“Miguel del Arco me envió, a fines de 2011, veinte folios en los que Helena de Troya hablaba en primera persona”, cuenta la actriz Carmen Machi en el prólogo de la edición en libro de Juicio a una zorra. El dramaturgo español tenía libertad para escoger cualquier personaje del universo grecolatino, conforme al encargo del Festival de Teatro Clásico de Mérida, y plasmó su versión del mito de Helena de Troya en una pieza de una hora que Machi estrenó al pie de la muralla de la Alcazaba.

El espectáculo original tuvo muchísima repercusión y llegó a presentarse en Montevideo en 2015. Al año siguiente, Susana Groisman tramitó los derechos para ponerse en la piel de aquella mujer que, más allá de su legendaria belleza, ofrece una perspectiva alternativa de su historia.

Esta semana se conocerá un nuevo montaje de Juicio a una zorra, que la uruguaya María Dodera dirigió en Lima, con la actriz peruana Cécica Bernasconi.

“Generalmente, cuando hago una obra que se ha hecho antes o que hay películas, inclusive, prefiero no verla hasta después, porque de alguna manera te puede influenciar. Es como una cábala para saber hasta dónde puedo llegar”, dice Bernasconi.

“Esta es una obra contemporánea, que trae muchos temas que siguen pasando hoy en día respecto a la mujer, porque en esta versión Helena de Troya es una mujer que ha sido violada, usada. Fue un pretexto de los poderosos para iniciar esta guerra. Aquí, Helena es una mujer que decide brincar al escenario a contar su versión, con sus propias palabras y con su propio sentir”, agrega la actriz.

A su vez, comenta acerca de sus expectativas con el público montevideano: “Ojalá les guste, tengo mucha curiosidad, porque es muy interesante ver en cada país cómo lo van tomando. Yo creo que en el arte las nacionalidades en realidad no existen. Me parece muy bonito mezclarlas: la obra que es de Miguel del Arco, español, María Dodera que es uruguaya y yo que soy peruana, que venimos de diferentes escuelas, de diferentes vivencias, de diferentes culturas y eso a la hora de trabajar me parece extraordinario. Nos enriquecemos mutuamente y es un trabajo que se disfruta”. En ese nexo también figura la vestuarista uruguaya Florencia Rivas, que reside en Lima y es parte de esta producción.

Bernasconi conoció a Dodera cuando la uruguaya hizo unas funciones de Slaughter en el Teatro de Lucía, que pertenece a la familia de la actriz. Bernasconi proviene de un entorno de artistas: su padre brilló en las artes visuales y su madre fue “una primerísima actriz de la época de oro del teatro”, que además tuvo una sala de 500 localidades. El Teatro de Lucía, un espacio de poco más de 100 butacas, funciona desde hace 13 años.

La carrera de Bernasconi, entre el teatro, el cine y la televisión, entre Lima y México, donde vivió una década, entre el terrorismo, los apagones y la resistencia del teatro, está ahora más centrada en las tablas. “He hecho televisión a la par, pero no me he metido en un proyecto de ir a grabar todos los días porque sería una locura. Una vez hice Fausto en el Teatro Municipal y grababa dos novelas a la vez y me volví loca al final”, admite.

La actriz está feliz de haberse cruzado con Dodera: “Ustedes tienen una joya. María es una directora de primer nivel. Podría estar dirigiendo en cualquier parte del mundo. Es extraordinaria. Hace dos años estuvo en Lima con Slaughter y me gustó su vuelo como directora, y de las diez palabras que crucé con ella entonces, me pareció muy accesible, muy simpática. De ahí pasamos al Whatsapp y de ahí buscando obras para hacer, y me contó que estrenaba Perro muerto en tintorería y vine a Uruguay a conocerla. Cuando vi la obra dije: 'Esta es una directora que pasa el límite, totalmente, sin ninguna vergüenza. Va adelante y si puede cachetearte como espectadora con lo que estás viendo, te va a cachetear, y eso me pareció rebelde'”.

A Bernasconi la intimidaba entrar a escena desde el público, pero “no hubo manera” de convencer a Dodera de la contrario. “Me daba pavor y en cada función siempre me da pavor. Pero por todo lo demás, hemos probado, hemos sacado cosas. Ha sido una un proceso muy lindo porque ella es una directora que te deja ser. Te deja estar, te deja caer, te deja darte un golpe contra la pared. Es muy abierta para eso. Y cuando ya sabe que no va, te lo dice, obviamente”.

Su Helena de Troya no es rubia. En algún momento se evaluó que Bernasconi se tiñera, quizás incluso de blanco, pero inmediatamente lo descartaron. “¿Por qué tiene que ser rubia? O sea, o por qué tiene que ser morena. Tanto para un lado, para otro. Es lo de menos Puedes hacerla como quieras”, opinó.

Recepción con aclaraciones

Después de la función del jueves, a las 21.30, está programado el conversatorio “Desmontando a una zorra. Puntos de vista y apuntes de dirección a cargo de la directora y del crítico teatral Ernesto Olesker”. El viernes también habrá un debate al terminar la obra: “Juzgan a todas”, moderado por Mercedes Martín, con la participación de Patricia González, Flor de María Meza, Mariana Olivera y Suka Acosta.

En Perú también organizaron foros, tanto en la primera como en la segunda temporada. “Aunque no lo creas, soy algo timidona”, dice la actriz, como escudo para contar que apenas se sumó a uno de esos encuentros. “No hubo problema con el tema de la mujer empoderada, porque creo que la gente está hoy en día muy familiarizada con el concepto. Pero de pronto había que aclarar un poco qué era mitología, si alguien no ha leído La Ilíada o no tiene mucha idea de qué está viendo. Por ejemplo, me han dicho ´yo no sabía que Helena de Troya era alcohólica`. A mí me parte de risa. En el hall del teatro había un QR para que más o menos tengas una idea de lo que vas a ver”, dice.

La recepción de la obra en Lima dejó conforme a la actriz: “A pesar de ser un país machista, ha tenido muy buena acogida. Solamente tuve problemas con el diario más conocido del Perú, El Comercio, porque el título les pareció tal vez fuerte, porque se podría decir que Juicio a una zorra es Juicio a una puta. Por ese aspecto no quisieron entrar a un acuerdo de descuentos para sus suscriptores. Hay esa cosa todavía: que el periódico más importante del país, a pesar de poner todas mis obras siempre en suscripción, dio un paso atrás por el nombre de la obra. Pero me parece muy interesante hacer este tipo de obras en estos países. Hay que hacerlo. Es una necesidad, uno no puede dar un paso atrás porque una sociedad se asuste por poner zorra”.

Este es el segundo monólogo que encara Bernasconi, después de La extravagancia, de Rafael Spregelburd, que hizo en dos temporadas, en 2012 y en 2017: “Es un reto hacer un monólogo. No es fácil. Todo el peso va sobre el actor, sobre la actriz, pero es liberador también. Para mí, al menos”.

Juicio a una zorra. Del miércoles 8 al sábado 11 a las 20.30 en el Auditorio Vaz Ferreira del Sodre (18 de Julio 1790). Entradas $ 600 en TickAntel. 2 x 1 para la diaria.