

Le sigue la cabeza en sus habituales destinos: una fiesta, otra fiesta, las casas de sus amigas, su apartamento; su cámara se mete en la intimidad de la aristocracia neoyorquina y en la soledad casera del novelista. Puede que hayan tomado una copa de más, arranca la madrugada cuando suena “Crazy”, una balada de 1961, escrita por Willie Nelson e interpretada por la cantante Patsy Cline. El escritor, a punto de caer muerto, baila en los brazos de Maysles, luego de un rato de bromas y malicia argumental sin censura. “Esta es mi arma secreta”, confiesa Truman. “Las saco a bailar una canción más; al final de la noche, sus esposos no lo quieren hacer”. Maysles es el primero en dormirse. También en el episodio 3.

“Eres tú” (Mocedades)

Lo que viene después de muchas pifias es la recopilación, y el encuentro, con alguien dispuesto a escucharlas. En esta ficción inspirada en la realidad ese sujeto es el novelista James Baldwin.

Entre fantasmas, Truman larga la lengua durante largas horas. Comparten la barra de un bar y suena brevemente “Eres tú”, del mítico grupo español Mocedades; Truman lanza las postales más prohibidas de su disco duro. En la secuencia de tropelías caen todas y todos, con torpeza y sin vergüenza, y los momentos de descorche vuelven vívidos, sin una gota de tristeza. A la acción le va perfecto la lujuriosa base rítmica “How long”, un tema de la banda británica Ace, incluido originalmente en su disco Five-A-Side, editado en 1974. En el episodio 5, “La vida secreta de los cisnes”.

“I’m Gonna Go Fishin’”, de Duke Ellington, por Mel Tormé

Caroline Lee Radziwill fue un ícono de la moda, una actriz y escritora que también podía sacarse cartel como hermana de Jackie Kennedy Onassis. La versión de Calista Flockhart contiene una crueldad que resulta insoportable a la vista. Por suerte está Truman para diluir autorías y culpas a cualquier hora del día. Como tantas veces, el escritor ofrece su desinteresada ayuda a una de sus amigas. En una mesa contra la pared, fuman al unísono y se ríen del resto de los comensales, incluido el esposo de Caroline y su nuevo amorío. Mientras traman y resuelven un negocio a la vez, el jazz picante e ingenuo de “I’m Gonna Go Fishin’”, de Mel Tormé, incluido en el disco I dig the Duke, I did the count! (1962), acompaña un tutorial que explica cómo envenenar maridos con una inyección de nicotina detrás de una oreja. En el episodio 8, “Perdón fantasma”.

Feud: Capote vs The Swans. En Disney+. Playlist pública en Spotify.