En la mañana de este martes se conoció la noticia del fallecimiento del periodista y publicista Jackie Rodríguez Stratta. Tenía 75 años y se mantenía activo en sus labores, al frente de su clásica sección del informativo central de Canal 10, Subrayado, y de su taller interactivo de cine, en el que daba rienda suelta a su talento narrativo, cargado de historias propias y ajenas sobre Hollywood y sus artistas que acumulaba desde la niñez.
Sus padres fallecieron cuando tenía entre 4 y 5 años. Lo crio una abuela, contaba, que acentuó su hábito cinéfilo, en salidas permanentes y hasta en funciones de trasnoche, por la nutrida avenida de salas en el Centro de Montevideo. “Siempre me debatí entre el análisis y la promoción de las películas”, confesaba en una entrevista con la diaria.
Comenzó su carrera como periodista y crítico de cine en el diario El Día y la radio Oriental, aunque su vínculo profesional con el séptimo arte había arrancado en una agencia de publicidad en la que de pronto se encontró con la tarea de contar de forma atractiva los detalles de los estrenos de la cartelera uruguaya.
No le faltaron críticas de colegas periodistas, pero sostenía que, en vez de conflictuarlo, disfrutaba de su doble condición de promotor y periodista, aunque aclaraba: “Yo no hago críticas en la televisión, hago un informe periodístico: cuento de qué se trata la película y con cierta sutileza dejo entender si me gustó o no, y veo que el sistema funciona. El lenguaje que había antes en la televisión para comentar cine era muy duro. Siempre digo que yo no me defino como crítico cinematográfico, me defino como periodista cinematográfico”.
En la televisión arrancó en Canal 4, siguió en Canal 5 y fue célebre la dupla que conformó con su colega Yamandú Marichal –también fallecido este año– en el ciclo Detrás de la pantalla. Luego llegó a Canal 10, recorrió los grandes festivales del mundo con Galas del cine y siguió ininterrumpidamente hasta el viernes pasado en Subrayado, donde hizo popular su frase “en varias salas”.
Como promotor de la industria trabajó para los más grandes sellos estadounidenses, como Metro Goldwyn Mayer, en su propia agencia de representación local. Desde allí organizó estrenos, como mínimo, fuera de lo común, destinados a películas como Terremoto, King Kong o El gran Gatsby, para el que había imaginado “coches de época llegando al cine Metro, alfombra roja en toda la vereda y actores vestidos de época”.
De todas las estrellas cinematográficas a las que conoció, junto a su socia y esposa, Esther Cañas, fallecida hace dos años, siempre hacía notar la calidez de Tom Hanks, que lo reconoció en un posterior encuentro. En su taller interactivo participaron, entre muchos otros, Mirella Pascual, Alfonso Tort y Noelia Campo. Consideraba a Whisky, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, la gran película del cine uruguayo.
Su gusto más pronunciado estaba destinado a los westerns, y últimamente había recomendado entre sus preferidas la comedia ¿Qué pasó ayer?: “Es un clásico del caos. Hay tigres, aparecen Mike Tyson y un bebé en el baño. Conocí a sus intérpretes y mandaron saludos a Uruguay”, relataba.
Desde hace años tenía la costumbre de almorzar tarde en el bar El Gaucho, donde además convidaba a sus invitados, casi siempre ubicado en una de las mesas del fondo, contra una ventana. “Solamente quiero decirle que lo veo mucho y que debe ser una de las personas más queridas de Uruguay”, le escuché decir, sándwich caliente y refresco de por medio, a una de sus muchas admiradoras.