Las empresas que gastan miles de millones de dólares en el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial (IA) enfocadas al mundo del entretenimiento y el público general tienen una tarea en las que se les va la vida: crear la necesidad en la audiencia antes de que los inversores dejen de inyectar dinero y decidan apostar por otra industria. Quizás por eso, en estos últimos meses, con la burbuja en su máxima expansión y todos los balances en rojo, surgen titulares (o gacetillas de prensa que se convierten en titulares en la dictadura del clic) que buscan instalar la conversación, tanteando las aguas, en especial, entre aquellos grupos humanos cuyos empleos estarían en peligro.

El más reciente de estos globos sonda (que de lejos son como burbujas) ocurrió en el Festival de Cine de Zúrich, llevado a cabo entre fines de setiembre y comienzos de octubre. Allí, la actriz y comediante neerlandesa Eline van der Velden, fundadora de la productora Particle6, presentó a una colega: una “actriz” (nótense las comillas; se viene un montón) de IA llamada Tilly Norwood, que “atrajo la atención de múltiples agentes de talentos”.

La “trayectoria” de Norwood había comenzado meses antes con la creación de sus propias páginas en diferentes redes sociales. Van der Velden contó que a comienzos de año todos le dijeron que sería un fracaso, pero que para mayo el discurso había cambiado a “necesitamos hacer algo con ustedes”.

“Cuando lanzamos a Tilly la gente nos decía: ‘No, eso no va a pasar’, y ahora estamos por anunciar qué agencia la representará en los próximos meses. Así que todo está cambiando, y afortunadamente las personas están comenzando a ver la luz”. Tal vez se refiera a la luz al final del túnel de la creatividad: “Las personas se están dando cuenta de que la creatividad no tiene que estar limitada por un presupuesto”. Ya volveremos a esto.

El 30 de julio se había presentado en Youtube el primer sketch “protagonizado” por Tilly y generado 100% por IA. Allí se bromeaba sobre esta clase de tecnología, se ofrecían ideas para series de televisión e incluso se presentaba a posibles “intérpretes”, como la versátil actriz que casualmente se presenta como “la chica de al lado”, más allá de que se ve y se escucha como una más de las innumerables presencias hegemónicas que alimentan la maquinaria de Hollywood, y que, de paso, encaja en la fantasía horrible de la mujer ingenua.

“Podré ser generada por IA, pero estoy sintiendo emociones muy reales en este momento. ¡Estoy tan emocionada por lo que se viene!”, le hicieron decir a Tilly a propósito del sketch. “Queremos que Tilly sea la próxima Scarlett Johansson o Natalie Portman”, agregó Van der Velden, quien en su cuenta de LinkedIn dice que “la era de los actores sintéticos no está ‘llegando’: ya está acá”.

La reacción ante el desembarco de Tilly Norwood no se hizo esperar entre quienes auguraron la llegada del fin del arte (“no está ‘llegando’, ya está acá”) y quienes ya la eligieron como su actriz favorita y se hicieron preguntas sobre su virginidad. Todo por el clic. Van der Velden tuvo que salir al cruce de las críticas y escribió: “A aquellos que expresaron su enojo por la creación de mi personaje de IA, Tilly Norwood, les aclaro que ella no es un reemplazo del ser humano sino un trabajo creativo; una obra de arte. Como muchas formas de arte anteriores a ella, sirve para generar conversación y eso en sí mismo demuestra el poder de la creatividad”.

“No veo a la IA como un reemplazo de las personas, sino como una nueva herramienta, un nuevo pincel. Así como la animación, los títeres o el CGI abrieron nuevas posibilidades sin quitárselas a la actuación en vivo, la IA nos ofrece otra manera de imaginar y construir historias”, afirmó la humana Van der Velden. El problema es que Hollywood está en manos de los mismos accionistas anónimos dispuestos a irse y apostar por otra industria (de lo que sea), y ya se comporta como un algoritmo que recoge nuestros gustos y los transforma en “contenido”. Y de todas las conversaciones generadas por Eline y Tilly se queda con las de reemplazar puestos de trabajo ante la posibilidad de reducir costos.

Los actores y actrices lo saben muy bien. Tanto, que en 2023 se sumaron a una huelga histórica comenzada por los guionistas en busca de un trato económico justo, y donde ya se hablaba de la práctica de generar réplicas digitales de los extras. En el acuerdo final entre los sindicatos y los estudios se incluyeron cláusulas que impiden la utilización de imágenes, voces o actuaciones replicadas de actores sin consentimiento previo y explícito... pero la Norwood jamás dará un “no” por respuesta.

Así que el sindicato de actores SAG-Aftra salió a marcar la cancha. “Para ser claros: ‘Tilly Norwood’ no es una actriz, es un personaje generado por un programa de computadora que fue entrenado con el trabajo de innumerables intérpretes profesionales, sin permiso ni compensación”, escribieron en un comunicado. “No tiene experiencias en las cuales basarse, no tiene emociones y, por lo que hemos visto, la audiencia no está interesada en ver contenido generado por computadora desconectado de la experiencia humana. No soluciona ningún ‘problema’, sino que crea el problema de utilizar actuaciones robadas para dejar sin trabajo a los actores, poniendo en peligro su sustento y devaluando el arte humano”.